Permanencias y cambios en la psicoterapia a partir de la pandemia de COVID-19

Por Guillermo Nieto Delgadillo

Desde finales de 2019 comenzamos a escuchar un rumor lejano acerca de una enfermedad viral que estaba causando estragos en China; la causa aparente era la ingestión de animales infectados por parte de la comunidad. Todavía recuerdo la Navidad y el Año Nuevo de ese mismo año cuando, a pesar de sentir empatía por los afectados, veía el problema como algo lejano e improbable para México.

El tiempo fue pasando y, cuando llegó febrero de 2020, pareciera que, de un día para otro, la sociedad mexicana cayó en cuenta de la severidad y la cercanía de la pandemia. Un mes después, se declaró la cuarentena que nos obligó a modificar nuestro estilo de vida de una forma que muy pocos habrían imaginado: hoteles y restaurantes tuvieron que cerrar, el uso del cubrebocas se volvió parte de la cotidianidad y las clases cambiaron de manera repentina a la modalidad en línea.

Estos son algunos ejemplos que también nos hablan sobre cómo ciertas profesiones se vieron afectadas por la pandemia. Los psicoterapeutas, por ejemplo, nos vimos obligados a salir de nuestros consultorios y platicar con nuestros pacientes sobre el futuro (por lo menos temporal) del tratamiento. Tanto pacientes como terapeutas nos encontrábamos ansiosos por la situación, preguntándonos qué implicaciones tendría el cambio de modalidad para una cuestión tan delicada como un psicoanálisis o una psicoterapia psicoanalítica.

Las reacciones de los pacientes fueron tan diversas como mentes existen en el planeta: unos se molestaron mucho y se sintieron rechazados; otros comenzaron con angustias frente a la posibilidad del contagio; algunos parecían muy cómodos con la situación. De forma paulatina, se demostró que podíamos trabajar con nuestros pacientes, siempre que no perdiéramos el objetivo principal del psicoanálisis: la comprensión de las motivaciones inconscientes y la mente humana.

Es cierto que nuestros sentidos han tenido que agudizarse para identificar la irrupción de limitaciones tecnológicas, lo cual ha provocado que el proceso sea más demandante que en el consultorio, pues también debemos poner atención a todo lo que cuentan los pacientes, a cómo lo dicen y qué implicaciones y motivaciones tienen sus relatos. Pero aspectos tan básicos como la neutralidad analítica, la atención libre y flotante, y la detección e interpretación de la transferencia han permitido que muchos tratamientos puedan continuar, a mi parecer, de una forma bastante grata.

Claro que se han dado cambios en lo que llamamos aspectos del encuadre, como el pago de las sesiones o las acciones a tomar en caso de que la llamada o videoconferencia se corte; pero si, como terapeutas, no perdemos de vista la importancia de los guiones inconscientes que rigen la mente humana, podremos ayudar al paciente a comprenderse, incluso ante dichos cambios. Los medios de expresión parecen transformarse, pero el mensaje sigue siendo el mismo.

André Green, psicoanalista francés, distingue los aspectos prácticos (como los honorarios, las vacaciones o la duración de las sesiones) de aquellos como la actitud analítica, la neutralidad y nuestra escucha. Mientras la alhaja (constituida por estos últimos aspectos) pueda permanecer sin alteraciones, el estuche (aspectos logísticos) puede cambiar un poco.

El análisis de los sueños (otro de los pilares del psicoanálisis) parece no haberse visto afectado negativamente por esta pandemia: la vía regia al inconsciente sigue tan vigente como siempre y es nuestro deber el llevar a cabo la mejor labor posible, por medio del estudio, la supervisión y el análisis personal, para que las personas que acuden a nosotros sigan beneficiándose del tratamiento psicoanalítico.

Cuando volvamos al consultorio, seguro tendremos que lidiar con situaciones a la inversa: ansiedades de reencuentro, reajuste de horarios y de formas de pago, entre otras cosas. Pero, si somos capaces de pensar siempre en el inconsciente y la transferencia, estaremos haciendo el trabajo que tanto nos apasiona y para el que nos seguimos entrenando de manera constante.

 

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