¿Hay alta en psicoanálisis?

Por Mariana Castillo López

Una de las inquietudes más frecuentes en los pacientes que inician un tratamiento psicoanalítico se relaciona con la duración de éste: ¿Cuánto tiempo nos llevará esto? ¿Cuándo daremos el análisis por terminado? ¿Para qué tengo que seguir viniendo si ya estoy mejor? Estas y otras preguntas que pasan continuamente por la mente de los pacientes se generan a partir de las expectativas particulares acerca del tratamiento, es decir con lo que espera cada persona de su proceso terapéutico.

El alta psicoanalítica es un tema que ocupa el pensamiento y discusiones de grandes autores, incluso, el mismo Freud dedicó un largo y profundo trabajo para tratar de reflexionar acerca de los alcances del método psicoanalítico. Análisis terminable e interminable fue publicado en 1937, recogiendo en sus páginas la visión del creador del psicoanálisis, a más de 40 años de sus primeras obras. En dicho texto se observa una visión transformada acerca del método psicoanalítico, de la potencia terapéutica del psicoanálisis, de sus alcances y sus limitaciones como sistema de investigación y modelo de comprensión psíquica.

Para hablar de alta es preciso ubicar que tal concepto proviene del campo de la medicina. Al inicio, Freud, por su formación y su herencia médica, se interesó en la eliminación de los síntomas que aquejaban a sus pacientes neuróticos, pero poco a poco, el objetivo del psicoanálisis amplió su campo de batalla, poniendo la mirada en posibilitar un cambio profundo en la estructura y los modos de funcionamiento, que se enlazan en la enfermedad psíquica. Es cierto que, después de Freud, el método siguió su desarrollo aventurándose, por ejemplo, a ocuparse de otro tipo de pacientes que no necesariamente acudían a consulta por un síntoma neurótico. Aun así, la mayoría de los psicoanalistas contemporáneos conservan como válidos los objetivos analíticos dictados por Freud.

Por ejemplo, vemos que, en sus famosos historiales clínicos, Freud consideraba el éxito terapéutico a partir de la remoción de los síntomas, la cual era posible mediante volver consciente lo inconsciente y llenar las lagunas del recuerdo. En el contexto de Freud, los tratamientos eran más cortos, pero se daban con una frecuencia de 5 o 6 sesiones semanales y, con el paso de los años, Freud añadió algunos otros criterios para poder decidir cuándo un análisis está listo para finalizar, como el de si hay o no una mayor capacidad para el trabajo y el amor. Además, se percató de que los conflictos inconscientes no pueden ni deben desaparecer, ya que nuestra mente toma de ellos su vitalidad y resulta imposible erradicarlos.

En muchas ocasiones, los pacientes analíticos tienen la idea de que su tratamiento sería exitoso si pudieran dejar de sentir celos, de competir con otros, de entristecerse al darse cuenta de que no son tan especiales, de enojarse si tienen que esforzarse igual que otras personas, etcétera. Sin embargo, todas estas experiencias son parte de la vida y no es posible dejar de sentirlas, pero sí podemos conocer con mayor profundidad la forma en que funcionamos y detectar situaciones en las que se cuela la sexualidad infantil, para desde ahí entenderlas.

Actualmente, el análisis dura más años, no obstante, algo que ocurre es que, paradójicamente, al avanzar y vivenciar la utilidad del proceso analítico, los pacientes dejan de preocuparse por el tiempo y toman las sesiones de análisis como parte de su vida, por lo tanto, ahora el problema se centra en no querer que el análisis concluya. A pesar de ello, el psicoanálisis es un proceso y, como Etchegoyen (1985) explica con amplitud en su libro sobre técnica, todo proceso tiene un inicio y un fin. La finitud del análisis toma distintas aristas dependiendo de la base teórica que colorea la forma de trabajo, pero éstas coinciden en pensar que el análisis busca un crecimiento mental, cambios profundos en la personalidad, además de poder contar con la capacidad para lidiar con los conflictos inconscientes.

Klein y sus seguidores tienen la idea de que el análisis puede concluir cuando el paciente logre mantener un estado de integración, es decir, que viva las experiencias con la capacidad de contemplar los aspectos buenos y malos, que predominen en él los sentimientos de gratitud y tolerancia hacia los objetos, lo que implica que pueda reconocer y agradecer aquello que los demás aportan a su forma de ser, además de identificarse con la labor analítica, por lo que puede ir adquiriendo una forma de pensar la vida, en la que se considera que las fantasías inconscientes están activas todo el tiempo y tienen un efecto potente en la manera en que experimenta la realidad externa. Otras escuelas, como la francesa, piensan que el psicoanálisis aporta a la búsqueda de la verdad individual.

Algunos pacientes que terminan su proceso llegan a requerir de alguna sesión analítica de seguimiento, por ejemplo, cuando se enfrentan a situaciones fuertes, por lo cual buscan a su exanalista. Es decir, el análisis debe tener un fin como proceso, pero a éste le sigue un periodo de post análisis en el que el paciente reconoce que se trata de una labor inacabada, ya que el conflicto inconsciente es parte de la vida.

Entonces, a manera de respuesta a la pregunta planteada en este texto, el éxito terapéutico conlleva la aceptación y tolerancia de las problemáticas del mundo interno, pero sin duda, el paciente que es dado de alta es una persona diferente, pues logró mejorarse de sus problemas y conflictos internos. Ahora cuenta con un instrumento para su autoanálisis, el cual le durará para el resto de su vida y será capaz de pensar en las ansiedades personales ‑que siempre existen‑, y en las de los demás. Por lo tanto, un análisis puede darse por terminado cuando el analista considera que el paciente ya está provisto de mejores herramientas para hacer frente a sus conflictos, y él está de acuerdo con tal conclusión.

Bibliografía

Etchegoyen, R. H. (1985). Teorías de la terminación. En Los fundamentos de la técnica psicoanalítica (pp. 691-703). Buenos Aires: Amorrortu.

________________ (1985). Clínica de la terminación. En Los fundamentos de la técnica psicoanalítica (pp. 704-713). Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (2012). Análisis terminable e interminable. En Obras completas de Sigmund Freud. Buenos Aires: Amorrortu. (Obra original publicada en 1937).

Compartir: