La supervisión: una referencia para el crecimiento psicoanalítico

Por Ana María Wiener y Denise Block
La supervisión es una de las herramientas fundamentales en la formación y en el ejercicio del psicoanálisis. Más que una guía externa, constituye una brújula que orienta al terapeuta en su práctica cotidiana, ayudándole a enriquecer su escucha, afinar su intuición y sostener una actitud abierta y reflexiva frente a lo que acontece en la sesión. A través de la supervisión, el analista aprende a navegar con mayor sensibilidad en el mundo interno de sus pacientes, lo que favorece un trabajo más profundo, humano y responsable.
El Diplomado Supervisiones desde otras latitudes, que dará inicio en noviembre y se extenderá a lo largo de cinco meses, está concebido precisamente con este espíritu. A lo largo del programa, psicoanalistas hispanohablantes de distintos países compartirán sus experiencias y su manera de pensar lo clínico. Este intercambio enriquece la formación, pues pone en diálogo perspectivas culturales y teóricas diversas, permitiendo a los participantes ampliar su sensibilidad y desarrollar una mirada clínica más flexible y compleja.
Supervisar no es solo revisar lo que se ha hecho en la práctica; es también transformar la manera en que pensamos, sentimos e intervenimos en la clínica. No basta con el estudio de la teoría: el aprendizaje más profundo se produce en la experiencia compartida entre analista, paciente y supervisor. En este tipo de encuentros, el terapeuta se ejercita en reconocer matices sutiles en la comunicación, captar silencios cargados de significado, detectar emociones que se transmiten sin palabras y decidir cuándo es pertinente intervenir o cuándo es más adecuado dejar que el paciente, por sí mismo, dé sentido a su experiencia. Este proceso enriquece la creatividad clínica y fortalece la capacidad de responder con mayor sensibilidad a cada situación.
La supervisión, además, ayuda a enfrentar de manera más clara y constructiva los momentos difíciles del trabajo terapéutico. Todos los analistas atraviesan, en algún momento, situaciones en las que la contratransferencia se intensifica, en las que el paciente desafía, devalúa o bloquea, o en las que la transferencia se convierte en una resistencia que impide avanzar. Estos momentos generan inevitablemente un impacto en la mente del terapeuta, que muchas veces oscurece la visión de lo que realmente está sucediendo. Contar con un espacio de supervisión posibilita clarificar esos pasajes, recibir la orientación de colegas con más experiencia y descubrir nuevas formas de sostener la posición analítica. En este sentido, supervisar es también un ejercicio de responsabilidad profesional, pues cuidar nuestra función implica aceptar la necesidad de la mirada de otros.
La riqueza de este Diplomado está en la diversidad de voces que lo conforman. Cada invitado ofrecerá su manera particular de escuchar e interpretar los materiales clínicos, mostrando cómo los marcos teóricos, los contextos culturales y las trayectorias personales influyen en la forma de acercarse al paciente. Esta pluralidad ofrece a los participantes un aprendizaje invaluable: comprender que no hay una única manera de pensar lo clínico, sino múltiples caminos que, puestos en diálogo, permiten ampliar y profundizar la práctica.
Otro de los ejes centrales del diplomado es el fortalecimiento de la creatividad clínica. La capacidad de construir una mirada personal, sensible y ajustada al paciente no surge en aislamiento, sino en interacción con los expertos. Escuchar, pensar y resonar en conjunto enriquece el repertorio clínico y evita que el trabajo se vuelva rígido o rutinario. Supervisar significa también abrir un espacio de resonancia mutua, donde se comparte experiencia, comprensión y sensibilidad, y donde el aprendizaje se da en ambas direcciones: del supervisor al supervisando, pero también en el intercambio vivo entre todos los participantes.
En síntesis, la supervisión no es un espacio de corrección ni de evaluación, sino un espacio de crecimiento compartido. Es la oportunidad de pensar en compañía de otros lo que ocurre en la clínica, de cuestionarse, de descubrir nuevas posibilidades de comprensión y de encontrar formas más creativas y sensibles de acompañar al paciente en su sufrimiento.
Este diplomado es una invitación a seguir explorando, enriqueciendo y ampliando nuestra práctica clínica a través de la voz de analistas experimentados provenientes de distintas latitudes. Es una experiencia diseñada para actualizarse, fortalecer la función analítica, perfeccionar la escucha y profundizar la comprensión del mundo interno de los pacientes.
Si eres psicoterapeuta con orientación psicoanalítica, psicólogo clínico o psicoanalista, este diplomado te permitirá dar un paso más en tu desarrollo profesional. La clínica siempre tiene algo que enseñarnos y, con la ayuda de otros, podemos seguir aprendiendo y transformándonos continuamente.
Iniciamos el 7 de noviembre | Viernes de 10:00 a 13:00 h | Modalidad en línea | Inscripciones abiertas.