Sinceridad, engaño y cinismo en la vida personal y social

Sinceridad, engaño y cinismo son actitudes que nos conciernen a todos. En los tiempos actuales, la coexistencia entre verdad y mentira no se diferencia claramente. Estamos inundados por la propaganda y la publicidad; existe una presión por cumplir con el establishment y las relaciones son cada vez más superficiales. Muchas personas pierden el sentido de su vida cuando trabajan para cumplir con un estándar y mostrarse frente a los otros como sabiondos, gente de moda, con poder, fama o popularidad.

Pareciera que hoy en día quien se muestra con desfachatez se convierte en una celebridad. Y al margen de esta vertiginosa forma de ser, uno se pregunta cuál es el espacio que queda para los momentos de reflexión y de convivencia íntima y emocional; cómo puede sembrarse en un niño el estímulo para que pueda llenar de significado sus experiencias, profundizar en sus emociones y tener el constante deseo de conocerse y ser mejor persona; cómo hacer para que un adulto mantenga esa motivación y pueda conectarse internamente con el bebé de su mente que necesita cuidados, con el niño que exige amor, límites y estructura, con el adolescente que requiere aprender de sus experiencias, que necesita tolerar, que debe la vida a sus padres; una persona que puede aceptar, con humildad, que para crecer hay que reconocer a los otros y hacerse responsable de sí misma; que puede entablar una relación de sinceridad con los demás y consigo misma.

Por su parte, las mentiras y el cinismo son la cruel y ordinaria incapacidad para mirar al otro y para reconocerse uno mismo. Aunque las mentiras pertenecen al área de los trastornos mentales, las personas las usan en su vida diaria sin reparar en sus consecuencias. Así, la mentira se presenta en forma de autoengaño, distorsión, tergiversación u obstrucción de la verdad. Se expresa en la apariencia y en la superficialidad, en el secreto, en el control de la información y de la comunicación. El cinismo se caracteriza por la falta de preocupación por el otro, es decir, por una actitud desvergonzada frente a la mentira. Cínico es aquél que comete una falta, pero no se hace responsable por ella; distorsiona los hechos para salir librado y dejar en los otros el malestar o la responsabilidad. Es el político que hace propuestas para el bienestar, pero que se roba el dinero; el adolescente que utiliza a los padres para su beneficio y luego los devalúa; el alumno que copia un trabajo y alardea públicamente de sus “conocimientos”; el vendedor cuyo producto es de baja calidad y lo cobra caro; el profesional que hace daño y se beneficia; el hombre que fomenta una relación para bajarle la novia al amigo y luego se pavonea; el hombre que debe dinero y se excusa, pero se va de viaje. Es el que miente sistemáticamente quien presume de su moral, pero hace lo contrario. Ejemplos no faltan, por lo que hoy se hace necesaria una reflexión seria sobre este tema.

Para adentrarnos en la búsqueda de la verdad es importante evaluar desde qué lugar se construye un vínculo en el que se pueda hablar con sinceridad. Para ello es fundamental tener una actitud de responsabilidad sobre lo que uno quiere aceptar sobre sí mismo y respecto a la intención de relacionarse con los otros. Por esta razón, te invitamos a asistir al Encuentro Científico Sinceridad, engaño y cinismo en la vida personal y social, donde ahondaremos en este apasionante e interesante tema, el cual será en línea el próximo sábado 10 de octubre a las 10 h.

 

 

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