¿Quién es Herbert Rosenfeld?

Por Marta Bernat

 

Herbert Rosenfeld (1910-1986) fue un psiquiatra y psicoanalista alemán que nació en el seno de una familia judía acomodada, de la que fue el único hijo varón. El padre quería que se dedicara al negocio familiar, pero él optó por elegir otro camino. Tras escapar de la persecución nazi, emigró a Inglaterra en 1935, donde revalidó sus estudios, inició su análisis personal con Melanie Klein y realizó su formación en psicoanálisis en la clínica de Tavistock. Era un amante de la cultura, la ópera, el ballet, el teatro, la literatura y el arte. Además, practicaba el tenis con regularidad y gran entusiasmo.

Junto con Hanna Segal y Wilfred Bion se interesa en el trabajo con pacientes psicóticos y realiza importantes contribuciones tanto en la comprensión como en el tratamiento de pacientes esquizofrénicos. Profundizó en el narcisismo, la identificación proyectiva, los fenómenos de la escisión y fragmentación, la transferencia y contratransferencia en la sesión con pacientes graves. Asimismo, descubrió la transferencia psicótica e investigó más a fondo sobre los estados confusionales y el impasse que ocurre en el tratamiento.

Los que le conocieron expresaban que tenía una gran capacidad de escucha y de empatía con sus pacientes, pues utilizaba su imaginación para ponerse en su lugar y comprender sus vivencias desde su postura.

A continuación, voy a mencionar algunas de sus aportaciones:

En sus primeros trabajos habló sobre los estados de despersonalización y confusión que tienen los pacientes psicóticos en consecuencia de la fragmentación y de la identificación proyectiva masiva de las partes del self que se expulsan y se colocan en el objeto, lo que les provocaba estados confusionales insoportables.

Retoma la teoría de Melanie Klein sobre la envidia, y piensa que, cuando un sujeto está dominado por esta emoción, ataca en forma destructiva al objeto bueno, y posteriormente se le dificulta hacer una distinción entre el objeto bueno y el malo. Esto lo deja en un mundo de desolación y a merced de los objetos malignos.

Elaboró una teoría sobre la organización narcisista de la personalidad que se opone a una relación de objeto y hace una distinción entre el narcisismo libidinal y el narcisismo patológico.

 

En el narcisismo libidinal, el sujeto se idealiza a sí mismo en forma grandiosa y siente que todos los aspectos valiosos y que admira del objeto, son suyos y le pertenecen. De esta manera, se pierden los límites entre el self y el objeto o por lo menos se tornan imprecisos. Esta auto-idealización se considera una defensa para no reconocer la separación, es decir, la diferencia entre sujeto y objeto, reconocer su valor y la necesidad y dependencia hacia este.

Depender implica reconocer el valor del objeto, amarlo, cuidarlo y nutrirse de este. El resentimiento y el deseo de venganza surgen cuando el sujeto percibe que lo valioso que percibe en su persona no proviene de él sino de otro.

En la sesión analítica un paciente puede mostrar interés, ser cooperativo, sentir que está en sintonía con el analista y de acuerdo con sus interpretaciones, pero si el analista proporciona una interpretación que le sorprende y lo alivia, esto lo hace tomar contacto de la separación que existe entre ambos, provocándole una gran humillación y una fuerte herida narcisista. La gran interpretación no proviene de él, sino de otro del cual depende para su desarrollo y crecimiento. Esto lo llena de una intensa rabia, por lo que tiene una gran necesidad de atacar y devaluar al analista hasta dejarlo inservible. Esta idealización de sí mismo también se considera una defensa contra la envidia, pues al apropiarse de todas las cualidades del objeto, ya no hay nada que envidiarle, ya que él se ha convertido en ese objeto.

Con respecto al narcisismo destructivo, la envidia es más violenta y hay un intenso deseo de destruir al self y al analista. El sujeto idealiza las partes malas del self.

Rosenfeld, de una forma muy original, las describe como aspectos que forman parte de una poderosa banda mafiosa a la que se recurre para evitar la necesidad y dependencia hacia el objeto nutricio. Estos aspectos malignos que forman parte de esta mafia someten y nulifican a las partes infantiles más vulnerables y necesitadas de la personalidad y evitan la cercanía con este pecho nutricio, prometiendo, en un triunfo maniaco de superioridad, protección y seguridad frente a cualquier adversidad. Por ejemplo, el adicto puede despreciar la ayuda del analista e idealizar la droga como una sustancia que le promete una vida sin penurias y ansiedad. Además, está a su disposición en cuanto la desea. Esto provoca que la parte infantil de la mente se quede atrofiada, sin la posibilidad de crecer y desarrollarse.

Rosenfeld piensa que detrás de estas organizaciones se esconde una fuerza mortal y silenciosa. Esto quiere decir que, cuando las frustraciones y la ansiedad son insoportables, se recurre a la muerte. Así, la muerte es idealizada como una gran solución a todos los problemas. Ello nos puede ayudar a tener una mayor comprensión, por ejemplo, sobre el tema del suicidio. Este autor piensa que, detrás de esta estructura omnipotente, se encubre un superyó envidioso y destructivo.

Las organizaciones narcisistas nos ayudan a comprender patologías más graves, como las adicciones, los trastornos de la alimentación, los trastornos de la identidad, las personalidades borderline, la perversión y la psicopatía entre otros.

En su último trabajo, Impasse e interpretación (1987), Rosenfeld habla sobre la importancia del ambiente real y de las fallas de los cuidados parentales. Si el paciente domina el narcisismo destructivo, puede llevar al tratamiento a un impasse o interrupción. También reconoce que el analista puede tener fallas, y hacer demasiado hincapié en la destructividad del paciente, lo que puede llevar a experimentar un trauma.

Así mismo, menciona la importancia de seguir de cerca el material de la sesión y la relación transferencia-contratransferencia, poner atención a cómo responden los pacientes a las intervenciones del analista y a observar y reconocer sus fallas y actitudes inadecuadas durante la sesión. En cuanto al impasse, Rosenfeld comenta que es importante reconocerlo, abordarlo y elaborarlo.

En resumen, Rosenfeld hizo aportaciones valiosas que han servido como germen para que otros autores contemporáneos continuaran con sus contribuciones al psicoanálisis contemporáneo, como André Green, Ricardo Steiner, Betty Joseph, entre otros.

 

Bibliografía

Couve, C. (2012). Herbert Rosenfeld. Melanie Klein Trust. https://melanie-klein-trust.org.uk/es/writers/herbert-rosenfeld-3/

Steiner, J. (2008). Rosenfeld in retrospect. Essays on his clinical Influence. Routledge.

 

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