Tratamiento psicoterapéutico en las enfermedades físicas crónicas

Por Alma Toledo

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud las enfermedades crónicas son de larga duración y por lo general de progresión lenta. Las enfermedades cardíacas, los infartos, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes son responsables del 63% de las muertes en el mundo. En 2008, treinta y seis millones de personas murieron de una enfermedad crónica, de las cuales la mitad era de sexo femenino y el 29% era de menos de 60 años de edad.

 Los padecimientos crónicos afectan al enfermo más allá de su cuerpo. Las emociones que despierta una condición de este tipo suelen ser intensas, angustiantes y dolorosas. Este tipo de enfermedades implican limitaciones en la vida cotidiana y en muchas ocasiones tratamientos dolorosos. Con frecuencia el dolor físico sumado al emocional puede ser insoportable, lo que lleva a negar la enfermedad y comprometer seriamente el estado físico. Un ejemplo de ello es hacer malas elecciones del médico a cargo o del tratamiento requerido. Saber lo que “debe” hacerse para cuidar la salud no es suficiente. La presencia de conflictos inconscientes, fallas en la simbolización, uso de mecanismos de defensa, entre otras cosas, pueden jugar en contra del paciente y afectar aún más su salud. En algunos casos los beneficios secundarios que pueden obtenerse del padecimiento superan el conocimiento racional del sujeto frente al tema.

La psicoterapia psicoanalítica es necesaria para trabajar sobre los fenómenos inconscientes que vulneran la salud física, ya sea de manera preventiva o como parte del cuidado cuando se presenta el daño al organismo. El psicoanálisis aborda la particularidad de las historias. Establecer perfiles homogéneos entre el paciente y su enfermedad impide conocer el significado que para ese sujeto tiene su estado. Clasificar a los pacientes en “diabéticos” implica una condición médica; sin embargo, aspectos como la personalidad, el carácter y los fenómenos inconscientes se harán presentes más allá de la voluntad de cuidarse; incluso pueden llevar a la presencia de conductas de riesgo.

Algunos ejemplos de los sentimientos presentes pueden ser la rabia por la injusticia de haber enfermado, el dolor narcisista, la culpa por sentir que se hizo algo para merecerlo, la envidia por ver que hay otros que están sanos, la incertidumbre por la evolución de la enfermedad, la rivalidad por vivirlo como un fracaso, el temor a morir, etc. Cada sujeto se enfrentará a múltiples emociones y el trabajo emocional permite que el paciente pueda sentirse sostenido, comprendido y acompañado en una dolorosa tarea.

Quisiera concluir con una cita de Denise Vasse en relación con el sufrimiento: “El sufrimiento de nuestras vidas se evoca siempre a partir de desgarramientos o de disfuncionamientos en el cuerpo o en el espíritu. Las marcas que deja en nosotros la experiencia de desgarramiento son como cortes que nos marcan un ritmo en el tiempo y que nos recortan el espacio. Hacen ‘borde’. El encuentro con la enfermedad, el accidente, la injusticia o la muerte inscribe en nosotros cicatrices cuyo recuerdo refiere la aparición súbita o insidiosa de un dolor físico o moral que ha modificado nuestra posición en el mundo”.

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Referencias

OMS (2020), Las diez principales causas de muerte en el mundo, una lista que varía entre países ricos y pobres. Recuperado de https://news.un.org/es/story/2020/12/1485362

Assoun, P. (1998), Lecciones psicoanalíticas sobre cuerpo y símbolo, Buenos Aires, Nueva Visión.

Freud, S. (2006), Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu.

Vasse, D. (1980), El ombligo y la voz, Buenos Aires, Amorrortu.

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