Síntesis de la participación del Dr. Jorge Maldonado en Eleia
Por Carmen Islas
El Dr. Jorge Maldonado es médico psicoanalista, miembro titular y profesor de la Asociación Psicoanalítica Internacional, de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y de la Universidad del Salvador. Forma parte del comité editorial de The International Journal of Psychoanalysis y del Analytic Practice and Scientific Activities Committee de la IPA. Ha recibido, entre otros reconocimientos, el premio de la Federación Psicoanalítica de América Latina (1986) y el Marie Sigourney Award (2014) en Nueva York. Es autor de numerosos trabajos sobre teoría y clínica psicoanalítica, publicados y difundidos ampliamente en Europa, Estados Unidos y América Latina. Ha escrito los libros El narcisismo y el trabajo del analista y Desde la clínica hacia la teoría psicoanalítica. Además, es coautor de obras como: Volviendo a pensar con Willy y Madeleine Baranger, El envejecimiento, Escritos clínicos sobre adicciones y perversiones, Listening to Hanna Segal: Her Contribution to Psychoanalysis (Jean Michel Quinodoz), On Freud’s Negation, The Pioneers of Psychoanalysis in South America y Pensamiento psicoanalítico latinoamericano. Su enfoque clínico se basa principalmente en las aportaciones de Freud y Klein.
Durante su participación como invitado especial en el grupo de Supervisión Colectiva del quinto semestre de la maestría, se presentó el caso de una paciente de 20 años, estudiante de la carrera de Física, la mayor de tres hermanos. Sus padres nunca vivieron juntos y mantiene una relación conflictiva con su padre, a quien considera irresponsable debido a su abandono. Él ha formado otra familia, no responde a sus llamados y durante años no tuvo contacto con ella. Actualmente, la paciente vive con su madre y sus hermanos en la casa de los abuelos maternos, compartiendo habitación con su madre y uno de sus hermanos.
La paciente consultó debido a la presencia constante de pensamientos intrusivos relacionados con “dejar de existir”, aunque no manifiesta un deseo explícito de morir, sino más bien una necesidad de escapar de su mundo interno. Hace cinco años, su hermano menor —con quien mantiene una relación cercana— dejó de comer, y ella asumió el rol de cuidadora, sintiendo que nadie más se ocupaba de él. El Dr. Maldonado sugiere que este vínculo más estrecho con el hermano menor, en contraste con el distanciamiento hacia el mayor, podría estar relacionado con la diferencia de edad, lo que haría más fácil para una niña tolerar a un hermano con quien no compite directamente.
Propone también que la paciente debió haber percibido el embarazo de su madre, lo cual podría haber dificultado el encuentro emocional con ella y reforzado la rivalidad con el hermano mayor, con quien refiere constantes fricciones.
El Dr. Maldonado considera que la paciente presenta una depresión de tipo libidinal, ya que conserva vínculos positivos con objetos buenos: mantiene una relación afectuosa con sus abuelos, reconoce los esfuerzos de su madre, cuida a su hermano menor, aprecia a sus compañeros de trabajo y sostiene una relación estable con su novio, quien la motivó a iniciar terapia. El deseo de “dejar de existir” estaría vinculado con una identidad aún no consolidada, lo que indica un riesgo suicida muy bajo. Dado que su depresión no presenta características violentas o destructivas, el pronóstico es favorable, ya que el analista puede apoyarse en estos vínculos positivos para profundizar el trabajo terapéutico.
La relación con la madre es ambivalente: aunque se pelea con ella, también reconoce el esfuerzo que ha hecho para criar a sus hijos. El Dr. Maldonado subraya la importancia del reconocimiento, por parte del paciente, de la existencia de una relación sexual entre los padres, como elemento necesario para diferenciarse de la madre y evitar fijaciones simbióticas.
Durante las sesiones se observaron defensas maníacas, como el habla excesivamente rápida, que el Dr. Maldonado denominó “diarrea de palabras”, común en las fases iniciales del análisis, marcadas por el temor y la desconfianza. Esto se vincula con un recuerdo infantil de la paciente: un dibujo en el que su madre la echaba de casa, gritándole, mientras ella se iba llorando. Este recuerdo doloroso evidencia un conflicto profundo con la figura materna. La paciente desea establecer una buena relación con el analista, pero teme que se repita una experiencia de ruptura similar a la vivida con su madre. Más adelante en el análisis podría abordarse el conflicto de rivalidad y hostilidad con la figura materna.
La participación del Dr. Maldonado fue sumamente enriquecedora para el grupo, especialmente para el terapeuta que presentó el caso, quien valoró profundamente sus aportes.
Entre los aspectos más relevantes abordados en el análisis del material clínico destacan: la construcción de la identidad, la fusión con la madre, el impacto del nacimiento de un hermano en la infancia, el doble duelo asociado a la ausencia de la función paterna, los sueños como respuesta a intervenciones que debilitan la represión, la sesión como proceso en espiral, la importancia de las interpretaciones transferenciales, la idealización de las resistencias (similares a la RTN) y la distinción entre la depresión destructiva y la libidinal.
El Dr. Maldonado demostró ser un analista profundamente interesado en la clínica, con una visión compleja que no se limita a la teoría, sino que privilegia el encuentro emocional entre paciente y terapeuta. Su participación entusiasmó al grupo, promoviendo el deseo de continuar estudiando y profundizando en la práctica psicoanalítica.


