Calidad y profesionalismo al servicio de la comunidad

Por Javier Fernández

 

La ejecución de un programa destinado a la atención de la salud mental es muy complejo, profundo y laborioso. El servicio de atención psicológica y terapéutico que se realiza en Centro Eleia cumple con esos tres criterios y, sin duda, la planificación para que las personas tengan una atención de calidad ha resultado un éxito, de ahí que al mes acudan más de trescientas personas en busca de ayuda por conflictos emocionales.

Se podría pensar que recibir un tratamiento psicoterapéutico es un lujo o que solamente las personas con un poder adquisitivo holgado tienen el privilegio de ir a terapia. Me parece que esta es una de las razones por las cuales acudir a un proceso psicológico es mal visto. Incluso en el lenguaje cotidiano se le considera al terapeuta como “el loquero”. Es decir, es más fácil pensar que “no estamos locos” y ni siquiera cuestionarnos el invertir nuestro dinero en una terapia, a poder aceptar que tenemos conflictos internos que obstaculizan y afectan nuestra calidad de vida, y que necesitamos ayuda, no de un “loquero”, sino de un terapeuta.

Se podría afirmar que, en realidad, existen problemas económicos en casa y que más allá de no querer acudir a terapia, o ayudar a algún familiar para que vaya, existen otras prioridades, incluso de necesidades básicas que se deben cumplir antes de tomar un tratamiento de esta índole. Es aquí donde el esfuerzo de Centro Eleia tiene su efecto, pues su atención psicológica es un servicio a la comunidad que no se toma a la ligera. La preocupación y el cuidado por brindar un tratamiento de calidad, considerando las posibilidades económicas de quienes lo necesitan, es el principal objetivo de las encargadas de este servicio. La coordinación de la Dra. Ana María Wiener y la Mtra. Karina Velasco, aunada al trabajo de la Mtra. Raquel Vega, es ejemplar; el modelo de intervención que han implementado exige compromiso, dedicación y profesionalismo de todos los involucrados en el área de atención psicológica.

El terapeuta que tiene las bases clínicas para poder recibir a un paciente tiene el requisito de supervisarlo, al principio para valorar, en conjunto con su supervisor, si el tratamiento que se le podría brindar es el que necesita o si se le tiene que referir con un especialista u otra institución dedicada a ese problema en particular. El seguimiento que se le da a los pacientes es durante todo el proceso terapéutico, lo cual es una de las claves del éxito que tiene este servicio a la comunidad. No solamente se refieren pacientes con terapeutas para que trabajen de manera solitaria en su consultorio, sino que Centro Eleia toma la responsabilidad de dicha recomendación y da un apoyo sistemático a cada uno de sus terapeutas. De esta forma, el paciente es atendido de manera integral y recibe un tratamiento de calidad sin importar su situación económica.

Además de la supervisión, los terapeutas siguen en una constante formación académica, con la finalidad de mantenerse actualizados y afianzar su trabajo clínico y técnico. El programa de Educación Continua de Centro Eleia cumple con estas expectativas a través de diplomados, encuentros científicos y cursos cortos. Cabe señalar que todos los terapeutas que dan la atención psicológica pertenecen a la Institución, ya sea que estén cursando o hayan terminado sus estudios de maestría o doctorado. Hago énfasis en este aspecto porque uno de los objetivos es que los estudiantes y egresados tengan un interés genuino por seguir aprendiendo y, así, dar un servicio de alta calidad.

El efecto que tiene un trabajo de esta magnitud es invaluable. La terapia busca un entendimiento profundo de los conflictos personales para que el paciente logre responsabilizarse de sí mismo y de su salud mental; es decir, más allá de solucionar un problema a través de un consejo u orientación, se enriquece su calidad de vida a través del conocimiento de sí mismo. Esto también genera un impacto a su alrededor. En principio, deja de justificar los problemas que tiene en diferentes áreas de su vida, por ejemplo, en su trabajo o en la dinámica familiar. Deja de atacar, criticar y culpar a los demás de sus conflictos y, por el contrario, comienza a tener una mayor cercanía en sus relaciones laborales y con los miembros de su familia, de quienes aprende a recibir todo lo bueno que le dan. 

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