Sobre el encuentro científico «Ser psicoanalista. Continuidades y cambios»

Por Celia Leiberman

El título de este encuentro se refiere a una identidad nueva que es necesario adquirir para practicar el psicoanálisis, incluyendo a los terapeutas que deseen atender con psicoterapia psicoanalítica de apoyo o de esclarecimiento.

 

El entrenamiento y la práctica del psicoanálisis conformarán, si son auténticos, nuevas capas de esta identidad, no solo profesional, sino también personal. El mundo que nos rodea se percibe a través de vivencias modificadas desde nuestra realidad interna, no como una realidad en sí misma.

 

El ejercicio del psicoanálisis implica vivir procesos identificatorios con los analistas que nos atendieron, con los autores que preferimos porque tienen valores importantes para nosotros y con los supervisores cuyo enfoque, conocimientos y aptitudes personales nos agradan. Todas estas transformaciones enriquecen nuestra vida profesional y, simultáneamente, nuestros estados emocionales.

 

El encuadre —tema que desarrollará el maestro Víctor Ruiz— ofrece a los pacientes un clima de estabilidad, la capacidad de tranquilizar sus ansiedades y ayudarlos a progresar emocionalmente. Sobre esta base, cada uno de ellos imprimirá en la transferencia sus propios conflictos y ansiedades para que el terapeuta les ofrezca interpretaciones que les den significado, dentro de un vínculo emocional que se va construyendo entre ambos. Así, se establecen la transferencia y la contratransferencia en la pareja terapéutica.

 

El resultado es que nuestra propia vida se vuelve, a mi parecer, más interesante. Nos permite un enriquecimiento emocional. Nos hace sentir que podemos ser útiles a muchas personas, pues las ayudamos a vivir mejor.

 

Las ideas hasta aquí propuestas nos pueden orientar, por ejemplo, para entender el tema del tratamiento psicoanalítico virtual que estuvimos obligados a realizar por la reciente pandemia. Este sí permitió que los pacientes continuaran sus procesos en momentos de ansiedad y desconcierto.

 

El psicoanálisis —creado por Sigmund Freud— dio lugar, a partir de 1935, al desarrollo de nuevos aspectos teóricos y clínicos. Por ejemplo, Melanie Klein y la inclusión del psiquismo temprano; Jacques Lacan y su teoría del inconsciente estructurado como un lenguaje; y la Psicología del Yo, que estudia principalmente las funciones del yo desde la segunda tópica de Freud. A partir de estas escuelas o esquemas referenciales, se formaron teorías psicoanalíticas que agregaron nuevas perspectivas de comprensión clínica y técnica.

 

Al correr de los años, estos grupos psicoanalíticos dieron lugar a otros, que volvieron a imprimir cambios en la comprensión del psicoanálisis: Margaret Mahler y los autores mahlerianos; Heinz Kohut con una comprensión distinta de los conflictos narcisistas; Otto Kernberg y otros que trataron de ampliar la aplicación del psicoanálisis a pacientes más graves, que llamaron borderline o fronterizos; Donald Winnicott y el grupo postkleiniano (Wilfred Bion, Donald Meltzer, Esther Bick, Hanna Segal, Betty Joseph, entre otros); y André Green en el panorama psicoanalítico francés, combinando ideas winnicottianas con otras, principalmente de Bion.

 

El surgimiento de cada nuevo enfoque produjo, en muchas oportunidades, la desaparición de esquemas referenciales anteriores. El grupo mahleriano ya no existe, pero, de cierta forma, seguimos recibiendo “pacientes mahlerianos”, por mencionar a los que consultan cuando se rompen sus vínculos simbióticos y quedan expuestos a ansiedades de desintegración. En la Clínica del Centro Eleia vemos muchas pacientes, sobre todo mujeres, con esta patología.

 

También Freud —creador de la teoría y el método psicoanalíticos— persiste como base del psicoanálisis. Sin embargo, algunos de sus conceptos principales son traducidos a nuevos lenguajes y denominaciones más acordes con modelos científicos contemporáneos.

 

Nuestra idea es que se pueden usar, simultáneamente, diferentes partes de todos los esquemas referenciales para el tratamiento de pacientes neuróticos y fronterizos. En las sesiones, seguimos los contenidos mentales de cada paciente como si fuéramos detectives. El tema no es encontrar al culpable, sino descubrir las complejas redes de conflictos inconscientes que producen sufrimiento mental y ansiedad. Existen modas en las teorías psicoanalíticas; todo enfoque teórico tiene una parte de la verdad del funcionamiento mental, pero no toda.

 

En este encuentro, Alejandra Fueyo, actriz de teatro y psicoterapeuta psicoanalítica, nos explicará cómo entiende las similitudes y diferencias entre el lenguaje artístico y el psicoanalítico. Cuando vemos una película, un cuadro, escuchamos una canción, leemos un poema o asistimos a una obra de teatro, vivimos una experiencia intensa más allá de las palabras concretas. Tiene que ver con las sensaciones que despiertan en nosotros las notas, los colores, la cadencia y ritmo de la voz, el movimiento, o cualquiera de los lenguajes artísticos.

De estos y otros temas interesantes conversaremos en el encuentro científico «Ser psicoanalista. Continuidades y cambios».

 

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