Heridas narcisistas. Cuando la depresión se debe al amor propio

Por Mariana Cisneros Verde

 

El narcisismo es un concepto que se utiliza cada vez más en el lenguaje cotidiano. Con frecuencia, se emplea para referirse a personas que solo piensan en sí mismas y en sus necesidades. Sin embargo, en psicoanálisis esta noción es más profunda.

 

En 1914, Freud publicó el artículo Introducción del narcisismo, texto pilar del psicoanálisis. Ahí, plantea que el narcisismo es una etapa del desarrollo en la cual la libido está depositada en el yo. Es decir, la energía mental y la satisfacción están orientadas hacia sí mismo, y corresponde a un momento constitucional de la vida donde predomina el sentimiento de grandiosidad. “His majesty the baby”, dice Freud para explicar que es un periodo donde el bebé es un ser perfecto ante los ojos de los padres. Con el tiempo, es natural que el infante vaya dejando a un lado tal sentimiento conforme enfrenta las frustraciones de la vida —cumpliendo ahora reglas y prohibiciones—, como que la madre regrese a sus actividades, ya no colocando al hijo en el centro de su existencia.

 

Aquel momento de grandiosidad no se abandona del todo, pues queda resguardado en el yo ideal. Freud (1923/1992b) piensa que el superyó tiene la función de medir y evaluar al yo con el ideal. Esto quiere decir que constantemente nos estamos comparando con aquello a lo que aspiramos ser, de acuerdo con los ideales que introyectamos.  En la mente se almacena el ideal de perfección, cada logro o meta que alcanzamos nos acerca a ese ideal y nos genera un sentimiento de satisfacción. Sin embargo, cuando no es así, surgen sentimientos depresivos.

 

Kohut es un psicoanalista que dedicó gran parte de su obra al estudio del narcisismo. Él está de acuerdo en que su consolidación es fundamental para el desarrollo emocional, pues a partir de este se forma la identidad. El autor plantea que el self está formado por la introyección de dos objetos, a saber: el “self grandioso” y la “imago parental idealizada”. El primero resguarda ambiciones y metas, representa al propio yo idealizado. Es necesario que los padres idealicen al bebé para que pueda construir su identidad. El segundo objeto resguarda los ideales que se anhelan alcanzar. A su vez, es fundamental que el infante idealice a papá y mamá, ya que así tendrá aspiraciones que se introyectan como la imago parental idealizada. Dejar de idealizar al self y a los padres es un proceso gradual, pero constitucional para la formación de la personalidad. Kohut plantea que las personas que no logran consolidar del todo el narcisismo dependen de otros que las idealicen, o bien idealizan a otros para mantener su equilibrio narcisista.

 

Una herida narcisista implica contactar con el dolor de no conseguir lo que aspiramos ser. Esta puede aparecer por una pérdida, si no nos sentimos lo suficientemente buenos, capaces o especiales. Una explicación de la depresión tiene que ver con la tristeza que surge ante la devaluación del propio yo. Bleichmar propone diferenciar si la depresión narcisista implica ideales difíciles de alcanzar que provocan que el yo se viva pequeño e insuficiente, o bien si el yo está tan devaluado que la persona no se siente capaz de conseguir sus aspiraciones, por más sencillas que sean. En cualquiera de los casos, el narcicismo está en juego.

 

Todos atravesamos por este tipo de heridas, por ejemplo, cuando no somos el centro del mundo para el otro, al darnos cuenta de que no somos perfectos, al equivocarnos, etcétera. Sin embargo, cada persona reacciona de acuerdo con los recursos emocionales que tiene. Cuando no se es capaz de sobreponerse, los estados depresivos —que pueden variar en intensidad, pero implican un estado de tristeza, sentimiento de minusvalía, pérdida de interés por el mundo y sentimientos de vacío— se pueden instalar. Estos pueden cesar cuando se logra recuperar el equilibrio narcisista; por ejemplo, si perdió a una pareja, consigue otra; o si fracasó en un proyecto, rápidamente emprende otro. Un proceso terapéutico es la mejor vía para poder comprender nuestros conflictos.

 

Referencias

 

Freud, S. (1992a). Introducción del narcisismo. Obras completas. (vol. 14, pp. 65-98). Amorrortu editores. (Obra original publicada en 1914).

 

Freud, S. (1992b). El yo y el ello. Obras completas. (vol. 19, pp. 1-66). Amorrortu editores. (Obra original publicada en 1923).

 

Kohut, H. (2015). Análisis del self, el tratamiento psicoanalítico de los trastornos narcisistas de la personalidad (2ª ed.). Amorrortu editores.

 

Bleichmar, H. (1996). La depresión, un estudio psicoanalítico. Nueva Edición.

 

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