Taller: Neurociencias para psiquiatría y psicoterapia. Certezas e incertidumbres

Por Ramón Arturo Kobashi Margáin

El cuerpo humano es una máquina muy compleja que nos permite interactuar con el mundo que nos rodea. Cada uno de nuestros órganos cumple una función específica para este fin: los pulmones intercambian dióxido de carbono por el oxígeno necesario; el corazón bombea sangre para que llegue a cada célula del organismo; los riñones filtran y desechan sustancias innecesarias. Por su parte, el cerebro es un órgano cuya función incluye la recepción y asociación de estímulos, el control de movimientos tanto voluntarios como involuntarios y aquello que hemos denominado “la mente”.

La mente es un constructo subjetivo al que se le adjudican procesos como el razonamiento, la afectividad, la conducta, la personalidad, la interpretación de estímulos, la ejecución de movimientos coordinados y muchos otros que realizamos aún sin darnos cuenta. Desafortunadamente, también está sujeta a enfermarse y es ahí donde la ciencia se ha visto en problemas. Por ejemplo: si una persona de 45 años no puede levantarse de su cama debido a un infarto cerebral y refiere que quiere morirse porque ya no le encuentra sentido a la vida, ¿a quién es recomendable que vea: a un neurólogo, a un psicólogo o a un psiquiatra? ¿A dos de ellos? ¿A los tres? ¿El proceso depresivo del paciente se debe a un duelo ante la pérdida de sus funciones motoras o a la lesión directa del infarto en el cerebro? ¿Son las técnicas psicoterapéuticas suficientes para ayudarle o necesitará someterse forzosamente a fármacos que cambien su función cerebral? ¿Puede intervenirse quirúrgicamente y modificar su sentir, pensar o actuar? Recibir atención de solo uno de estos profesionistas no será suficiente para asistirle. En cambio, si nos desempeñamos como un mismo equipo, las posibilidades de ayudarle serán mucho mayores.

Las neurociencias estudian tanto la estructura como la función del cerebro y, por lo tanto, involucran distintas ciencias como la psicología, la psiquiatría, la neurología y otras tantas que con ellas se acompañan. Hasta hace poco, se habían hecho grandes esfuerzos para separar estas ramas, pero el enfoque actual es volver a englobarlas. Entonces, nos preguntamos: ¿pueden modificarse las sinapsis entre neuronas mediante un proceso de psicoterapia psicoanalítica? ¿Puede reforzarse el funcionamiento de la serotonina en los receptores postsinápticos por medio de medicamentos o de psicoterapia? ¿Puede uno dejar de verificar si cerró la puerta de la casa siete veces mediante alguna intervención quirúrgica? En otras palabras, ¿están ligadas la mente y el cerebro, o no tienen relación alguna?

En el taller “Neurociencias para psiquiatría y psicoterapia. Certezas e incertidumbres” analizaremos hasta qué punto hemos logrado corroborar esta relación mente-cerebro. Además, conoceremos de qué manera tecnologías como la tomografía por emisión de positrones, el análisis específico del líquido céfalo-raquídeo, la resonancia magnética funcional con paradigmas o en estado de reposo, y la cirugía estereotáctica (psicocirugía), entre otros, han permitido seguir avanzando el conocimiento en este campo.

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