¿A qué nos referimos cuando hablamos de sexualidad en psicoanálisis?

Por Erika Escobar y Denise Block

 

En la actualidad, la sexualidad es un tema ampliamente discutido y estudiado por diversas disciplinas. El psicoanálisis considera la sexualidad como un universo muy extenso que no se reduce al sexo, el cuerpo biológico, el instinto, el deseo, la excitabilidad, la pulsión, la genitalidad, las relaciones sexuales, la capacidad reproductiva, la fantasía, las identificaciones, la elección de objeto, la identidad sexual o de género o la orientación sexual, pero sí los incluye a todos (Salazar, 2017). Lo anterior quiere decir que, desde la perspectiva psicoanalítica, la sexualidad influye en todos los aspectos de la vida. Freud se encargó de relacionarla con el inconsciente. Por eso decimos que el objeto de estudio es la psicosexualidad; es decir, que la mente tiene la tarea de representar y ligar las pulsiones que buscan la descarga y lo erógeno del cuerpo. Lo anterior genera conflictos, fantasías, motivaciones y afectos que determinan la manera en la que nos vinculamos con el mundo, con nosotros mismos y con los demás. Freud (1915) pensó que la psicosexualidad se construye gracias al entrecruzamiento de factores tanto internos (o intrapsíquicos) como externos (las relaciones interpersonales con padres y hermanos, tomando en cuenta los afectos tan intensos en estas relaciones). A esta interacción la denominó como “series complementarias”.

Para Rozine Perelberg, la psicosexualidad tiene que ver con las fantasías inconscientes presentes en la vida de todo individuo y se relaciona “con el deseo, que es, por definición, perverso y polimorfo, excesivo, disruptivo, provocador de ansiedad y siempre está en conflicto con la prohibición y la Ley del incesto” (2018, p. 33, la traducción es nuestra). Esta afirmación retoma los primeros postulados freudianos. El creador del psicoanálisis observó que la fuerza del deseo sexual entra en conflicto con otras partes de la mente que intentan frenar o desviar el impulso original. El resultado es el surgimiento de un síntoma (la parálisis de guante, los desmayos, la afonía en las pacientes histéricas) que, a diferencia de la medicina que busca curarlo o erradicarlo, debía ser comprendido, ya que éste tiene un significado a desentrañar. De esta manera se ocupó de observar y describir las maniobras que la mente lleva a cabo para controlar, transformar y reprimir la fuerza de la sexualidad. 

Donald Meltzer (1973) revisó y amplió la teoría freudiana de la sexualidad. Enfatizó que el interés psicoanalítico radica en la comprensión de la psicosexualidad; o sea, las motivaciones y la cualidad de las fantasías, no las conductas en sí mismas. Para este autor, no hay actividad de la vida que no se relacione con la sexualidad; se refiere a los estados mentales que son producto del funcionamiento mental sexual que predomina en el sujeto y que capturan el funcionamiento de la personalidad en un momento determinado (infantil-polimorfo, perverso, o adulto). Según Meltzer, los estados sexuales de la mente definen el matiz con el que percibimos el mundo y cualquier actividad a la que nos dispongamos.

Por su parte, André Green propuso el concepto de “Cadena de Eros” para pensar en la sexualidad como una continuidad en una cadena erótica con múltiples factores y series de formaciones en donde están inmersas las pulsiones, el placer, el displacer, el deseo en búsqueda de representación, las fantasías y los libretos inconscientes que se entrecruzan con las identificaciones y lo que se transmite transgeneracionalmente.  Puede haber una diversidad de encadenamientos, lo que abre enormes posibilidades y, por supuesto, diversas formas de manifestarse desde la propia mente e historia de cada sujeto. Su idea es evitar las miradas reduccionistas que definen a la sexualidad desde una sola perspectiva. Green invita a los analistas a considerar en todo momento a qué eslabón de la cadena lo remite el discurso del paciente y su relación con otros aspectos del psiquismo como el yo, el superyó, o bien, la destructividad, que se piensa como la fuerza antagonista de la sexualidad.

En el diplomado “Enfoques psicoanalíticos sobre las sexualidades humanas” haremos un interesante recorrido teórico-clínico desde perspectivas clásicas hasta las contemporáneas para ampliar el entendimiento de las múltiples manifestaciones de la sexualidad en la actualidad.

Referencias

Donald Meltzer (2004). Estados sexuales de la mente. Paradiso. (Publicación original en 1973).

Freud, S. (1915). Parte 3. Conferencia 23. Conferencias de introducción al psicoanálisis. Obras completas (vol. 16). Amorrortu editores.

Green, A. (1997). Las cadenas de Eros. Actualidad de lo sexual. Amorrortu editores.

Perelberg, R. J. (2018). Psychic Bisexuality: A British-French Dialogue. Routledge.

Salazar, J. (2017). El desarrollo de la teoría sexual en el psicoanálisis freudiano y posfreudiano. En: Bleichmar, C., Goetstchy, C., Martínez, C., Puig, M., y Bolaños, P. La sexualidad. Eleia, pp. 41-64.

 

 

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