¿Por qué es necesario dialogar sobre los diagnósticos en el ámbito psicoanalítico?

Por Gabriela Turrent

Los diagnósticos en psicoanálisis se expresan con diferentes vocabularios, según el marco conceptual que se toma como referencia; funcionan como hipótesis imaginativas que nos orientan en el diseño de estrategias terapéuticas, la manera en que es posible conducir la exploración del mundo psíquico y alertarnos sobre las dificultades que podríamos encontrar en el trabajo psicoterapéutico. Aunque los diagnósticos son una gran herramienta para delinear el trabajo analítico, es necesario dejarlos de lado y adentrarse en el análisis del vínculo transferencial en cada una de las sesiones, para intentar acercar al paciente a sus motivaciones y conflictos inconscientes.

En psicoanálisis, no hay lineamientos directivos para realizar las entrevistas de evaluación diagnóstica, sin embargo, los primeros encuentros con el paciente son de vital importancia porque, al estar cargados de emociones, fantasías y expectativas, permiten realizar descripciones provisionales sobre su funcionamiento mental. Las preguntas que plantea el psicoanalista durante las entrevistas no buscan conocer los hechos de la realidad fáctica, ni introducir temas o proponer soluciones; su participación se traduce en posibilitar que en la entrevista aparezcan la historia subjetiva y las expectativas de quien acude en busca de tratamiento psicoterapéutico.

Al mismo tiempo que concede el despliegue de la personalidad, el analista inicia una tarea de evaluación clínica que no se agota en la clasificación nosológica, pues quien ejerce esta profesión reconoce que los síntomas que conforman los trastornos mentales son expresiones inespecíficas y superficiales de conflictos psíquicos profundos, los cuales solamente son comprendidos a la luz de la personalidad en su totalidad.

En los primeros encuentros con un potencial paciente, el terapeuta observa la conducta manifiesta tanto para detectar los signos y síntomas que conforman los principales cuadros patológicos, como para tomar consciencia de los aspectos de la personalidad que no se están transmitiendo en palabras, sino que son expresados por medio de movimientos corporales, actitudes, cambios en la entonación o reacciones fisiológicas cómo calor, necesidad de orinar, etcétera. El psicoanalista y el psicoterapeuta de orientación psicoanalítica escuchan las dificultades actuales, la historia del desarrollo, las expectativas que el consultante tiene sobre el tratamiento, sin atender a los datos objetivos. Analiza los sueños, la transferencia (el vínculo emocional) que prevalece en las entrevistas y las reacciones emocionales que experimentó frente al consultante, buscando adentrarse en sus conflictos, fantasías, identificaciones y vínculos significativos. Durante los primeros encuentros, el analista no interpreta, sino que observa, recolecta información clínica, identifica si al paciente realmente le beneficiaría un tratamiento psicoterapéutico y busca diseñar estrategias de tratamiento adecuadas a las necesidades de cada paciente.

En psicoanálisis no existen manuales diagnósticos ni términos únicos para describir fenómenos psíquicos. Al escuchar al consultante, el analista evoca su experiencia clínica y las teorías psicoanalíticas que ha estudiado, recurre a diversos conceptos psicodinámicos, (relación de objeto, conflicto edípico, mecanismos defensivos, por citar algunos) para intentar dar sentido a las observaciones clínicas y reacciones transferenciales. Independientemente de las teorías y conceptos que el elija para formular impresiones diagnósticas, es necesario que estas funcionen a manera de mapas que orienten en la investigación de la realidad psíquica y faculten discriminar la severidad de los padecimientos psicológicos. En este sentido, las propuestas de diagnóstico estructural de Otto Kernberg (organizaciones neuróticas, fronterizas y psicóticas de personalidad), así como las aportaciones de psicoanalistas como Wilfred Bion, Joyce Mcdougall y André Green entre otros (funcionamientos neuróticos y no neuróticos) resultan muy relevantes. Las proposiciones diagnósticas de estos autores permiten discriminar los diferentes niveles de organización psicodinámica, sugieren alternativas de tratamiento distintas para cada tipo de funcionamiento, plantean estilos interpretativos y alertan sobre posibles dificultades en el trabajo clínico.

Los diagnósticos en psicoanálisis buscan revelar el funcionamiento psíquico y delinear las rutas generales de tratamiento; sin embargo, no están escritos en piedra; cambian y se complejizan a medida que avanzamos en la exploración psíquica. Los diagnósticos brindan la capacidad de generar hipótesis preliminares sobre el funcionamiento mental del paciente, sin embargo, es importante reconocer que son conjeturas parciales y provisionales, pues el conocimiento profundo de la personalidad y las motivaciones inconscientes del paciente sólo llegan a lograrse mediante el análisis del vínculo transferencial en cada una de las sesiones.

En el Encuentro científico “Diagnósticos y vocabularios psicoanalíticos. Narrativas”, conversaremos sobre la especificidad y utilidad de los diagnósticos en nuestra disciplina. Mediante el relato de diversas viñetas clínicas, dialogaremos sobre la manera de realizar valoraciones psicodinámicas que permitan detectar las manifestaciones transferenciales iniciales y sirvan como punto de partida para diseñar estrategias interpretativas que favorezcan el conocimiento de la realidad psíquica. Asimismo, dialogaremos en torno a la importancia de los diagnósticos en nuestra disciplina, reconociendo de antemano que solamente en el análisis profundo del vínculo transferencial, el psicoanalista puede intentar comprender las motivaciones inconscientes que conforman la complejidad de la personalidad.

 

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