Las neurosis: sus rasgos y síntomas

Por Gabriela Turrent

Las neurosis son un grupo de padecimientos psicopatológicos conformados por un amplio rango de síntomas y rasgos de carácter que revelan la presencia de deseos y conflictos inconscientes. Aunque los síntomas y características de personalidad que conforman los trastornos neuróticos parecen enigmáticos, su estudio profundo y minucioso permite revelar aspectos íntimos de los seres humanos.

En la vida cotidiana, el término neurótico se utiliza para referirse a personas que muestran problemas constantes en las relaciones interpersonales y tienen dificultades para tolerar los problemas comunes. Llamamos neuróticos a quienes tienen reacciones emocionales desproporcionadas, son irritables, tienen preocupaciones constantes respecto a la salud y muestran dificultades para prosperar.

En 1777, William Cullen describió una serie de trastornos sensoriales y motores causados por enfermedades del sistema nervioso que se presentaban sin inflamaciones, fiebres ni lesiones estructurales, y los denominó neurosis. En 1905, Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, estableció que los padecimientos neuróticos tienen un origen psicológico y son resultado de las dificultades que los seres humanos encontramos para conciliar las exigencias de la realidad, la conciencia moral y los impulsos sexuales y agresivos.

La presencia de aspiraciones contradictorias dentro de la mente puede manifestarse a través de sensaciones de angustia y síntomas depresivos. La ansiedad en los cuadros neuróticos se expresa mediante sensaciones generalizadas de aprensión e incertidumbre que pueden experimentarse físicamente como tensión muscular y hasta dificultades en la respiración. Los síntomas depresivos pueden ser resultado de heridas en el amor propio, aparecen cuando las cosas no salen como esperamos o nos enfrentamos a separaciones o a rechazos.

Es común deprimirse un poco cuando se viven rompimientos amorosos, despidos y enfermedades. En las neurosis, los sentimientos depresivos, se expresan a través de sensaciones de tristeza, impotencia, desesperanza y culpa, que no alcanzan niveles graves, como sucede, en cambio, en las depresiones psicóticas, en las que son frecuentes la dificultad para hacer las actividades diarias, las autolesiones o los reproches delirantes.

La búsqueda de satisfacción de los deseos sexuales que permanecen en el inconsciente genera conflictos psíquicos que pueden traducirse en neurosis o problemas en el carácter. En las neurosis prevalecen sensaciones de ansiedad e incomodidad que pueden estar acompañados de síntomas en apariencia inexplicables, como masturbación compulsiva, sentimientos de culpa generalizados y dificultades para disfrutar los encuentros sexuales, por citar algunos.

En los problemas de carácter los conflictos entre las exigencias amorosas y hostiles inconscientes se expresan en la personalidad, volviendo problemáticas las relaciones interpersonales. Cuando los conflictos psíquicos se expresan en la manera de ser, no hay sensaciones de incomodidad o angustia, porque se atribuyen los problemas a los otros: la pareja, los amigos o los compañeros de trabajo. Una persona que tiene un conflicto de rivalidad inconsciente con su padre y desarrolla un problema de carácter desplaza los sentimientos de competencia y desafío en sus representantes: maestros, jefes y autoridades, e interpreta que sus problemas para seguir las reglas o respetar horarios los provocan las actitudes autoritarias de los demás.

Freud definió tres tipos de neurosis: histérica, fóbica o de angustia, y obsesiva, cada una con un funcionamiento psíquico, rasgos de carácter y síntomas específicos.

El carácter histérico en la mujer suele manifestarse a través del deseo de generar impacto visual y emocional. Las mujeres histéricas pueden arreglarse de manera llamativa, tener reacciones dramáticas o teatrales y dan la sensación de no poder controlar sus deseos y sentimientos. Arman relaciones clandestinas con maestros, compañeros de trabajo. En muchas ocasiones tienen dificultades para tener orgasmos y disfrutar de las relaciones sexuales. En los hombres, el carácter histérico se manifiesta por actitudes de superficialidad, dificultades para lograr aspiraciones, infidelidad, relaciones secretas. Son comunes problemas para sostener la erección e impotencia, que no pueden explicarse por factores orgánicos.

Algunas neurosis histéricas se acompañan de síntomas físicos inespecíficos y sin causa médica aparente, por ejemplo: sensaciones de adormecimiento, dolores musculares, dificultades para mover brazos y piernas sin que existan lesiones o enfermedades que pudieran haberlas causado. En momentos en los que podrían erotizarse o experimentar emociones muy intensas, es común que las personas histéricas presenten sensaciones de mareo, náuseas o cansancio.

El carácter fóbico se expresa en actitudes generalizadas de temor e inseguridad que se traducen en inhibiciones y dificultades para alcanzar logros. Las personas con este tipo de rasgos de personalidad tienen dificultades para tomar riesgos o hacer viajes. Suelen estar acompañados por familiares y pueden mostrar dificultades para romper rutinas. Las personas con un carácter fóbico restringen sus actividades para evitar las dificultades cotidianas. En otras palabras, desplazan a las eventualidades de la vida diaria los temores generados por sus propios impulsos inconscientes. Una mujer prefería organizar todas las comidas familiares en su casa para evitar salir a restaurantes, porque corría el riesgo de ser asaltada o intoxicarse.

En las neurosis de angustia es común encontrar fobias (miedos desproporcionados e ilógicos ante situaciones específicas) y conductas de evitación que tienen como objetivo no exponerse al objeto que simboliza sus temores inconscientes. Personas que tienen miedo a volar o transportarse en elevador pueden rechazar oportunidades laborales para no tener que enfrentar las situaciones que los perturban.

Las personas que presentan un carácter obsesivo suelen ser meticulosas, ordenadas, buscan planear y anticiparse a cualquier dificultad. Refieren que estas actitudes pueden ayudarlos a ser eficientes y productivos, sin embargo, el análisis profundo de estos rasgos de personalidad revela una necesidad por controlar las emociones que podrían acercarlos a conflictos o fantasías que permanecen en el inconsciente. Por ejemplo, anticiparse a los problemas y buscar soluciones por uno mismo puede servir para no ponerse en contacto con las emociones que puede despertar la dependencia en los vínculos emocionales.

Las obsesiones se caracterizan por pensamientos que se imponen de manera obligatoria, generando la sensación de que no puede hacerse nada para evitarlos. Un hombre, cada vez que entraba a su casa, no podía dejar de pensar en que tenía que desinfectarla. En las neurosis obsesivas son también comunes las compulsiones, caracterizadas por una imperiosa necesidad de realizar acciones que parecen sin sentido. Una mujer sentía que para estar tranquila y descansar tenía que deshacer y hacer la cama varias veces al día. Las obsesiones y compulsiones funcionan como defensas contra ansiedades, emociones o pensamientos que podrían sentirse como peligrosas o desestabilizantes.

Las neurosis, a través de síntomas y rasgos de carácter, expresan de manera simbólica y un tanto deformada los deseos y fantasías que no satisfacemos en la realidad, pero que permanecen en la mente de manera inconsciente. El conocimiento de los conflictos inconscientes mediante el psicoanálisis y la psicoterapia psicoanalítica permite disminuir la ansiedad, cuestionar y cambiar los rasgos de carácter, eliminar los síntomas y tener un conocimiento más profundo de uno mismo.

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