Nacimiento y evolución de la psicología como ciencia (Segunda parte)

Por Miguel Eduardo Torres Contreras

Después de que surgió la psicología como una disciplina separada de la filosofía, tal como lo vimos en un artículo anterior, surgieron diversos enfoques psicológicos en un lapso corto, de tal modo que, desde el origen de esta disciplina, no existe la psicología sino las psicologías. Ahora haremos una revisión panorámica de lo que sucedió con tres de las primeras escuelas de psicología: el estructuralismo, el funcionalismo, el conductismo.

El estructuralismo fue la primera escuela de psicología fundada por W. Wundt (1832-1920), padre de esta disciplina, y desapareció prácticamente con la muerte de este en la tercera década del siglo XX. Los principales aportes de esta escuela psicológica fueron la creación de la psicología como una disciplina separada de la filosofía, pues buscó que fuera una ciencia experimental y la posicionó en los ámbitos académicos como un nuevo campo del saber.

Por su parte, el funcionalismo, de origen estadounidense, cuyo precursor fue W. James (1842-1910) y uno de sus autores más importantes fue J. Dewey (1859-1952), buscó indagar cómo funcionaba la mente y para qué le servía al ser humano. En este sentido, retomó la idea darwiniana de adaptación e investigó las funciones de la mente que posibilitan la adaptación del individuo a su ambiente. Esta es una característica propia de la cultura estadounidense, ya que los primeros habitantes provenientes de Inglaterra se concibieron como pobladores que se habían impuesto a un continente salvaje (Brennan, 1999). Sus principales aportes fueron la consolidación de la psicología como una nueva disciplina en las universidades de Estados Unidos, su estudio de cómo funcionaba la mente consciente promovió que el conocimiento psicológico tuviera una aplicación práctica. Sin embargo, el funcionalismo nunca se constituyó como una escuela organizada ni sistemática y desapareció, poco después del estructuralismo. Además, fungió como transición para llegar al conductismo.

El inicio formal del conductismo se dio en 1913 con la publicación del artículo “La psicología como la ve el conductista”, escrito por J. B. Watson (1878-1958). En dicho artículo, Watson niega la existencia de una conciencia interior, de estados mentales y propone la conducta observable como el único y verdadero objeto de estudio de la psicología. Las bases filosóficas de esta escuela psicológica fueron el empirismo y asociacionismo inglés, en otras palabras, afirmaba que el ser humano es un organismo en blanco ‑tabula rasa‑ que recibe estímulos del exterior y aprende a adaptarse al medio ambiente mediante los principios de asociación. Esta propuesta tuvo gran aceptación en Estados Unidos y para la década de los años 30 del siglo XX era una de las principales escuelas psicológicas.

El más célebre continuador de la postura conductista fue B. F. Skinner (1904-1990), quien sostuvo que, si se controlaba o modificaba el ambiente, se controlaba o modificaba la conducta del ser humano. La posibilidad de que haya autodeterminación, libertad o procesos mentales de la consciencia quedó excluida. A pesar de su expansión, el conductismo llegó a su límite porque no logró explicar una gran diversidad de comportamientos y, además, se le tachó de reducir al ser humano a un mero organismo biológico que aprendía o modificaba su comportamiento. La respuesta a tales limitaciones vino de A. Ellis (1913-2007), quien abandonó el psicoanálisis y creó la Terapia Racional-Emotiva-Conductual en 1957. Por su parte, el psiquiatra A. T. Beck (1921) fundó en 1963 la Terapia Cognitiva. De esta manera, ambos autores admitieron que, después de recibir estímulos, en el ser humano surgen procesos cognitivos y emocionales que orientan su conducta en uno u otro sentido. Esto abrió el terreno para la siguiente fase de esta corriente que, actualmente, constituye un amplio espectro de posturas bajo el nombre genérico de terapias cognitivo-conductuales.

En la tercera y última parte de esta serie de artículos, cerraremos con un recorrido por la historia de la psicología de la Gestalt, el psicoanálisis y la tercera fuerza de psicología, que, a pesar de que será un artículo breve, abarcará los aspectos más sobresalientes de cada una de las tres psicologías restantes.

 

Referencias

Brennan, J. F. (1999). Historia y sistemas de la psicología. México: Prentice Hall.

Marx, M. H. y Hillix, W. A. (2007). Sistemas y teorías psicológicos contemporáneos. México: Paidós.

Muller, F. L. (2011). Historia de la psicología. De la antigüedad a nuestros días. México: FCE.

Leiberman, C. y Bleichmar, N. (1989). El psicoanálisis después de Freud. México: Eleia Editores.

Reale, G. y Antiseri, D. (1992). Historia del pensamiento filosófico y científico. Barcelona: Herder. Vols. II y III.

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