Conflictos de pareja y sus efectos en los hijos

Por Nadezda Berjón M.

¿Qué impacto tienen en los hijos las separaciones, la infidelidad y posible divorcio, las adicciones, las peleas, la inestabilidad económica, así como otros conflictos que muchas parejas enfrentan?

Desde el Psicoanálisis, de inicio podemos anunciar que tienen un impacto fuerte en tanto la relación con los padres es la primera y más determinante de todas. Como nacemos en un estado de desamparo, vulnerabilidad y dependencia absolutos, nuestros progenitores se transforman en anclas vitales para la estructura de la mente (Freud: 1926). Además, la manera en cómo se vinculan entre ellos provee expectativas a futuro y juega un rol en los propios deseos y temores.

¿Cuándo son los momentos más sensibles del desarrollo? Antes de los 6 años, edad en la que apenas se está formando la personalidad, siendo el grupo familiar esencial para este desarrollo y en la adolescencia, momento en el que se moviliza la personalidad establecida en la infancia y se requiere un ambiente estable y firme que permita al joven llevar a cabo la transición niño-adulto.

Primeros años. Al inicio de la vida, es la madre quien acompaña al bebé, la que media en toda percepción, acción, intuición y conocimiento. Es por medio de ella que el bebé sabe del mundo (Spitz: 1965). Si mamá y papá pelean, es probable que el bebé carezca de un ambiente capaz de asistirlo en sus angustias y necesidades (Winnicott: 1960). La madre puede estar triste o inquieta si la relación con su pareja es conflictiva, ya sea que se sienta sola y eso la empuje a rechazar a su hijo o, al contrario, se vea inclinada a encontrar en él su fuerza, su seguridad, situaciones que no le corresponde satisfacer a un bebé. Por ejemplo, un bebé de meses puede presentar dermatitis cada vez que su madre discute de modo agresivo con el padre.

Infancia. Al madurar, el infante requiere la presencia del padre tanto para poder separarse de la madre, como para conocer otros modos, reglas y actividades. Además, poderse distanciar de la madre es más fácil si el padre está presente, en tanto el hijo puede separarse sintiendo que la madre estará bien acompañada. Aunque el niño se enoje cuando la madre está con su papá, al mismo tiempo se tranquiliza y se calma la culpa que surge ante los propios deseos por distanciarse (Usher Fels: 2017). Es decir, que las amenazas por irse de parte de uno de los padres suelen producir estrés en los hijos, que temen tanto la distancia del padre que se va, como el quedar pegado al que se queda. Para que los hijos sientan la libertad de explorar el mundo, es necesario tener estabilidad en el hogar. Por ejemplo, un niño rechaza ir a la escuela, pues está ansioso y pide permanecer en casa, tiene lo que llamaríamos fobia escolar. En la entrevista con los padres se observa una inminente separación, a lo que se suma que la madre está enferma de algo particularmente serio. ¿Cómo esperamos que el hijo atienda clases y asista a la escuela con gusto y energía si la familia se cae a pedazos?

Adolescencia. Las crisis de pareja, tan comunes cuando los hijos llegan a esta edad, afectan al grupo familiar entero. Por ejemplo, la llegada de la menopausia en la mujer o frustración laboral en el padre impactan el momento de madurez de los hijos. Si a esta edad se separan o tienen cambios drásticos, es decir, si el que presenta la crisis de identidad es el padre o la madre, es posible que los hijos tengan poco campo de experimentación. Por ejemplo, la madre ya no se siente a gusto con su cuerpo (la adolescente tampoco, por cierto), y está enojada porque el padre no muestra interés sexual en ella. Es posible que critique al padre frente a los hijos, devaluando su función familiar en tanto está a disgusto con su función como pareja. Mientras, los hijos tienen sus propios conflictos, pero es difícil vivirlos a causa de lo que ocurre en casa.

En conclusión, las identificaciones con ambos padres son la base para la formación de la propia personalidad y se forman durante los primeros años de vida. Cuanto más temprana es la edad del hijo, mayor es el impacto negativo que tienen los problemas de pareja de sus padres en él, pudiendo desembocar en depresión, inseguridad, problemas de separación o incluso desapego, así como en la identificación con la forma de vincularse de los padres o su forma de ser. Esto puede observarse en ese momento o a futuro, incluso llega a mostrar sus efectos hasta la vida adulta. Por ejemplo, un hombre cuya pareja le reclama la falta de cercanía puede presentar resentimiento hacia la relación violenta entre sus padres, que produce poca confianza en los vínculos amorosos.

Referencias

Fels Usher, Sarah (2017). Separation-Individuation Struggles in Adult Life. Nueva York: Routledge.

Freud, S. (2012). Inhibición, síntoma y angustia. Obras completas de Sigmund Freud. Buenos Aires: Amorrortu. (Obra original publicada en 1926).

Spitz, R. (2012). El primer año de vida del niño. Ciudad de México: FCE. (Obra original publicada en 1965).

Winnicott, D. W.  (1979). El proceso de maduración en el niño. Barcelona: Laia. (Obra original publicada en 1960).

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