¿Se diagnostica en psicoanálisis?

Por Miguel Eduardo Torres Contreras

Cuando alguien busca iniciar un tratamiento, uno de los asuntos más relevantes para el psicoterapeuta o psicoanalista en la práctica clínica, es saber cómo es el funcionamiento psíquico de la persona que pretende comenzar una psicoterapia o un psicoanálisis.

Para indagar sobre el funcionamiento psíquico, el psicoterapeuta/psicoanalista hace varias entrevistas que le permiten tener un diagnóstico. Pero, ¿qué tipo de diagnóstico es el que se realiza en la psicoterapia con enfoque psicoanalítico? ¿Es un diagnóstico, si no igual, al menos parecido al diagnóstico psiquiátrico? ¿Son los síntomas que presenta el sujeto los que determinan el tipo de psicopatología que padece? ¿Son los comportamientos concretos los que indican, de manera clara, las dificultades psíquicas de la persona? ¿Ese diagnóstico inicial determina el tratamiento y permanece inalterado durante el mismo? ¿Es posible tener una comprensión profunda del funcionamiento psíquico de un sujeto en unas cuantas entrevistas?

A partir de la propuesta que hace Sigmund Freud sobre las tres estructuras psíquicas fundamentales (neurosis, perversión y psicosis), se han escrito, hasta hoy, innumerables libros y artículos sobre el diagnóstico y la psicopatología psicoanalíticas. Aquí sólo hablaremos de algunas ideas fundamentales sobre el diagnóstico en psicoanálisis.

Una primera afirmación fundamental es la diferencia que existe entre el diagnóstico psicoanalítico y el diagnóstico psiquiátrico. La psiquiatría tiene una nosología muy precisa y definida, que se expresa en el DSM-5 y en la CIE-11, cuyos objetivos son describir, explicar, diferenciar y clasificar las enfermedades mentales para distinguirlas entre sí. Por su parte, la psicoterapia psicoanalítica y el psicoanálisis elaboran un diagnóstico, a partir del mundo interno del sujeto, para saber sobre los rasgos esenciales de su estructura y funcionamiento psíquico. Esta diferencia entre amabas disciplinas tiene muchas explicaciones. Una de ellas consiste en la distinta base epistemológica que sustenta cada una.

Si bien, hay diferencias fundamentales, no son excluyentes, y lo más recomendable es una complementariedad, sobre todo cuando lo requiere la situación específica de la persona. Por ejemplo, hace unos años, una adolescente, con abuso en el consumo de marihuana, refirió en las entrevistas que desde niña tenía dolores de cabeza, sobre todo cuando había ruido y luz. Además, padecía de insomnio desde la infancia. Fue referida con el psiquiatra para una valoración y el resultado del electroencefalograma arrojó una disfunción cortico-subcortical superficial, excitabilidad neuronal focalizada y labilidad del lóbulo temporal derecho.

Otra noción fundamental del diagnóstico en psicoanálisis es que, en realidad, lo que se tiene al inicio, después de las entrevistas, es una “impresión diagnóstica”, no un diagnóstico completo, acabado e inmodificable. Así, lo que se busca es tener una valoración de la estructura y funcionamiento psíquico global del sujeto y de su entorno sociocultural. Por ello, no se pretende ubicarlo en un cuadro psicopatológico definido ni en una etiología específica.

Surge, entonces, la pregunta: ¿en qué consiste esta valoración de la estructura y funcionamiento psíquico de la persona? Estos son algunos aspectos en los cuales el psicoterapeuta/psicoanalista pone atención: el tipo de mecanismos de defensa que usa (mecanismos más primitivos o mecanismos más evolucionados); el nivel de integración de la identidad; el juicio de realidad; la consciencia de enfermedad; el tipo de ansiedades predominantes (de castración, de separación o de aniquilación); la forma en que realiza vínculos (tipo de relaciones de objeto); la tolerancia para la verdad y el dolor psíquico.

Todos estos aspectos del funcionamiento psíquico de la persona posibilitan una primera impresión diagnóstica, que será complementada o modificada durante el tratamiento. Por otra parte, le permiten al psicoterapeuta/psicoanalista elaborar una primera noción sobre las coordenadas del tratamiento: número de sesiones, valoración psiquiátrica, uso del diván, etcétera.

Se pueden decir muchas cosas más sobre el diagnóstico en psicoanálisis. Las que se han mencionado sólo pretenden ilustrar la especificidad de la disciplina en este aspecto. Sin lugar a duda, es posible afirmar que ningún diagnóstico puede pretender agotar toda la complejidad de la subjetividad de la persona, ni la riqueza y entramado de su vida psíquica inconsciente.

 

Referencias

Álvarez, J. M., Esteban, R. y Sauvagnat, F. (2009). Fundamentos de psicopatología psicoanalítica. Síntesis.

Etchegoyen, R. H. (2005). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Amorrortu editores. (Obra original publicada en 1986).

Bleichmar, N. y Leiberman, C. (2001). Diagnóstico y psicopatología. Las perspectivas del psicoanálisis (pp. 283-303). Paidós. (Obra original publicada en 1989).

McWilliams, N. (2011). Why diagnose? Psychoanalytic Diagnosis, Second Edition: Understanding Personality Structure in the Clinical Process (pp. 7-18). Guilford Publications.

 

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