La familia como sistema

Por Marcela Villarreal Loor

Cuando mencionamos que la familia puede ser pensada como un sistema, ¿a qué nos referimos? ¿Qué significa “homeostasis” y “transformación” en el contexto de un sistema familiar?, y, ¿cuál es el trabajo que realiza el terapeuta familiar?

La terapia familiar ha utilizado algunos conceptos de la teoría general de sistemas y la cibernética para aplicarlos al trabajo clínico que realiza. Se utilizan ideas como organización familiar, regulación, homeostasis, equilibrio, totalidad, circularidad. Los terapeutas estudian los hechos dentro del contexto en el que ocurren, mientras que su atención está puesta en las conexiones y relaciones, más que en las características individuales de los miembros que forman el sistema familiar. La familia es vista en su totalidad, como una unidad y no se considera como la suma de sus partes: un cambio en cualquiera de sus miembros afecta a todos los demás.

Uno de los aspectos que se ha estudiado en la familia es la tendencia a la “homeostasis”. Pero, ¿qué significa este término y de qué manera ha sido utilizado en el trabajo terapéutico? El concepto de homeostasis fue introducido a la fisiología en 1932 por W. Cannon para explicar la constancia relativa de ciertas dimensiones fisiológicas, por ejemplo, la temperatura del cuerpo que se mantiene constante. Más tarde, esta noción se aplicó a los sistemas: se pensó que hay algunos capaces de compensar ciertos cambios del ambiente, manteniendo una estabilidad relativa dentro de sus propias estructuras.

Esta idea aplicada a los sistemas familiares se puede ver en situaciones donde las familias se enfrentan ante diferentes exigencias que pueden provenir del interior o el exterior ‒es decir, de lo social, del contexto‒ y reaccionan de forma tal que tratan de regresar a la homeostasis perdida. Pensemos en una familia donde la relación entre padres e hijos funciona manteniendo determinadas normas, reglas y estilos de relación, aparentemente cómodos para todos. Cuando la hija mayor entra a la edad adulta, empieza a trabajar, llega más tarde de lo acostumbrado, dedica más tiempo a su vida social, a su pareja; entonces, la madre se deprime, reclama al marido que no exige a la hija que regrese a casa a las horas anteriores, el padre pelea con la madre, los hermanos culpan a la hermana de los disgustos entre los padres, la hija mayor rompe con el novio, cambia de trabajo a uno más cercano a casa y regresan al funcionamiento anterior que tenían: su dinámica se restablece.

Sabemos que una tendencia de las familias es mantener normas, reglas y estilos de relación siempre iguales, por lo que las exigencias que invitan al cambio se topan con fuerzas contrarias a éste, como una manera de conservar el equilibrio homeostático. Esto no quiere decir que “homeostasis” y “transformación” se encuentren separadas. A veces la homeostasis está al servicio de mantener un equilibrio saludable, pero en otras tiende a mantener equilibrios patológicos. “La tendencia homeostática por un lado y la capacidad de transformación por el otro, en cuanto caracteres funcionales del sistema, no son respectivamente algo mejor ni peor” (Selvini, 1975). Ambas parecen indispensables para mantener el equilibrio dinámico dentro del sistema mismo, en un continuum circular.

Hay otro aspecto importante dentro del sistema familiar a tomar en cuenta y es el que se refiere a las formas de relación: ¿Qué se permite y qué no se permite dentro de la familia? El núcleo familiar se autogobierna a través de una serie de reglas que se desarrollan y se modifican con el tiempo a base de ensayo y error. Esto permite a los miembros saber qué se admite y qué no. Toda modificación exige una capacidad de adaptación, es decir, de poder transformar la experiencia vivida en algo que permita continuar con el desarrollo familiar y también que facilite el crecimiento personal de cada uno de sus miembros.

Volviendo al ejemplo anterior, la autonomía de una hija, que abre espacios fuera de la familia, puede traer una oportunidad y no una amenaza a la familia. Los padres empiezan a integrar a la pareja a la familia, lo invitan a los eventos que organizan, tratan de mantener a la hija cercana a través de sus actividades. Esta también es otra manera de recuperar el funcionamiento anterior, por medio de una forma diferente de relación.

Estas reflexiones sobre equilibrio y cambio, homeostasis y transformación, serán ampliamente revisadas a lo largo del Diplomado de Familia, en donde intentamos brindar un espacio para la comprensión de conductas que preocupan u obstruyen el crecimiento, no sólo individual sino también familiar. Uno de nuestros objetivos es brindar herramientas técnicas que puedan ser utilizadas para generar cambios en el tratamiento de familias.

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