El conflicto entre generaciones dentro del trabajo con adolescentes
Por Cristóbal Barud
El trabajo clínico con adolescentes constituye un núcleo de trabajo fascinante, aunque no exento de retos. La comprensión de la matriz transferencia-contratransferencia es de capital importancia para navegar por las aguas agitadas que representa el tránsito adolescente, tanto dentro como fuera del consultorio. Si bien todo encuentro en psicoterapia psicoanalítica y en psicoanálisis hace presentes tensiones históricas a través de la transferencia, la vitalidad y el impacto de la adolescencia suponen un reto para el mantenimiento de la posición del terapeuta en el trabajo clínico. Sobre todo, la adolescencia pone en primer plano las tensiones en torno al paso del tiempo y cuestiona la certeza de los propios adultos respecto de su papel frente la juventud.
Diversos autores, como los Laufer (1997) y Donald Winnicott (1971), postulan desde el ángulo de la terapia y desde la comprensión general de la dinámica adolescente, respectivamente, las dificultades del adulto en el trabajo adolescente. Ambos ángulos resaltan la pertinencia de revisar los modos en que el adulto se ve impactado por la adolescencia. Para los Laufer, es crucial mantener una comprensión de los conflictos personales que puede despertar el trabajo con adolescentes, ya que de ello dependerá mantener la postura de neutralidad esencial para permitir el despliegue de la relación transferencial.
Desde cualquiera de los dos puntos centrales se plantea una pregunta interesante: ¿por qué el contacto con la adolescencia suele avivar el deseo de normativizar, reglar y, a veces, reprimir? El propio Winnicott (1971) señala la posibilidad de que el adulto abdique su posición frente al adolescente, lo cual representa una catástrofe para la contención necesaria durante esta etapa. En cierto modo, es más sencillo lucir como un adulto frente a la infancia que frente a un adolescente que interpela, denuncia, cuestiona o reta.
Suele equipararse la posición del adulto con la de alguien que sabe, poseedor de la comprensión o el control de la situación. Sin embargo, esta definición carece de exactitud, por cuanto el rol del adulto, que es el del sostén, no siempre pasa por la muestra de conocimientos, sino por la posibilidad de albergar espacio para la duda y el cuestionamiento. Así, la naturaleza del sostenimiento en la adolescencia, aunque sigue siendo necesaria, cambia respecto de la infancia. Del mismo modo, el carácter único del proceso adolescente representa un lugar donde se cocinan tensiones. El poderío y empuje que encarna el adolescente pretende llenar el hueco del adulto añorado: fuerte, lleno de saber y a veces dictatorial en sus mandatos e ideologías. Del lado adulto, se encuentra una confrontación con el paso del tiempo y con la necesidad de asumir un rol de autoridad y acompañamiento para un ser humano que, poseyendo las bases biológicas para hacer la vida, sigue situado en la inmadurez.
No se trata de cuestionar el lugar del joven, sino de asumir que el rol de sostén del adulto cambia al de alguien que, resistiendo los avances hacia la independencia, a veces afianzados en la rivalidad, puede sostener también su papel de escucha cuando el joven entra en contacto con su propio dolor, impotencia y malestar. Lentamente, se teje una figura de los padres más humanizada.
En el ámbito del trabajo clínico, la situación es similar. Si bien el papel del terapeuta está sostenido en la neutralidad y difiere del de un padre o maestro, las tensiones a las cuales es sometido por el proceso adolescente son similares. En su papel de narrador, el terapeuta puede colocarse en la posibilidad de puntuar los encuentros y desencuentros con el adolescente, evitando reaccionar a la angustia y a la contradicción de la adolescencia. En su lugar, se plantea la posibilidad de que los jóvenes se pregunten por sus propios deseos y conflictos, nutriendo sus posibilidades de independencia y el trazado de su propio camino interno.
En el diplomado Adolescencia. Psicopatología, clínica y terapia ahondaremos en los avatares de la conflictiva adolescente, los cambios generacionales y los retos técnico-clínicos en el quehacer con los adolescentes. Trazaremos rutas posibles y delinearemos los retos de la configuración de un espacio de trabajo que facilite la exploración de la interioridad durante esta etapa de la vida.
Bibliografía
Laufer, M. (1997). Defining breakdown. En Adolescent Breakdown and Beyond. Routledge.
Winnicott, D. W. (1971). Cap. 11 Conceptos contemporáneos sobre el desarrollo adolescente, y las interferencias que de ellos se desprenden en lo que respecta a la educación superior. En Realidad y juego, 179-193. Gedisa.