¿Por qué las clases en línea en Eleia tienen más duración y mayor asistencia? (1a. parte)

(1a. parte)

por María Antonieta Rosas Rodríguez

 

“Era una tarde de verano en la antigua Grecia…” Si son fanáticos de la serie de televisión La teoría del Big Bang, seguro reconocerán la frase. Cuando Penny, la vecina de Sheldon Cooper, un físico teórico que trabaja en el Caltech, le pide a este que le explique el trabajo de su novio Leonard (otro físico teórico), Sheldon comienza remontándose a los orígenes de la ciencia en el periodo helénico. Aburrida, Penny le pregunta si realmente es necesario irse tan atrás en el tiempo, a lo que Sheldon le contesta que si no entiende cómo inició todo, no entenderá nada.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esta anécdota con la educación en línea? Bien, permítanme robarle las palabras al Dr. Cooper:

“Era una tarde de verano en la antigua Grecia” y, en Atenas, los adolescentes varones se encontraban estudiando en las escuelas de la ciudad, llamadas gimnasios. Ahí, los estudiantes de entre dieciséis y dieciocho años aprendían música, matemáticas, astronomía y filosofía escuchando a sus profesores, siendo interrogados por ellos y participando en discusiones públicas.

Durante su infancia, los niños atenienses estudiaban en sus hogares bajo la supervisión de tutores conocidos como pedagogos. Sin embargo, cumplidos los dieciséis años, eran enviados a los gimnasios. Ahí, los estudiantes ejercitaban tanto el cuerpo como la mente, practicando deporte y escuchando las clases que dictaban los maestros de la época sobre filosofía, ciencia y literatura, al tiempo que socializaban con otros jóvenes que bien podrían ser, a futuro, importantes contactos sociales, comerciales, militares o políticos.

Y es que la sociedad ateniense lo tenía claro: si quieres ciudadanos útiles, debes darles una educación. ¿Cómo se educa a una persona? Mandándola a la escuela.

¿Por qué?

¿Por qué son necesarias las escuelas para educar a una persona? ¿Por qué no puede uno aprender, por ejemplo, en la soledad de su hogar rodeado de libros y acompañado de Google?

Por la misma razón por la que los antiguos griegos mandaban a sus hijos a los gimnasios: porque el verdadero conocimiento solo se adquiere producto de escuchar a otros, de interactuar con otros y, en último término, de medir fuerzas (intelectuales) con otros. Constreñido a la esfera de nuestro mundo privado, cualquier conocimiento que se adquiera tiene una cualidad infantil: es ingenuo, débil, limitado, insuficiente y frágil. No se ha enriquecido ni fortalecido bajo los embates de ideas desafiantes o provocadoras ni ha probado su valía ante argumentos contrarios. Tampoco se ha percatado que el territorio de las ideas es una metrópoli y no una isla desierta, que las verdades son pocas y elusivas y que necesitamos de los demás para poder salir de nosotros mismos y ser parte del mundo. 

Ese  es el mundo del que, irónicamente, una pandemia nos ha sustraído desde hace medio año y que se ha vuelto incierto, peligroso y desconocido. En los últimos meses todos nuestros puntos de referencia parecen haberse borrado. De pronto tenemos que aprender nuevas formas de salir a la calle, de hacer la compra, de saludar a los amigos, de platicar con la familia, de trabajar… y de estudiar. Los gimnasios —las escuelas— han cerrado

En un primer momento, cuando la crisis sanitaria comenzó en nuestro país, las tecnologías de la información (TIC) se perfilaron como la respuesta al confinamiento y a la incapacidad de alumnos y profesores de asistir a los centros educativos.

Ahora, con un semestre de experiencia a cuestas, en Centro Eleia hemos aprendido que, si bien las TIC son parte de la respuesta, no son la solución entera, pues, como en aquellos días soleados en la antigua Grecia, la educación sigue siendo una experiencia compleja, dinámica y multifacética a la que sería infantil reducir a la pantalla de una computadora.

Después de todo, parafraseando la célebre obra del pintor belga René Magritte:

 “Esto no es una escuela”

Fuente: @samaranto. (24 de abril de 2020). Recuperado de https://twitter.com/samaranto/status/1253702787671744514

 

Entonces, en tiempos del coronavirus, ¿qué es una escuela? ¿Cómo podemos recrear en la medida de lo posible la necesaria experiencia social y comunitaria de la educación, ya tan importante desde el siglo V a.C.?  Déjame que te platique la respuesta de Centro Eleia en la segunda parte de este artículo.

 

Referencias

Lorre, C., Rosenstock, R. y Holland, S. (Escritores), y Cendrowski, M. (Director). (7 de diciembre de 2009). El experimento gorila. [Capítulo de serie de televisión]. En Lorre, C. (Productor), La teoría del Big Bang. Hollywood, EE.UU.: Warner Bros

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