Psicoterapia y psicoanálisis. ¿Por qué consultar?

Por Rosa Lizbeth Quesada Granados

Son muchos y variados los prejuicios que existen en torno a la psicoterapia y al psicoanálisis, mitos que influyen negativamente y dificultan el acceso oportuno a un tratamiento, prolongando el sufrimiento e infelicidad de manera innecesaria. Se amparan ideas erróneas como: “la psicoterapia y el psicoanálisis son tratamientos para locos”, “es una intervención altamente costosa, accesible únicamente para una minoría”, “aquel que se psicoanaliza, inevitablemente se divorcia”, “el análisis vuelve a las personas inseguras y dependientes”, “sólo se habla del pasado”, entre otras.

Como lo señala Elena Ortiz en su libro La mente en desarrollo, la realidad es que el psicoanálisis es una intervención psicológica que se alejó del modelo médico, el cual proponía la curación de síntomas; ello ocasionó que modificara también su concepto del enfermo mental. Si bien es cierto que los pacientes consiguen una recuperación de sus síntomas, el interés del análisis apunta a la restructuración global de la personalidad. Este método se orienta al progreso mental creativo, el crecimiento integral de la persona, el desarrollo de sus aptitudes para auto conocerse, incrementar la imaginación y la creatividad, propiciando así una evolución psíquica que necesariamente conlleve al cambio.

El psicoanálisis no comprende la patología en términos de adaptación social, equilibrio o disminución de síntomas. Se enfoca, más bien, en las formas de funcionamiento mental, el significado de lo emocional y la comprensión de fantasías inconscientes. Pone de manifiesto los conflictos que ocurren en la mente, ocasionados por la presión que ejerce un número diverso de emociones, motivaciones y fantasías, todas ellas inconscientes y sobre las cuales la mente activa ciertas defensas para intentar contrarrestarlas. Semejante actividad transcurre de manera imperceptible para la conciencia de las personas, pero suscita la formación de un carácter particular y sus trastornos, los cuales determinan las preferencias e intereses de las personas, así como sus relaciones cotidianas.

En otras palabras, este método se deriva de los postulados de la teoría psicoanalítica y plantea la existencia de un aparato psíquico, cuyos componentes poseen funciones específicas, entre los que encontraremos algunos con la cualidad de ser INCONSCIENTES. En la mente existen fantasías, pensamientos, emociones, angustias, de los que no tenemos ningún registro. Sin embargo, están ahí y comandan nuestra conducta, decisiones, actitudes, omisiones, etc.; son el núcleo de lo que somos, hacemos y sentimos, aun sin saberlo. Por ello, tanto como desconozcamos esa parte de nosotros mismos, será cuanto nos sintamos fuera del control de nuestra vida. En conclusión, la salud mental está íntimamente ligada con la capacidad para tolerar la responsabilidad y el dolor de este mundo inconsciente, poderlo asumir y transformar.

El interés del psicoanálisis no se dirige a personas con síntomas o conflictos específicos, sino que busca ampliar la comprensión de las acciones cotidianas de la gente, pues éstas, aunque no representen algún desajuste adaptativo, en ocasiones dificultan y entorpecen la convivencia, el progreso individual y merman su calidad de vida. Por ejemplo, un adolescente podría observar cómo ciertos deseos exhibicionistas, envidia o rivalidad lo llevan a usar mucho el Facebook para publicar cosas de su vida íntima. También, una mujer tendría oportunidad de resolver por qué decidió no asistir a la boda de una amiga muy cercana: tal vez no fue la distancia, el tráfico o el mal clima, sino una sensación muy intensa de ser desplazada, ignorada por ella o por no tolerar la comparación. Una persona que decide unirse activamente a un movimiento de lucha social, independientemente de las circunstancias externas, posiblemente responde a sus propios conflictos con la autoridad y reclamos inconscientes a las figuras paternas.

Silvia Bleichmar afirma: “El gran descubrimiento del psicoanálisis consiste en haber descubierto que existe un pensamiento que antecede al sujeto, que forma un espacio que no es el de la subjetividad reflexiva” (Bleichmar, 2009). Un espacio mental distinto al de los pensamientos conocidos por el sujeto, “pensamientos sin sujeto”, pensamientos no pensados por el sujeto mismo, ni por ningún otro: pensamientos del inconsciente. En palabras de esta autora, podemos afirmar que la verdadera patología, la verdadera locura es la imposibilidad de ser dueño de los propios pensamientos. El psicoanálisis es el método particular mediante el cual el sujeto logra pensar, conocer y apropiarse de aquellas ideas que le son ajenas a su conciencia.

La experiencia psicoanalítica contribuye a una reestructuración cognitiva y emocional de la forma como se vive uno mismo, a los otros y a la realidad. Lo que el paciente obtiene, producto de un trabajo creativo en conjunto con el analista, puede resumirse de la siguiente manera: un crecimiento psíquico que implica modificaciones cualitativas de la capacidad para tolerar los sentimientos de pérdida y dolor, lograr una mejor adaptación a la realidad y una disposición tanto para el trabajo como para el placer, aumentar las facultades para tolerar la verdad y la incertidumbre, progresar desde la confusión simbiótica hacia procesos de diferenciación e individuación, vivir en contacto con las propias experiencias y sentimientos, aceptando la desilusión y la frustración. Cada uno de estos aspectos se reflejará en mejores relaciones familiares y sociales, menos angustia o culpa y una mayor estabilidad económica y laboral.

En el proceso psicoanalítico, el paciente reconoce las distorsiones de su pasado y retoma el progreso hacia la integración y la madurez; comprende que la satisfacción se obtiene a través de actividades y exigencias propias, de manera proporcional a su esfuerzo y a su capacidad para aceptar, tolerar y manejar la propia agresión. El trabajo analítico refuerza la aptitud del sujeto para sentir amor y gratitud genuinos, sentimientos indispensables para el adecuado manejo de los impulsos hostiles contra sí mismo y los demás. Asimismo, facilita el tránsito de una posición omnipotente y egocéntrica hacia una más realista y funcional.

La ausencia de enfermedad o el bienestar subjetivo, no son por sí solos criterios válidos para argumentar salud mental. Ésta implica una serie de aspectos de la condición individual tales como la facultad para tomar decisiones autónomas, la satisfacción personal, la felicidad, la capacidad para procurarse vivencias satisfactorias, el funcionamiento pleno y armonioso de la personalidad.

Contar con buena salud se encuentra en un lugar preponderante dentro de las necesidades básicas del ser humano y la salud mental es tan importante como la física para el desarrollo general de los individuos. La Organización Mundial de la Salud (OMS), la ha definido como un estado de completo bienestar mental, físico y social, en el cual el individuo está consciente de sus propias capacidades, puede afrontar el estrés, trabajar fructífera y productivamente y es capaz de hacer una contribución a su propia comunidad. La salud mental no es meramente la ausencia de enfermedad o dolencia.

La psicoterapia y el psicoanálisis son buscados por un sinnúmero de personas, no a causa de problemas o trastornos específicos, sino que aspiran a una verdadera autorrealización. Brammer y Shostron, citados por Manrique (1982), dicen que “existen personas preocupadas no solamente por resolver sus problemas vitales y adaptarse mejor a ellos, sino también por mejorar su afectividad humana y realizar con mayor plenitud sus auténticas potencialidades”.

Por tal razón, este método no se emplea en el tratamiento de “locos”. El psicoanálisis es una herramienta para todo aquel interesado en trascender creativamente sus problemas, restablecer un equilibrio y mejorar sus condiciones de vida por medio de una mayor comprensión del mundo. Entonces, hacer sólo la descripción de una enfermedad particular es irrelevante. Los beneficios del proceso –adquirir estabilidad y una mejor adaptación al medio– son consecuencias unidas a su finalidad primaria: entender el funcionamiento del mundo psíquico interno y sus elementos.

REFERENCIAS

  • Bleichmar, N., Leiberman, C. et al. (2001). Las perspectivas del psicoanálisis. México: Paidós.
  • Bleichmar, S. (2009). Inteligencia y simbolización. Una perspectiva psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós.
  • Coderch, J. (1987). Teoría y técnica de la psicoterapia psicoanalítica. Barcelona: Herder.
  • Manrique, P. (1982). “Sistemas terapéuticos contemporáneos aplicados”. Ed. Trillas: México.
  • Ortiz, E. (2011). La mente en desarrollo. Reflexiones sobre clínica psicoanalítica. México: Paidós.
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