El superyó en la clínica psicoanalítica

Por Guillermo Nieto Delgadillo

 

En 1923, con la publicación de su famoso ensayo “El yo y el ello”, Sigmund Freud dio uno de los pasos más grandes en sus ya fundamentales contribuciones para la comprensión del ser humano. Su teoría estructural concibió la mente como el resultado de la interacción de tres instancias psíquicas conocidas como: ello, yo y superyó, complejizando así la noción de conflicto psíquico, que derivó en la fundación del psicoanálisis en 1900.

En resumen, podemos describir dichas instancias como: una que contiene todos nuestros deseos agresivos y amorosos, los cuales empujan por ser satisfechos de manera permanente (ello); otra que —dentro de varias otras funciones—, se encarga de tener contacto con el mundo exterior, de la prueba de realidad, de nuestras funciones motoras y algunas cognitivas (como la atención y la memoria), y de mediar entre las otras dos instancias psíquicas y la realidad exterior (yo); por último, una entidad crítica que incluye los ideales y valores más altos de las personas y que, al mismo tiempo, “castiga” al yo cuando estos ideales no son alcanzados, además de protegerlo y aprobarlo si las circunstancias son favorables (superyó). Esta última instancia es una especie de conciencia moral y no exagero si digo que forma una parte fundamental de todo tratamiento psicoanalítico.

Freud ya había descrito dicha entidad mucho tiempo antes, sin el nombre formal de “superyó”, en su libro La interpretación de los sueños. El superyó fue descrito de distintas maneras en Introducción del narcisismo, Duelo y melancolía, entre muchos otros textos, artículos e historiales relevantes de la obra freudiana. Si bien, podría mencionar algunos aspectos teóricos relevantes, en realidad no sería muy útil para el tema que nos atañe en esta ocasión, que es: ¿qué implicaciones tiene el superyó en la clínica con nuestros pacientes? ¿Cómo podemos tener noción de él?

Pensemos, por ejemplo, en un adolescente que llega a tratamiento debido a un nivel de angustia importante porque su desempeño escolar ha disminuido desde que ingresó a la preparatoria. El paciente siempre se ha descrito, con orgullo, como un muy buen hijo y alumno, pero, al mismo tiempo, ha estado tan ocupado con eso que no ha formado un grupo de amigos constante, no sale a fiestas y nunca ha tenido novia ni interés en tenerla, porque lo considera una pérdida de tiempo en su estudio y porque, según él, “sólo los depravados piensan en esas cosas”. Durante el tratamiento psicoanalítico, podemos pensar no sólo en el bienestar que le da saberse tan bueno en todo, sino en el gran sentimiento de culpa que se le origina cuando se queda corto, aunque sea un poco. Se pregunta cómo hay compañeros que festejan cuando aprueban, mientras él se siente el peor cuando saca 8.9 en la escuela.

Conforme pasa el tiempo, dicha culpa y angustia disminuye; comienza a salir con un grupo de amigos y se entusiasma con salir y probar cosas nuevas. Un día, llega muy nervioso a la sesión, comentando que sus amigos se irán a un bar a tomar, pero eso implica volarse un par de clases. El paciente ahora quiere ser considerado popular y buen amigo, pero eso le implica perderse una clase en la que, si falta, sabe que le bajarán puntos. Dos ideales que ahora tiene, y que son muy contrarios, comienzan a chocar y siente que, pase lo que pase, no podrá evitar sentirse culpable. Podemos ver aquí cómo, poco a poco, se da una modificación de los ideales y valores, pero esta instancia conocida como superyó lo pone en serios aprietos, porque siente que tiene que ser perfecto en todo o si no la gente no lo querrá.

Mencioné que el superyó juega un rol fundamental en todo tratamiento psicoanalítico porque, en realidad, lo que hacemos en el consultorio es que, en lugar de juzgar o educar a los pacientes, les hacemos comprender cómo funciona —consciente e inconscientemente— dicha instancia para que, de manera paulatina, se vaya volviendo menos severa[1] y puedan sentirse menos oprimidos. Es tanta la relevancia que el superyó tiene en la mente de todos que puede representar la diferencia crítica entre alguien que simplemente se siente culpable y alguien que comete suicidio, como puede suceder en la melancolía.

Si bien, para Freud (1923/2014) el superyó es el heredero del complejo de Edipo y surge después de éste, a través de las identificaciones de las figuras parentales, en el psicoanálisis postfreudiano existen posturas teóricas y clínicas que difieren en ciertos aspectos. Un ejemplo es lo que afirma Melanie Klein (1928/2016) con su concepto de superyó temprano, mismo que, además de aparecer mucho antes que el superyó freudiano, se encuentra muy relacionado con los montos de agresión que uno tenga dentro de sí. La cualidad del superyó y su relación con el yo es tan importante que implica la diferencia entre una neurosis obsesiva, una melancolía y otras estructuras, como la psicopatía y las perversiones.

¿Por qué hay pacientes que, en cuanto parecen tener un progreso en el tratamiento psicoanalítico, se enferman, caen en algún otro tipo de desgracia o abandonan el proceso psicoterapéutico que tanto les estaba ayudando? Freud (1924/1992) describió este hecho clínico como reacción terapéutica negativa y lo atribuyó a una necesidad inconsciente de ser castigado. ¿Por qué hay personas que parecen repetir, de manera continua, patrones destructivos, ya sea en sus relaciones amorosas, profesionales o económicas? Muchas veces, el superyó —que, cabe señalar, en muy buena medida es inconsciente— juega uno de los papeles principales.

Freud afirmaba, y con razón, que trabajar con este sentimiento inconsciente de culpa es de las cuestiones más difíciles en un tratamiento, e incluso hay ocasiones en las que se puede hacer poco; sin embargo, cuando se puede hacer algo, esto puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una vida más plena y satisfactoria, y una llena de autorreproches y tragedias. El estudio del superyó, su observación y su descripción en la clínica psicoanalítica son temas bastante interesantes que nunca se agotan y que hacen del psicoanálisis una disciplina muy apasionante.

 

 

Referencias:

Freud, S. (2014). El yo y el ello. En Sigmund Freud, Obras completas. Tomo XIX. Amorrortu. (Original publicado en 1923).

Freud, S. (1992). El problema económico del masoquismo. En Sigmund Freud, Obras completas. Tomo XIX. Amorrortu. (Original publicado en 1924).

Klein, M. (2016). Estadios tempranos del conflicto edípico. En Obras completas. Amor, culpa y reparación. (vol. 1). Paidós. (Original publicado en 1928).

 

Notas:

[1] En la psicopatía, la cuestión es muy distinta, pero no profundizaré dicho tema en el presente texto.

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