Joyce McDougall: vida y obra

Por Raquel Vega

 

Joyce McDougall es una importante psicoanalista de la escuela francesa contemporánea, reconocida por sus aportes a temas como la sexualidad humana, el funcionamiento de la mente y la psicosomática.

Nacida en Nueva Zelanda y de raíces inglesas, vivió con sus padres en una granja al sur de este país. Cuando estuvo en la Universidad de Otago, estudiando la carrera de psicología y realizando actividades en el área teatral, conoció a quien sería su esposo, Jimmy McDougall, y con quien tendría dos hijos. Posterior a la Segunda Guerra Mundial, viajan a Inglaterra, donde ella también tenía, desde tiempo atrás, la idea de analizarse y realizar su formación psicoanalítica.

Comenzó dicha formación como analista en la Hampstead Clinic con Anna Freud y, después de dos años en Londres, se mudó a París con su familia, debido a que su esposo consiguió un trabajo para la UNESCO. Ya instalada en la capital francesa, y en medio de un clima de divisiones institucionales, ingresó a la Sociedad Psicoanalítica de París, donde también fungió como supervisora y didacta.

A pesar de ser una psicoanalista de la escuela francesa, la obra de Joyce McDougall también cuenta con la influencia del pensamiento kleiniano, winnicottiano, poskleiniano y lacaniano. Sus escritos cuentan con una riqueza teórica que siempre va acompañada por múltiples casos clínicos; de hecho, uno puede notar que es la clínica el eje central de las propuestas teóricas que realiza.

Debido a que es imposible sintetizar en unas cuantas páginas la obra completa de esta autora, me enfocaré en las que me parecen dos de sus aportaciones más importantes: las neosexualidades y la psicosomática.

Una de las propuestas más conocidas de la autora en el tema de la sexualidad es el acuñamiento del término neosexualidades, el cual propone para el estudio de las llamadas perversiones sexuales, término que ella consideraba peyorativo. McDougall se interesó en estudiar los distintos elementos que se ponían en juego en los trastornos de la sexualidad, tales como los conflictos inconscientes, las fantasías arcaicas, orales y anales, y las imagos parentales, siempre desde una mirada donde el interés se ponía en el funcionamiento psíquico y no en situaciones externas, socioculturales o morales. 

McDougall entendía las neosexualidades como defensas que ponía en acción la mente frente a ansiedades primitivas. Propone que, lo que el sujeto busca es mantener los límites del yo y evitar la confusión, así como las fracturas de la mente, y poner bajo control las angustias de separación, persecutorias o depresivas por medio de sus prácticas sexuales. En síntesis, las considera como una defensa frente a la psicosis.

En su amplia experiencia con pacientes, pensó en dos niveles de la patología: aquel que llamamos egosintónico, es decir, el que no implica alguna preocupación en el paciente y que, por lo tanto, no es de fácil acceso o cambio, pues esta forma de ser mantiene cierto equilibrio ante angustias muy primitivas; el otro nivel sucede cuando el paciente no acepta el proceso psicoanalítico. Piensa que es importante detectar cuando un paciente no desea emprender el viaje de conocimiento psicoanalítico, lo cual no siempre está relacionado con el nivel de patología.

En cuanto a la psicosomática, McDougall se dedicó a estudiar las reacciones corporales ante estímulos afectivos. Un punto importante es que ella piensa que la investigación de las afecciones corporales no debe reducirse a las enfermedades o pacientes clásicamente considerados como psicosomáticos, ya que cualquier persona es susceptible de somatizar frente a situaciones emocionales que la sobrepasen. Este es un hecho con el que, actualmente, hay un acuerdo unánime, pero que, en su momento, las investigaciones pertinentes estaban enfocadas en ciertas enfermedades o pacientes.

Ella piensa la alexitimia o el pensamiento operatorio no como un rasgo de carácter, sino más bien como una estructura defensiva, que se erige en contra de temores arcaicos o psicóticos. Piensa que la relación temprana con la madre será importante en la etiología de lo psicosomático y que, cuando hay una madre que pone por encima las necesidades propias a las del bebé, este se ve en la necesidad de armar un sistema defensivo. Nota en sus pacientes somatizadores una característica en común, a la cual llama pseudonormalidad, que se refiere a pacientes que se adaptan a su entorno de una forma tan radical que dejan de tomar en cuenta sus necesidades emocionales y corporales, pues hay una desconexión del mundo interno. Básicamente, piensa que lo que la persona no puede elaborar en la mente promueve una especie de cortocircuito en el cuerpo, y esto puede favorecer la aparición de una enfermedad.

Joyce McDougall es una de las autoras más reconocidas en el psicoanálisis. Entre sus publicaciones más importantes, se encuentran los libros: Teatros del cuerpo, Teatros de la mente, Las mil caras de Eros y Alegato por una cierta normalidad. Se trata de una autora interesante que, a través de sus escritos, es capaz de transmitirnos importantes conceptos, experiencias y aprendizajes en el trabajo psicoanalítico.

 

 

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