Mi experiencia en el Doctorado en Centro Eleia

Por Melisa Aboytes

Mi nombre es Melisa Aboytes Patiño, vivo en Cortázar, Guanajuato, en donde tengo mi consultorio desde hace seis años. Cuando estaba estudiando la Maestría en Psicoterapia Clínica en León, Guanajuato, dos de mis profesores me recomendaron el Doctorado que ofrece Centro Eleia, porque ellos conocían mi interés en el Psicoanálisis y sabían que deseaba continuar instruyéndome y preparándome. Ambos me recomendaron ampliamente este posgrado, ya que habían egresado de éste y me comentaron que era el mejor programa en el país para aprender de Psicoanálisis.

El primer contacto lo hice llenando un formulario en la página de internet de Eleia, en el que expresé mi interés por conocer más acerca del Doctorado. De manera que me invitaron a asistir como oyente a una clase, la cual me pareció muy interesante. Posteriormente, comencé mi proceso de inscripción, durante el que todos fueron muy amables conmigo, al igual que a lo largo de las entrevistas que me realizaron. Puesto que la Maestría que yo había estudiado no era específicamente de Psicoanálisis, me ofrecieron la oportunidad de entrar a algunas clases de la Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica que imparten, esto para actualizarme en algunos conceptos, así como para conocer más autores. El objetivo era que pudiera ir comprendiendo el programa del Doctorado.

El primer parcial del primer semestre fue el más difícil para mí, pues me tuve que familiarizar con todo lo que implicaba cursar este posgrado. Principalmente, debí adaptarme al viaje que tenía que realizar de un estado al otro, a los tiempos, a las rutas y horarios de los autobuses. Después, para comprender bien la teoría de muchos autores que desconocía, tuve que estudiar más de lo que estaba acostumbrada, así como a leer de manera atenta y constante.

Desde el inicio del Doctorado noté el aprendizaje; comencé a escuchar a mis pacientes desde diversas perspectivas, basándome en distintas teorías y autores. En Eleia me enseñaron a ir más allá del discurso, prestando atención al mundo interno y a la fantasía inconsciente, a identificar la transferencia y las resistencias, y a interpretarlas. Además, me brindó la oportunidad de impartir clases a nivel Licenciatura y poder transmitirles a mis alumnos el gusto por la clínica, al igual que la responsabilidad que conlleva. En junio de 2019, fecha en la que concluí mi formación académica en este programa, también tuve la posibilidad de impartir un taller a alumnos de Maestría.

El Doctorado en Clínica Psicoanalítica me aportó mucho. Las personas que trabajan en la institución son siempre atentas con los profesores y con la comunidad estudiantil. Cabe resaltar que aprendí bastante de las profesoras, tanto teórica como clínicamente, gracias a las supervisiones. Me sentí muy afortunada por formar parte de un grupo maravilloso; mis compañeros eran personas inteligentes y sensibles, y todo el tiempo se comportaron cordiales y cálidos. De parte de todos hubo compromiso y empeño, nos ayudamos unos a otros tanto como nos fue posible. Esta experiencia fue todo un reto y, por lo tanto, fue muy enriquecedora.

Aunque la mayoría de mis compañeros radicaban en la Ciudad de México, también había algunos foráneos, por ejemplo, unos venían del Estado de México, otros de Hidalgo y, evidentemente, estaba yo, que me trasladaba desde Guanajuato. En Eleia tomaron en cuenta mis gastos de viaje, por lo cual, me concedieron un porcentaje de beca. A pesar del trayecto que semanalmente recorría, considero que estudiar el Doctorado en Clínica Psicoanalítica valió cada esfuerzo, pues uno llega a cultivarse de las diversas escuelas psicoanalíticas, lo que resulta muy valioso en la clínica. Estudiar en Eleia requiere de trabajo arduo y constante, pero también otorga un gran aprendizaje.

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