Los celos cuando nace un hermano

Por Marta Bernat

Patricia está embarazada y dentro de tres meses va a dar a luz. Ella está feliz por este nuevo bebé y al mismo tiempo esta preocupada por las reacciones y el comportamiento que tiene su hijo Santiago frente a su embarazo y próximo nacimiento.

Antes de dar la noticia, Patricia y su marido notan a su hijo irritable, llora mucho, no quiere separarse de mamá y quiere que ella lo cargue todo el tiempo, como si de alguna forma presintiera que un nuevo hermanito viene en camino. Este comportamiento continúa en los siguientes meses.

La familia y las amigas les han explicado que Santiago debe estar muy celoso por el nacimiento del nuevo bebé. Parece increíble pensar que un niño tan pequeño pueda experimentar este tipo de emociones. Lo que se nos olvida es que los celos es una emoción universal que todo ser humano experimenta en mayor o menor medida a lo largo de toda su vida. Ha estado presente en la infancia de cada uno de nosotros y en la vida adulta perdura con distintas manifestaciones; por ejemplo, los celos que se pueden tener cuando el jefe atiende a otro en la empresa o cuando el esposo sale con sus amigos a festejar el triunfo de un equipo de futbol. El tema central nos remite a una situación de la infancia: “El cariño y atención de mamá no lo tengo en exclusividad, la tengo que compartir con otro, ya sea papá u otras personas”.

Freud (1922 [1921]) habló sobre tres tipos, uno de ellos son los celos normales o de competencia. Éstos tienen que ver con un duelo, el dolor por la persona que se cree perdida, el golpe a la autoestima y la hostilidad hacia el rival. Para este autor los celos formaban parte de la vida anímica de las personas, con ello rompe la idea de que los celos hacia el ser amado sean un hecho patológico. Esto no quiere decir que no puedan convertirse en patológicos, basta recordar a Otelo que, invadido por los celos, mata a Desdémona.

Para Melanie Klein, los celos parten de una relación de tres personas, en la que el celoso teme perder el amor del otro. En este caso, Santiago tiene miedo de que con el nacimiento de su hermanito su mamá lo quiera menos, pues, además de que ya no va a tener la atención exclusiva de su mamá, hay otro niño a quien atender y a quien amar.

Los celos es un sentimiento muy doloroso que se acompaña de otras emociones, tristeza, abandono, rechazo, odio y deseo de muerte hacia el rival, sentimiento de perder el amor de mamá, sentimientos de exclusión, desear poseer y controlar al objeto, pues hay un deseo profundo de retener al objeto amado. Para Klein el primer rival del bebé es el padre, el bebé en su fantasía imagina que cuando la madre no le da el pecho es porque ella está con alguien más, y es ahí donde se introduce la presencia de un tercero. Para Freud la conflictiva edípica ocurría entre los tres y cinco años de edad, es decir, amor hacia uno de los progenitores y odio hacia el rival. Klein, a diferencia de Freud, adelanta el Edipo a los primeros meses de vida.

Esta autora piensa que, cuando el niño experimenta celos, los sentimientos hostiles no son tanto hacia la madre sino hacia los rivales: el padre y los hermanos. Si los celos no son muy intensos, el niño puede promover una mejor relación con el padre, con los hermanos, y estas personas a quien amar pueden ayudar a calmar los celos y convertirse en una fuente de gratificación en la vida de la persona. Por ejemplo, cuando la mamá da pecho a su bebé, el niño y el padre pueden ir juntos a jugar al parque o salir con sus amigos o la abuelita, y así se van estableciendo lazos amorosos con otras personas, ya no sólo con mamá. Esto es un elemento que favorece el desarrollo. En cambio, si el niño es muy celoso y posesivo, rechazará cualquier otro vínculo, pues lo que busca es la atención exclusiva de mamá y esto puede ser un elemento de detención en su desarrollo.

Es importante la forma en que cada uno de nosotros hemos elaborado los celos, de esto depende la capacidad para aceptarlos en nosotros mismos y en los demás. Si los padres no pueden tolerar sus propios celos, pueden descuidar al bebé y dedicarse exclusivamente al hermanito para que éste no sufra lo que ellos sufrieron cuando fueron niños.

O si los padres sienten que es muy malo sentir celos e incluso sentir que este tipo de emociones no existen, pueden hacer sentir a su hijo que es un niño malo cada vez que exprese sus celos y hasta castigarlo. Se recomienda que los padres comprendan el sufrimiento de su hijo, toleren sus celos y las reacciones que tiene frente a ellos y de esta forma lo ayuden a lidiar con sus emociones.

Los celos son inherentes al ser humano, nadie está exento de vivenciarlos, lo patológico radica en negar su existencia. Lo importante es tomar contacto con ellos, observar la forma en cómo afectan a la persona en su vida diaria, en sus relaciones y, dependiendo de cómo se procesen, pueden llegar a ser una fuente de gran sufrimiento y un gran impedimento para disfrutar la vida o una oportunidad para enriquecerla.

Referencias

Freud, S. (1922 [1921]). Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad. En Obras completas, 18 (pp. 213-226). Buenos Aires: Amorrortu, 2013.

Klein, M. (1937). Amor, culpa y reparación y otros trabajos. Barcelona: Paidós, 2016.

Schmideberg, M. (1953). Some Aspects of Jealousy and of Feeling Hurt. Psychoanal. Rev., 40(1): 1-16.

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