Sobre la infidelidad

Marta Bernat

La infidelidad es un tema complejo y particular de cada persona y pareja, donde intervienen una gran cantidad de elementos: psicológicos, familiares, sociales, económicos, culturales, etc. No se puede generalizar, pues es un fenómeno con múltiples manifestaciones y significados.

La pareja amorosa puede conformarse también de diversas maneras. Algunas parejas son “abiertas”, es decir, fomentan y permiten la relación con otras personas; otras parejas establecen un contrato de exclusividad y la violación de dicho contrato se considera una gran afrenta y deslealtad.

Asimismo, la infidelidad puede ocurrir como un hecho aislado o como algo constante en la relación de pareja. Spivacow (2011), psiquiatra, psicoanalista y terapeuta de parejas, prefiere hablar de “relaciones extramatrimoniales” más que de “infidelidad”, ya que esto último tiene una connotación moral y nos aleja de un punto de vista psicoanalítico. Las relaciones extramatrimoniales son un tema recurrente en la terapia individual y de pareja. Para este autor, tienen diferentes significados en cada situación, en cada momento de la vida y los motivos son infinitos. Muchas veces tiene poco que ver con la pareja, sino más bien con el individuo y sus conflictos emocionales.

Algunas parejas aunque desaprueban la aventura amorosa con un tercero, estimulan al cónyuge en forma inconciente a ser infiel y de esta forma satisfacen sus propios deseos infantiles; enterarse de la relación extramatrimonial tiene un efecto positivo, incluso de goce. En cambio para otros tiene una connotación muy grave, no lo pueden elaborar y descubrirlo les produce un dolor profundo y una ansiedad intolerable. Por esta razón, algunas personas prefieren no saberlo o enfrentarlo, aunque en la mayoría de las veces es “un saber, que no quiero saber”, es decir, “es preferible hacerse de la vista gorda”.

A continuación abordaré algunas motivaciones concientes e inconcientes que llevan a una persona a entablar este tipo de relaciones y posteriormente en un segundo trabajo, expondré la postura de otros psicoanalistas.

Algunos autores de la escuela francesa privilegian el elemento identificatorio sobre otros elementos para explicar las relaciones extramaritales. Si el abuelo y el padre tuvieron simultáneamente varias familias o amantes fuera de su matrimonio, entonces el hijo o la hija se identifican con este progenitor y repiten el mismo comportamiento. Por ejemplo, Jorge es un paciente que continuamente establece relaciones extramaritales dice que no lo puede evitar, que lo trae en la sangre, pues su padre hacía lo mismo. María, por su parte se queja de las infidelidades de su marido; ella sufre como lo hacía su madre con el padre y quisiera enfrentarlo, pero teme las consecuencias.

Para Freud (1912), cuando una persona no puede integrar la parte sexual con la tierna, busca a otra pareja para obtener los placeres sexuales. El amor tierno proviene de la primera infancia, se dirige a las personas que llevan a cabo la crianza, en especial a la madre, a quien se le ama con ternura pero está prohibido desearla. El amor sexual deriva del deseo de satisfacer los impulsos eróticos. Cuando la persona crece, busca una pareja sexual para cumplir dicho deseo, pero al mismo tiempo, para una relación tierna, idealmente. En algunos sujetos prevalece un conflicto inconciente que les impide unir ambas formas de amar. Este sería el caso de un hombre cuya esposa está embarazada o ya tuvo hijos y ahora le causa conflicto volver a tener relaciones sexuales con ella. Desde su inconciente es “una madre con hijos” y no la puede tratar como una mujer sexual; por ello busca satisfacer su sexualidad con otra persona, mientras que con la esposa anula su vida sexual, pero mantiene una relación tierna y de cariño.

Spivacow (2011) comenta que algunas personas pierden su deseo sexual cuando forman una pareja estable y obtienen placer en las relaciones extramaritales. En este caso, lo prohibido es lo que estimula el deseo. Por ejemplo, Rebeca comenta que ama a su novio pero ha perdido el interés sexual hacia él; en cambio, desde que anda con su jefe, los encuentros sexuales son explosivos. Esta pasión la tuvo alguna vez con su novio, pero “la chispa, desapareció”. Aquí, el jefe representa al padre en la mente de Rebeca: un amor prohibido. Estar con el “jefe-padre prohibido” le produce una gran excitación, pues de alguna forma está cumpliendo con su deseo infantil inconciente, el padre la desea a ella y no a la madre.

En otros casos, hombres con episodios de impotencia o mujeres frígidas a raíz de que se enteran de la infidelidad de su pareja, logran disfrutar de una relación sexual entre ellos como nunca antes. Otras personas tienen una aventura amorosa para provocar interés en su pareja, pues creen que si le demuestran que en cualquier momento se pueden perder, entonces quizás recobre el interés que echan en falta.

Spivacow (2011) piensa que tener una aventura amorosa a veces es una forma de agredir a la pareja y al mismo tiempo de obtener una intensa satisfacción al informarlo en forma solapada o abierta. El infiel puede estar enojado por múltiples razones y la infidelidad es una forma de venganza. Es posible que la causa de ello radique en sentimientos de envidia hacia el otro (no tolerar su éxito o su crecimiento). Así, la relación extramatrimonial se convierte en una vía para deshacerse de estas emociones y adquirir un sentimiento de triunfo sobre la pareja.

Los celos y los sentimientos de exclusión también son emociones que motivan una relación extramatrimonial. Juan piensa que su pareja es exclusivamente de su propiedad y cuando su novia Marisa sale con su familia, con sus amigas o tiene que viajar por trabajo, él no lo soporta y rápidamente busca con quién estar para calmar tales sentimientos. Entonces si Marisa sale con sus colegas de la oficina, Juan ya no se siente ni celoso ni excluido porque él está con otra. Juan busca de forma inconciente todo el tiempo sentirse único y especial para el otro y de esta forma satisface un deseo infantil.

Spivacow (2011) menciona que en una relación la infidelidad se utiliza para martirizar, humillar, acusar a la pareja y orillarla a que confiese todo. El autor señala que la reacción inicial de la pareja después de conocer una aventura, en un primer momento puede producir un orgasmo, pero más adelante puede alimentar rencores, venganzas y hostilidades continuas.

También afirma que muchas parejas que acuden a una terapia buscan tratamiento por otras razones, no necesariamente por una relación extramatrimonial. En forma inconciente hay una colusión entre ambos para sostener este tipo de relaciones por diversos motivos. Inconscientemente saben de sus infidelidades, pero no conscientemente. El analista debe tener esto presente para que en sus intervenciones no desequilibre a la pareja sobre temas que los pacientes no están pidiendo una intervención, aunque el tema se insinúe en la sesión. Se trata de parejas en las que la relación con terceros ocupa un lugar, pero no es el motivo de consulta.

Los conflictos infantiles (el sentimiento de exclusividad, la posesividad, lo prohibido, los celos, la envidia, el rencor, la venganza, el deseo de sufrir o la incapacidad para tolerar las emociones) inciden en la búsqueda de relaciones extramaritales. Su origen se remonta a una situación que todo ser humano atraviesa en su desarrollo: el complejo de Edipo.

El niño o niña desea ser amado por el progenitor en forma exclusiva y especial, pero al ver que esto no ocurre así (es decir, que la pareja del padre es la madre y viceversa, y que el niño será tratado de la misma forma que el resto de los hermanitos), surgen sentimientos de rechazo, dolor y ansiedad; entonces, se ponen en marcha determinados mecanismos para hacerles frente.

A pesar de que esto ocurre durante la infancia, mantendrá su vigencia en la mente de la persona adulta. Por un lado, el sujeto intenta resolver a través de la infidelidad dichos conflictos, pero, por otro, esto le genera consecuencias no deseables, como vivir con ansiedad, culpa, autocastigos, miedo a ser engañado, etc.

Referencias

  • Freud, S. (1912). “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”. En Obras completas, Tomo 11. Buenos Aires: Amorrortu.
  • Scharff, D. y Jill, S. (2014). Psychoanalytic Couple Therapy. Londres: Karnac.
  • Spivacow, M. A. (2011). La pareja en conflicto. Buenos Aires: Paidós.
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