Louise Bourgeois: feminidad y feminismo en su obra plástica
Por Erika Jáñez
Louise Bourgeois (1911-2010), artista de origen francés nacionalizada estadounidense, es conocida sobre todo por sus esculturas de arañas y su obra dedicada a la imagen de la mujer. Realizó estudios formales de arte en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París entre 1936 y 1938. Fue escultora, artista plástica y pintora. Trabajó principalmente el arte conceptual y dedicó la mayoría de sus obras a la mente femenina. En sus creaciones se ven momentos importantes para ella, como la relación con su madre, el rol femenino dentro y fuera del hogar, y también realizó varias esculturas que llamaban la atención porque mostraban, de forma tanto agradable como desagradable, a mujeres embarazadas. Se concentró en sus propios conflictos, reflejando a través de su obra conceptos y emociones universales de la psique femenina.
En 2010, Bourgeois utilizó sus esculturas para internarse en temas controversiales y apoyar la igualdad de género, se volvió una representante del mundo de gays, bisexuales y transgéneros. Creó la obra I do, la cual realizó para ayudar a una organización en favor de los derechos humanos que tenía la idea de promover el matrimonio basado en el amor sin importar el género de los contrayentes. En ella se muestran dos flores que crecen de un solo tallo, lo cual representa la unión de femenino y masculino o simplemente de dos personas de cualquier género; simboliza el amor. Para apoyar dicha obra, Bourgeois creó la frase: “Todos deberían tener el derecho a casarse. Hacer un compromiso de amar a alguien para siempre es algo hermoso”. También fue activista y promovió la igualdad LGBT a través de sus creaciones artísticas.
Bourgeois fue una de las artistas contemporáneas que se preocuparon por poner su obra al servicio de las emociones e ideas de la mujer. La feminidad en sus creaciones aparece una y otra vez. Criticó las condiciones de las mujeres que no trabajan fuera de casa y arremetió contra el daño que su padre le hizo a su madre. No tuvo miedo de hablar de sus recuerdos y deseos, y así permitir que las mujeres que miran su obra se identifiquen con ella. En Louise Bourgeois se puede detectar la dificultad que tuvo en su ambiente familiar, el cual, en su propia visión, no le facilitó la adquisición de la identidad sexual femenina ni la llevó a considerar la búsqueda del goce en su propia actividad sexual.
En la serie Femme Maison trabajó la relación de la mujer con su hogar y con las labores domésticas. Esta serie consistía en pinturas y esculturas de cuerpos femeninos que en vez de cabeza tenían casas o electrodomésticos. Todo esto para representar la enajenación de la mujer.
Desde el vértice psicoanalítico, la obra de Bourgeois es muy interesante, ya que tuvo la capacidad de expresar sus conflictos y fantasías inconscientes, y también porque podemos ver tanto aspectos de la feminidad como los momentos en que se convirtió en una feminista que levantó la voz por los derechos de igualdad entre hombres y mujeres. La división entre feminismo y feminidad es difícil de distinguir en la obra de esta artista, pero no cabe duda que dejó un efecto importante en sus seguidoras debido a que, a través de su obra, miles de mujeres sintieron que ella dio voz a los aspectos universales de la psique femenina. Al mismo tiempo, fue capaz de entrar al mundo de la violencia de la mujer y apoyó en algunas ocasiones el feminismo radical, lo que nos hace pensar en la frase de la psicoanalista Joyce McDougall: “El creador cae en la violencia porque reúne toda su energía para imponerle al mundo exterior su visión, su imagen, su sueño, su pesadilla”. (McDougall, 1998, p. 87).
Referencias
McDougall, J. (1998). Las mil y una caras de Eros. Buenos Aires: Paidós.
MoMA (s/f). Louise Bourgeois. Recuperado de https://www.moma.org/artists/710