La represión vista desde el psicoanálisis

Por Ittamar Hernández Sánchez

 

La represión es un concepto fundamental para la historia del psicoanálisis (Freud, 1914/2012a). Fue, durante largo tiempo, la pieza que explicaba el funcionamiento de la neurosis. En sus investigaciones acerca de la histeria, Freud comprendió que existe un conflicto entre dos fuerzas psíquicas, donde una representación intolerable para el sujeto, por el motivo que fuese, tiene que ser expulsada de la conciencia. Mediante la aplicación de una fuerza constante, la representación queda “reprimida”, relegada al inconsciente, donde no puede perturbar más al sujeto.

            Por supuesto, la operación es siempre fallida, pues la representación busca, también de manera constante, retornar a la conciencia (Freud, 1915/2012b). Así es como se producen los síntomas neuróticos, que se comprenden en psicoanálisis como formas en que lo inconsciente ha logrado burlar la censura impuesta por la represión. El síntoma es una forma velada, disfrazada, en la que un contenido reprimido puede retoñar y satisfacerse.

            El objetivo original del psicoanálisis, el de “hacer consciente lo inconsciente”, implicaba “levantar” la represión. Mediante la terapia analítica, el neurótico revela poco a poco el sentido del síntoma, que, al ser comunicado por el analista, puede acceder a la conciencia. Por supuesto, esto es una tarea ardua, pues el síntoma está “sobredeterminado”, es decir, está ligado a muchos significados y representaciones reprimidas (Freud, 1905/2011). Descifrarlo requiere de paciencia y perseverancia, tanto por parte del analista como del analizante.

            Por si esto fuera poco, Freud describió al menos tres niveles distintos de la represión (Laplanche, 2012). En sus investigaciones y reflexiones en torno a la especie humana, consideraba la posibilidad de que, al levantarse del suelo, y, por lo tanto, perder el contacto cercano con los excrementos, se habría llevado a cabo una primera represión, misma que cargaría la especie entera con el correr del tiempo. Esta sería la represión en sentido filogenético. Los otros dos niveles apuntan al individuo. Uno en sentido “orgánico” en el que una fuerza biológica empuja al individuo a reprimir algunas representaciones a lo largo del desarrollo, y el último en sentido psicológico, referente a las dinámicas de conflicto que llevan a la formación de síntomas.

            Además, en un inicio, Freud utilizaba el concepto de represión para describir todo “esfuerzo de desalojo” de las representaciones. Sin embargo, más adelante, ante la observación de las distintas estrategias utilizadas por cada uno de sus pacientes, cambió el término general de “represión” por el de “defensa”. La represión pasó, entonces, a ser un método particular, entre otros tantos, para la defensa contra las representaciones intolerables.

            Después de Freud, otros psicoanalistas han descrito una gran cantidad de mecanismos defensivos que aparecen desde el inicio de la vida. El uso de estos mecanismos produce dificultades, patologías más graves que la neurosis. En palabras de Anna Freud (1992):

el yo de este niño que ha resuelto sus conflictos mediante la represión, con todas sus secuelas patológicas, vive en paz. Padece secundariamente los efectos de las neurosis a que la represión le somete. Pero —al menos dentro de los límites de la histeria de conversión y de la neurosis obsesiva— ha logrado vencer sus angustias, depone sus sentimientos de culpa y satisface sus ideas de castigo. (pp. 57-58)

En la clínica actual, los analistas están pendientes del uso de todos los mecanismos defensivos. Los síntomas histéricos, tal como los describieron Freud y sus contemporáneos, son ahora muy escasos. Con todo, aún podemos observar la presencia de la represión. Los olvidos, los lapsus o equivocaciones en el lenguaje, e incluso los sueños nos hablan de los contenidos reprimidos que están tratando de comunicarnos el sentido inconsciente de los sufrimientos de los pacientes. Además, entender la represión en un sentido amplio, nos permite estudiar y comprender el resto de los mecanismos defensivos.

 

Bibliografía

 

Assoun, P. L. (2006). Figuras del psicoanálisis. Prometeo Libros.

Freud, A. (1992). El yo y los mecanismos de defensa. Paidós.

Freud, S. (2011). Fragmento de análisis de un caso de histeria, en Obras Completas, vol. 7. Amorrortu, pp. 1-107. (Original publicado en 1905).

Freud, S. (2012a). Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico, en Obras Completas, vol. 14. Amorrortu. pp. 1-64. (Original publicado en 1914).

Freud, S. (2012b). La represión, en Obras Completas, vol. 14. Amorrortu, 2012, pp. 135-152. (Original publicado en 1915).

Laplanche, J. (2012). El après-coup. Problemáticas VI. Amorrortu.

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