Por José Cristóbal Barud Medrano

Iniciar una psicoterapia moviliza emociones mucho antes de hacer el primer contacto con un terapeuta. Por lo regular, existen algunas expectativas acerca de los resultados que se esperan o se piensa en el compromiso de atender la salud mental; incluso existe cierto nerviosismo por abrirse para conversar acerca de uno mismo. Si bien, no se tiene muy claro todavía cómo incidirá la terapia en la vida, la idea de acudir a ella encierra grandes esperanzas. A todo esto, suele abonarse que el malestar emocional genera urgencia, ya que, normalmente, en ese punto se han probado muchas opciones previas que tal vez hayan traído consigo alguna medida de alivio o se vivieron como ineficaces.

La decisión de iniciar una psicoterapia es importante y requiere del acompañamiento de un terapeuta debidamente entrenado, que pueda seguir el paso de quien ha buscado la ayuda y, sobre todo, llevar el proceso hacia un lugar que permita el cambio de fondo y duradero, dentro de una dinámica de trabajo envuelta en la cercanía y la ética.

Desde hace 30 años, Eleia se ha dedicado a atender las necesidades de salud mental de la población mediante un programa de atención psicológica comunitaria. Este ha representado la posibilidad de que alrededor de 4,000 personas al año puedan acceder a una atención en salud mental de primer nivel, ya que los terapeutas de este servicio están cursando un posgrado en psicoterapia o cuentan ya con dichos estudios.

Dado que el plan de Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica de Centro Eleia enfatiza la atención de pacientes, la técnica de trabajo y la formación teórica, se puede estar seguro de que los terapeutas pueden escuchar con calidez y cercanía las dudas e inquietudes de los pacientes al inicio de los tratamientos y que, más adelante, también pueden acompañar la exploración profunda de los conflictos emocionales y de la personalidad, yendo al paso de quien solicita el servicio.

Cada consulta es valorada por un terapeuta entrenado para trabajar específicamente con niños, adolescentes y adultos. Inicialmente, se deben conocer las circunstancias que han conducido hacia la psicoterapia y se decide si el enfoque de trabajo del terapeuta es el idóneo para trabajar la situación actual y sus ramificaciones particulares. Aunque esto toma unas semanas, permite tener un punto de inicio adecuado para cada situación puntual, para la cual puede requerirse otro tipo de enfoque. Esto está fincado en el compromiso con una atención que pone en primer lugar la introspección, la escucha y la cercanía.

Aunque este proceso es un poco más largo que acudir por una solución rápida, por un consejo o por una solución farmacológica como primera opción, la posibilidad de contar con un espacio dedicado a la escucha sincera y a la exploración de las emociones no solo provee beneficios puntuales —como la reducción de la angustia, que normalmente motiva el inicio de muchos tratamientos— sino que también se puede incidir en la posibilidad de trabajar con más gusto, de cambiar condiciones desfavorables por otras mejores, y también de vivir con mayor libertad los vínculos que se tienen en el presente, de modo que los círculos cercanos de una persona también se benefician indirectamente del trabajo terapéutico.

La atención comunitaria de Eleia representa un crecimiento mutuo: los pacientes se benefician del entrenamiento clínico de los terapeutas, mientras que ellos tienen la posibilidad de consolidar un consultorio que puede prosperar y desarrollarse durante muchos años.