Psicoanálisis, literatura y cine

Por Antonieta Rosas

 

La cultura nos ofrece innumerables expresiones artísticas que dan cuenta de las pugnas internas del ser humano y el sufrimiento derivado de ellas, produciendo, en ocasiones, angustia y terror en quienes las contemplan. El cine y la literatura, en particular, nos dan acceso al mundo interno de personajes que, si bien pueden ser ficticios, no nos resultan ajenos en sus conflictos: la animalidad versus la racionalidad, el amor versus el odio, las prohibiciones sociales versus nuestros más íntimos deseos.

 

Una parte importante del trabajo del psicoanalista es ayudar al paciente a reconocer y entender estos conflictos, y el arte literario y cinematográfico pueden ser una herramienta de apoyo útil en este proceso. El mismo Sigmund Freud se auxilió de importantes obras literarias para facilitar la explicación de ciertos conceptos. Tal es el caso de su texto sobre “Lo ominoso” (1919), donde analiza un cuento del escritor prusiano E. T. A. Hoffmann, titulado “El hombre de la arena” (1817).

 

Hoffmann pertenece a una corriente artística conocida como el Romanticismo. Esta se desarrolla durante todo el siglo XIX y su derivado más famoso es el gótico. Ambas corrientes se contraponían al racionalismo normativo de la Ilustración y buscaban la expresión de la imaginación, la fantasía y la subjetividad emocional de los individuos. En el caso del gótico, esto se llevaba al extremo, pues la fantasía daba paso a la presencia de lo sobrenatural, y las excentricidades subjetivas bien podían convertirse en locura.

 

El Romanticismo gótico y la ficción transgresiva del siglo XX son los dos movimientos estéticos que mayor impacto han tenido en el cine moderno, en especial en los géneros del thriller, el horror y el terror (los distingue el elemento de conflicto: en el horror es un elemento sobrenatural, mientras que en el terror es un elemento humano). De hecho, varias películas del afamado director Alfred Hitchcock, así como éxitos taquilleros como Psicópata americano (2000), Trainspotting (1996) y Drácula (1992) están inspiradas en obras de estos dos movimientos.

 

En este curso de cuatro clases abordaremos el tema del terror, la angustia y lo siniestro desde la perspectiva psicoanalítica en diversas realizaciones fílmicas y literarias. El objetivo es entender el modo en que el cine, la literatura y el psicoanálisis se complementan, al ofrecernos sus perspectivas particulares —aunque afines— en torno a la expresión de los conflictos entre la razón y la locura, los deseos y las normas de conducta, y la civilización y la barbarie.

Conoce más del Curso de cuatro sesiones «Psicoanálisis, literatura y cine».

 

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