¿Se habla del pasado en psicoanálisis?

Por Ittamar Hernández

 

La caricaturización del psicoanalista lo presenta como un hombre de barba cana, sentado junto a un diván, diciéndole a su paciente: “Cuénteme sobre su madre”. Esto puede darnos la idea de que el psicoanalista está interesado, de manera particular, por el pasado. Pero la realidad es que, en un psicoanálisis, hay una sola regla: “Diga usted todo lo que pase por su mente”. ¿Y qué es lo que viene a la mente? De un modo o de otro, el pasado.

          En las entrevistas previas al inicio del tratamiento, el psicoanalista suele romper el hielo preguntando: “¿Qué le trae por acá?”. El entrevistado, entonces, tiene la carta abierta para explicar, de la mejor manera que pueda, qué lo está haciendo sufrir, es decir, aquello en lo que cree que podemos ayudarlo. Sin duda, tiene un malestar, pero este no comienza en el momento en que el paciente es interrogado, sino que tiene una historia que, generalmente, él estará dispuesto a explicar.

Esta “historia del padecimiento” no es un episodio aislado en la vida del individuo. Se encuentra entretejido con un sinnúmero de relatos que tienen que ver con toda la historia de vida del paciente, aunque todavía no lo sabe en ese momento (Le Poulichet, 1994). Así, el analista explora en las entrevistas la historia del paciente, en busca de algo que brinde luz sobre los padecimientos.

          Al analista también le interesa saber quién es su paciente, pero esta es una pregunta complicada: “¿Quién soy? Soy éste, que viene a verlo; éste, que viene sufriendo; éste, que, en virtud del transcurso del tiempo y de las experiencias pasadas, ha llegado a ser el que está aquí, en este momento”. Una vez más, no hay forma de responder a pregunta tan fundamental más que recurriendo al pasado.

          Por supuesto, algo que también ronda la mente del ser humano es la preocupación por el futuro. Los proyectos y fantasías sobre el porvenir también son frecuentes en el tratamiento. Sin embargo, ya Sigmund Freud (1908/2010) advertía que las fantasías en torno al futuro irremediablemente remiten al pasado, pues se tratan del recuerdo de una satisfacción pasada que ha sido hoy (presente) trasladada al futuro.

          Una vez concluido el proceso de entrevista, el analista ofrece un tratamiento, restringido a un lugar (el consultorio) y un tiempo (tales días de la semana a tales horas, excepto vacaciones y días feriados). El: “Diga usted todo lo que pase por su mente”, más que una regla, es una libertad: “Puede usted venir y decirme lo que sea; yo lo escucharé atentamente y trataré de explicarle lo que observe que podría estar aconteciendo en su mente”. De esta manera, la situación resulta inversa a como la planteábamos en un principio. El paciente, no pudiendo hacer otra cosa con su libertad, hablará sobre el pasado reciente y cotidiano, o bien, sobre el pasado lejano. El analista, por su parte, hará un esfuerzo para traer el pensamiento al presente.

          En el psicoanálisis exploramos el inconsciente por medio de lo que el paciente habla. Quizá viene a tratar de deshacerse de su pasado y puede preguntarse: “¿Por qué tengo que hablar de mi pasado si vengo a cambiar, a ser alguien nuevo para el futuro?”, pero el inconsciente es atemporal. Esto quiere decir que aquello que aconteció en el pasado, sigue ocurriendo en el presente, con un empuje constante, rigiendo nuestras relaciones y nuestro modo de estar en el mundo. Volver a mirar el pasado es una manera de percatarse de aquello que, desde el inconsciente, nos empuja a ser como somos y a hacer lo que hacemos, para que, desde este conocimiento, podamos tomar decisiones nuevas y realmente logremos cambiar.

          En conclusión: ¿se habla del pasado en psicoanálisis? Sí, porque no puede hablarse de otra cosa, o al menos, de algo que no esté relacionado con el pasado. Revisitarlo puede ser una excelente manera de conocer el inconsciente, pero la tarea del analista no es la simple investigación del pasado, sino tratar de mostrar al paciente cómo es que el pasado está vivo y rige la forma de ser del paciente, aun hoy, durante la sesión.

 

 

Referencias:

 

Freud, S. (2010). El creador literario y el fantaseo. Obras Completas (vol. 9), Amorrortu editores, 2010. (Obra original publicada en 1908).

Laplanche, J. (1996). La prioridad del otro en psicoanálisis, Amorrortu editores. (Obra original publicada en 1992).

Le Poulichet, S. (1994) La obra del tiempo en psicoanálisis, Amorrortu editores.

 

 

 

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