Síntomas neuróticos y cómo atenderlos

Por Conrado Zuliani

El sueño, el lapsus, el acto fallido y el síntoma neurótico son algunos de los modos en que algo de la verdad del sujeto se muestra de manera velada, disfrazada; verdad acerca de los deseos sexuales infantiles que han sido amordazados por el trabajo de la represión. Represión y retorno de lo reprimido constituyen las dos caras de una misma moneda, siendo el síntoma una particular modalidad de aquello.

Freud, en lo tocante a la dirección de la cura habla de desandar el camino por el cual el síntoma se constituye, labor de fragmentación inversa al trabajo de la condensación. Así es que en Los Caminos de la Terapia Analítica[1][1], trabajo de 1919, dice: Los síntomas y las manifestaciones patológicas del enfermo son, como todas sus actividades anímicas, de naturaleza compuesta. Los elementos de esta composición son, en último término, mociones pulsionales. El método de interpretación de los sueños que Freud homologa al de la interpretación del síntoma neurótico supone la fragmentación del texto del contenido manifiesto en cada uno de sus elementos. Recorrer el camino inverso al de las condensaciones producidas por la elaboración onírica. Este es, a mi entender, uno de los puntos centrales de la operación que el analista lleva a cabo.

En la clínica de las neurosis, el trabajo será la puesta en circulación de los representantes amordazados por el trabajo de la represión. De ahí que el método tienda a producir ese “desandar” el camino mediante el cual el síntoma –o cualquiera de sus formaciones análogas– se constituye; labor fragmentante que apunta a lo pulsional, último término de las cadenas asociativas. En este sentido, la histeria le ofrece a Freud la oportunidad de creación de un método terapéutico absolutamente solidario con el modo de funcionamiento del aparato psíquico neurótico: es allí, en sus condensaciones, que sus materiales se ofrecen al trabajo de fragmentación del análisis.

Aquello velado y a la vez revelado por el síntoma será puesto en palabras tanto por la interpretación del analista como por el trabajo asociativo del paciente. Trabajo interpretativo que tiene siempre como horizonte el mundo fantasmático reprimido; escenario que aloja al deseo, fundamento del síntoma.

[1] Freud, Sigmund, “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica” Amorrortu. Buenos Aires, 2003. p.156

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