Objeto Transicional

El objeto transicional representa el primer elemento que el infante posee como un no-yo. Se trata de una posesión ubicada en una zona de experiencia intermedia, en la cual no se está incidiendo puramente sobre la realidad, pero tampoco pertenece totalmente a la fantasía. Más bien, se encuentra en lo que Donald Winnicott llamó un “espacio transicional”.

El objeto transicional, por lo tanto, funciona como intermediario en las relaciones entre el mundo real y el mundo interno, permitiendo que el niño exprese sus emociones y fantasías a través del objeto transicional, sin que deba hacerlo con el objeto originario, lo cual le causaría mucha ansiedad.

El objeto transicional se convierte para el niño, entonces, en una posesión muy preciada. A través de él se permite explorar su propio sentir y elaborar los conflictos que aún no puede poner en palabras.

Un peluche, un muñeco, una frazada, todos ellos pueden parecernos objetos simples y cotidianos, pero para un niño es posible que alguno de estos elementos se convierta en una herramienta fundamental en su desarrollo.

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