El sentimiento de soledad durante la pandemia: ¿cómo manejarlo?

Por Andrea Méndez

“¡La desgracia grande de no poder estar solo!…” dice en algún lado La Bruyère, como para avergonzar a todos los que corren a olvidarse entre la muchedumbre, temerosos, sin duda, de no poder soportarse a sí mismos.

Fragmento de “La soledad”, Baudelaire

Desde marzo de este año nos hemos enfrentado a una situación sin precedentes: una pandemia que ha requerido que estemos en confinamiento. Los cambios a los que nos hemos tenido que someter en poco tiempo conllevan un impacto emocional que conviene observar y tratar de comprender, pues en cada persona se manifiesta de manera distinta.

Algunas personas pueden estar más irritables; otras, absortas la mayor parte del día en el trabajo o en el ejercicio; otras hacen como si no pasara nada y no siguen las medidas de cuidado; cada uno vive la pandemia desde su propia historia y su propia mente.

La situación actual ha generado una mezcla de emociones que pueden ir desde el miedo a enfermar o morir, la ansiedad por la incertidumbre del futuro, hasta la sensación de no tener un espacio propio al convivir continuamente con la familia o, al contrario, la sensación de soledad por contactar con menos gente en nuestro día a día.

Sobre el último punto, antes de la pandemia era usual estar en contacto directo con varias personas que forman parte de nuestras distintas esferas, como lo social, lo laboral o escolar y lo familiar, pero ahora esto se ha reducido a vía remota, ya sea por llamada telefónica, mensajes o videollamada, lo que para algunas personas ha traído consecuencias importantes a nivel emocional.

Pero la sensación de estar solos no es solamente consecuencia de no ver en persona a nuestros seres queridos, sino que deriva de aspectos más intrincados. Para Melanie Klein, psicoanalista que acentúa las fantasías inconscientes y la idea de mundo interno para comprender la mente, el sentimiento de soledad no es sinónimo de estar solo, así como estar rodeado de gente no garantiza que uno se sienta acompañado, sino que depende de qué tanto uno tenga en la mente personajes con funciones bondadosas.

Por ejemplo, aunque no esté en el mismo espacio físico que mi mamá, puedo recurrir en mi mente a una mamá que me cuida, que me ayuda a entender que por ahora conviene no salir, pero que al mismo tiempo me calma diciéndome que no es algo que vaya a durar para siempre.

Pensemos en las personas a las que quisimos y valoramos mucho pero que ya no están físicamente con nosotros: puede ser una abuela que me preparaba la comida que tanto me gustaba o algún tío que me enseñó a manejar en medio de una ciudad caótica. Aunque ya no los vea, puedo identificarme con aspectos de esas personas y ahora hacerlos míos, prepararme la comida pensando en cómo lo haría mi abuela, recordando su receta, el tiempo que pasaba con ella, el interés que ponía al cocinar. También estoy por entrar al nuevo ciclo escolar aunque me dé nervios, como cuando aprendí a manejar y tuve que conocer y tolerar todas las emociones que ello implicaba.

Por lo tanto, aunque todos estemos atravesando la pandemia, cada uno de nosotros lo hará y lo vivirá según los personajes que habiten nuestra mente; es decir, cada quien tendrá su propia pandemia. Desde una visión más concreta, puede ayudar seguir en contacto con personas que nos hacen sentir bien, que nos ayudan a cuidarnos. Hay quienes organizan reuniones virtuales cada tanto con la familia o con amigos cercanos, pero sin dejar de lado la importancia de esforzarse por estar bien con uno mismo, disfrutando los momentos que tenemos a solas sin sentirnos solos.

Este trabajo puede hacerse mediante un tratamiento psicoanalítico, donde uno va conociendo cuáles son los personajes que habitan la propia mente y logra entender cómo se relacionan entre sí, así como el modo en que uno se identifica con cada uno de ellos, pues no es lo mismo tener a una mamá que me cuida y calma que un personaje que me deja a la deriva o me persigue.

Actualmente la situación por la pandemia ha aumentado la demanda de tratamientos psicoterapéuticos y existen varias instituciones que están brindando apoyo vía remota. La Clínica de Centro Eleia es una de ellas. Conviene en estos tiempos tener un espacio donde uno pueda hablar acerca de cómo la estamos viviendo.

 

 

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