El psicoanálisis y la salud mental

Por Marcela Barruel Oettinger

La teoría psicoanalítica y el método terapéutico que de ella se deriva fueron creados por Freud a principios del siglo pasado. En un principio, sus investigaciones iban encaminadas curar ciertas enfermedades mentales (principalmente la histeria). Para ello creó una serie de modelos teóricos basados en la existencia del inconsciente; describió el funcionamiento del mismo y su relación con algunos trastornos mentales.

Freud comenzó sus investigaciones desde la medicina. Como médico y de acuerdo a la época, tenía una visión positivista y dicotómica de la salud mental: pensaba que existían personas enfermas o personas sanas. Con su método buscaba eliminar síntomas, basándose en un modelo lineal donde a cada uno le correspondiera cierta causa específica. A medida que fue avanzando en el estudio de la mente, su investigación se hizo cada vez más compleja, llegando a construir un cuerpo teórico profundo y amplio que permite explicar no sólo gran parte de la psicopatología, sino también del funcionamiento mental normal, así como otros fenómenos humanos.

Posteriormente, Freud mismo amplió los objetivos del tratamiento psicoanalítico. Además de la cura de síntomas, él pensaba que gracias a su método se podía, entre otras cosas, hacer consciente lo inconsciente, recuperar recuerdos reprimidos, restaurar la evolución psicosexual y fortalecer el yo. De manera que se harían remitir los síntomas, al mismo tiempo que el sujeto adquiriría mayor capacidad para desarrollarse en otros ámbitos de la vida, como en el trabajo y el amor.

A lo largo de los años que le siguieron, han surgido dentro del psicoanálisis muchas corrientes que tratan de entender diferentes aspectos de la mente y las diversas patologías. Cada una de estas ramas propone tratamientos con distintos objetivos y con métodos que presentan algunas variaciones. Aun cuando sigue siendo relevante para todas las escuelas psicoanalíticas el conocimiento del propio inconsciente y la recuperación de los recuerdos reprimidos, existen otros objetivos que han ganado nueva importancia.

La escuela inglesa, con Melanie Klein como su principal exponente, propone que mediante el tratamiento psicoanalítico es posible acceder a las fantasías inconscientes que provocan ansiedades y a su vez perturban la vida de los sujetos. De esta manera, se pueden modificar los patrones más o menos constantes que complican los vínculos que vamos estableciendo a lo largo de la vida. Los postkleinianos piensan que uno de los objetivos del psicoanálisis es desarrollar una capacidad para pensar las emociones. Esta facultad permite un mayor crecimiento mental y está relacionada con la responsabilidad y la tolerancia al dolor mental que implica la búsqueda de la verdad. Postulan también, la existencia dentro de la mente de partes adultas que habrán de hacerse cargo de las partes infantiles, perversas o psicóticas. Dentro de la escuela inglesa también tenemos a Winnicott, quien propone que con el tratamiento analítico se puede restablecer el desarrollo emocional que quedó trunco debido a las fallas ambientales.

Por otro lado, la escuela americana plantea como inherente al ser humano la presencia de conflictos tanto entre las diferentes partes de la mente como con la realidad externa. Es por esto que, en lugar de eliminar tales problemas, se propone fortalecer la parte de la mente encargada de manejarlos, para alcanzar comportamientos y relaciones interpersonales más adaptadas a la realidad. Piensan que el ser humano se relaciona con los demás a partir de ciertos patrones, que son una repetición de la manera como se establecieron los primeros vínculos; pautas que pudieron ser útiles en algún momento para adaptarse al mundo y manejar ciertos conflictos, pero que con frecuencia, si se repiten en el momento actual, distorsionan y complican las relaciones, creando conflictos que tienen más que ver con el pasado que con el presente.

Todas las escuelas coinciden en que el autoconocimiento es una meta importante dentro del psicoanálisis, así como la adquisición de una capacidad para el autoanálisis, ya que ambos son herramientas que permiten enfrentar mejor la vida y sus vicisitudes.

De la misma forma que cada escuela tiene sus propios objetivos en el tratamiento, también enfatizan el uso de diferentes métodos o instrumentos de los que se vale el psicoterapeuta para alcanzarlos. Algunas teorías proponen que el instrumento principal es la interpretación de los contenidos inconscientes; otras postulan que lo más valioso del tratamiento es la escucha empática y comprensiva por parte del analista, junto con la labor de contención que proporciona su presencia receptiva; otras plantean que la posibilidad de crear vínculos más sanos con el terapeuta es lo que ayuda a los pacientes.

Aquellos que consideran importante restablecer en los pacientes las deficiencias provocadas por una mala crianza, buscan que el analista se encargue de algunas de esas funciones fallidas, procurando una crianza complementaria donde se establecen vínculos más sanos. De esta manera, el tratamiento sería una especie de segunda oportunidad para el desarrollo de una personalidad saludable. Esta idea se contrapone a la de otros teóricos que piensan que el vacío causado por fallas en la crianza es muy difícil de resarcir; su objetivo, entonces, es explorar la mente para comprender las propias limitaciones y aprender a vivir con ellas de la mejor manera posible.

Respecto al tipo de personas que se pueden beneficiar de un tratamiento psicoanalítico, también existen cambios importantes. Freud limitó el tratamiento psicoanalítico a pacientes neuróticos no muy graves, con una inteligencia de media a superior y cierto grado de cultura. A medida que se ha ido conociendo más acerca de la mente, se amplía el sector de población que puede beneficiarse del psicoanálisis. Actualmente existen teorías con las que se pueden abordar trastornos psicosomáticos, psicóticos, autismo, discapacidad intelectual y hasta psicopatías.

Vemos así que a lo largo de la historia del psicoanálisis ocurre un cambio de paradigma. Inicialmente se pensaba que una persona enferma se sometía a un tratamiento psicoanalítico para curarse de sus síntomas y restablecer su salud mental. El método es ahora mucho más ambicioso ya que, además de mejorar la sintomatología de los pacientes, el psicoanálisis se consolidó como un método que permite comprender gran parte del funcionamiento mental, de la manera como se establecen los vínculos y de las emociones más profundas, complejas y contradictorias con las que lidiamos los seres humanos. Los objetivos del tratamiento ya no se centran únicamente en lo patológico, sino que se extienden al crecimiento mental, al desarrollo personal, a la búsqueda de mejores formas de relacionarse con los demás y de enfrentar tanto el dolor como el sufrimiento inherentes a la vida.

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