¿Cómo hablar de sexualidad con los niños?

Por Denise Block

Lo primero que hay que entender es que el universo de la sexualidad humana es muy amplio. Veamos con mayor detalle. Uno de los aportes más importantes de Freud (1905) fue descubrir que los niños tienen sexualidad desde el nacimiento: los bebés llegan al mundo dotados con zonas erógenas susceptibles de sentir excitación desde los primeros momentos de la vida. De manera que los cuidados corporales del recién nacido (el baño, las caricias y los cambios del pañal), así como su alimentación (tanto con el pecho como con la mamila) estimulan estas zonas erógenas (boca, piel, genitales), lo cual genera sensaciones placenteras necesarias para el desarrollo del bebé.

Freud dividió la sexualidad humana en distintas etapas: la primera va desde el nacimiento hasta los cinco o seis años, en la cual, el niño descubre sus genitales y comienza a estimularlos, emplea gran parte de su energía preguntándose por las diferencias entre los sexos y sobre los misterios de la reproducción. Además, los niños desarrollan especial apego por los padres del sexo opuesto y sienten rivalidad por su progenitor del mismo género (Complejo de Edipo).

Luego está el periodo de latencia, que va aproximadamente de los seis a los once años. En ese lapso, se construyen en la mente del niño lo que llamamos diques, los cuales son los responsables del sentimiento de vergüenza, la pena y el pudor. Gracias a ellos, los niños pueden emplear su energía en otras actividades como el aprendizaje, los deportes y la socialización. Esta fase concluye con la llegada de la pubertad (lo que hoy llamamos adolescencia), que funge como puente entre la sexualidad infantil y la sexualidad adulta. A lo largo de ella, comienzan los cambios puberales y se caracteriza por un aumento dramático en los niveles hormonales, así como por un resurgimiento de las fantasías sexuales que se habían reprimido durante la latencia.

Me gusta pensar que los niños son investigadores que continuamente están cuestionando y explorando el mundo que los rodea. Es frecuente que nos hagan preguntas cotidianas como «¿por qué la luna nos sigue?», pero es lógico que, así como cuestionan los fenómenos de la naturaleza, los niños indaguen sobre las características y misterios de su propio cuerpo. Algunas de las dudas más típicas son “¿de dónde vienen los bebés?”, “¿por qué las niñas no tienen pene?”, “¿cómo llegan los bebés a la panza?”. Si tus hijos te han manifestado estas interrogantes, o bien, te agobia cómo contestarles cuando las hagan, te doy algunas recomendaciones:

~ Te aconsejo que la educación sexual sea algo cotidiano, no tienes que esperarte a dar “la gran plática”. Recuerda que la información pertinente y verdadera no trauma, al contrario, ayuda a que el niño calme sus sospechas y ansiedades.

~ Desde que tus hijos estén pequeños, llama las partes de su cuerpo por su nombre, no es adecuado ponerles apodos, ya que estos crean confusiones y malentendidos. Además, les genera la idea de que hay algo malo u oculto con estas regiones del cuerpo. Los nombres adecuados para las áreas privadas son pene, vulva, pechos y ano. Enséñales a que nadie debe tocarlos en estas zonas y aclárales que únicamente sus padres lo tienen permitido, siempre y cuando los niños sean muy pequeños para asearse solos, o bien, cuando requieren una revisión médica y papá o mamá está presente mientras se lleva a cabo.

~ Ante la pregunta “¿de dónde vienen los bebés?” coméntales de manera sencilla que papá introduce su pene en la vagina de mamá, para depositar una semilla llamada espermatozoide que, al juntarse con el óvulo, la semilla dentro del útero de la madre, comienzan a formar un bebé, que necesita estar ahí dentro nueve meses y, cuando está listo, sale por la vagina. Resalta el tema del amor, el deseo y la ternura en este acto entre mamá y papá.

~ ¿Qué hacer frente a la masturbación? Es importante comprender que la masturbación y la estimulación de los genitales son algo normal y saludable, siempre y cuando no suceda en exceso. Si descubres a tu hijo masturbándose, dale su espacio, explícale con amor que todo tiene un tiempo y un lugar, y que esa es una actividad que se realiza en privado. ¡Ojo! La masturbación en exceso es un indicio de ansiedad o de algún otro conflicto, en estos casos es recomendable consultar con un especialista.

~ Los juegos sexuales son muy comunes en la primera infancia (3 a los 5 años), es normal que los niños jueguen a mostrarse los genitales o al doctor, también puede pasar que tengan deseo de darse besos y que jueguen a que son mamá y papá. No debe haber una diferencia de más de tres años entre los participantes. Si los descubres, no los regañes, sino exhórtalos a jugar en el exterior y pídeles que dejen las puertas abiertas cuando tienen invitados.

~ Acerca de los cambios puberales, es importante que les cuentes a tus hijos sobre la transformación que tendrá su cuerpo antes de su aparición. A las niñas háblales de la llegada de la menstruación, ayúdales a que la vean como algo natural y un signo de que las cosas van bien con su desarrollo. Asimismo, es recomendable que a los varones se les hable de las emisiones nocturnas. Ten en cuenta que, en este periodo, los púberes necesitan privacidad para explorar su cuerpo, aquí se vale darles espacio con la puerta cerrada.

~ Estos temas deben ser tratados tanto con papá, como con mamá, porque es importante que los hijos sientan que pueden hablar de estos temas en casa con cualquiera de los dos. Para tener ejemplos claros, te puedes apoyar con libros, existen muchos que proveen buena información e ilustraciones o imágenes para reforzar el mensaje que quieres dar. Aquí te dejo dos recomendaciones:

– Blanco, C. (2012). ¿Qué es esto? La sexualidad explicada para niños. Buenos Aires: Uranito.

– Doménech, M. (2013). Los niños no vienen de París: Cómo y cuándo hablar de sexualidad con tus hijos. Barcelona: Planeta.

Referencias

Freud. S. (2012). Tres ensayos de una teoría sexual. En Obras completas. Tomo VII. Buenos Aires: Amorrortu. (Obra original publicada en 1905).

 

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