CODA o la aventura de crecer

Por Regina Derbez

 

En la 94a edición de los premios Oscar, la película CODA fue galardonada como “Mejor película”. Que uno esté de acuerdo o no con la decisión de la Academia estadounidense de las Artes y las Ciencias Cinematográficas es un asunto para otra ocasión. Sin embargo, esta película trajo a mi mente, con el personaje de Ruby Rossi, de 17 años, una de las experiencias por la que todo joven atraviesa: la separación de la familia cuando empieza a crecer.

 

CODA (siglas de Child of Deaf Adults / niña de adultos sordos) es la historia de Ruby, cuyos padres y hermano mayor son sordomudos. La trama nos inserta en la vida diaria de esta familia, que se dedica a pescar y vender su mercancía. La chica también trabaja con ellos por la mañana, antes de ir a la preparatoria, y juega un papel muy importante porque, al ser la única oyente, los demás dependen de su labor de intérprete. Es como si ella fuera el puente que une al mundo con su particular familia.

 

Se podría decir que su modo de organización mental es endogámico, donde “todo queda en familia”. En la película, es claro que los Rossi son una familia del tipo “muégano”, en las que hay poco espacio para que los integrantes se relacionen con el mundo de afuera. Es así como se han organizado: al compartir la discapacidad, han quedado aislados y se han acostumbrado a vivir de esta manera, quizá porque era lo que necesitaban para sobrevivir en este mundo de oyentes. Algunas escenas nos transportan a su universo endogámico, por ejemplo, cuando ven Tinder en familia y discuten sobre el tipo de chica al que Leo debería invitar a salir. No hay límites que los separen, por el contrario, se funden en una masa bien amalgamada.

 

Es Ruby, la protagonista, la que empieza a romper la barrera endogámica. El quid de la película está en cómo podrá abandonar su lugar familiar para salir al mundo y hacer su propia vida, una vida rica sin su familia.

 

Durante casi dos horas, somos testigos de las vicisitudes de la familia Rossi. Vemos cómo Ruby —aun cuando de niña sufrió burlas de sus compañeros de escuela, pues hablaba como quienes viven con alguna condición que afecta su capacidad auditiva— consigue transitar hacia la exogamia (relacionarse con el mundo fuera de lo familiar) y trascender el núcleo familiar; inicia simbólicamente este camino al entrar al grupo de coro, donde descubre que tiene una voz bellísima. Su profesor de canto la entrena y, en poco tiempo, participa en un concierto escolar, donde la conmueve ver que el don que posee es solo suyo, pues su familia nunca lo podrá disfrutar.

 

Ruby se hace de un camino propio con sus capacidades de oyente y de hablante, pero su hermosa y especial voz le permitirán dejar su lugar familiar y acceder al mundo. Era de esperarse la resistencia de la familia intentando retenerla. Finalmente, ella persiste en defender su derecho a ser ella misma para continuar, así, su desarrollo sin quedar atrapada en la endogamia.

 

Esta cinta del género coming-of-age nos muestra el crecimiento de una adolescente que se aleja del seno familiar para salir al mundo, con los naturales y complejos afectos de pérdida, culpa, duda y alegría. Complace ver que los Rossi, finalmente, logran aceptar que Ruby siga su camino.

 

En CODA, la incapacidad auditiva familiar explica y justifica, hasta cierto punto, su funcionamiento muégano. Sin duda, la película romantiza e idealiza a la familia unida. No obstante, es mucho más sano el adolescente que se encierra en su cuarto, por ejemplo, a ver Tinder, que el que hace de eso una dinámica familiar. El joven debe marcar límites con sus padres para poder crecer y hacerse de una vida propia. Si Ruby no hubiera tenido el valor para salir de ahí, le habría esperado una vida distinta, menos rica.

 

Es posible apreciar en muchas familias justificaciones diversas para su “pegoteado” funcionamiento. En la vida, es importante que cada uno logre ser quien es, pero para que eso suceda es necesario distanciarse de lo que uno ha sido. Sin duda, los Rossi se enfrentan a un enorme reto al perder a su traductora auditiva, pero vale la pena romper el plácido equilibrio para que el crecimiento sea posible.

 

 

 

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