En los adolescentes, ¿cómo saber qué es normal y qué no?

Por Patricia Bolaños

Todos los adolescentes pueden presentar conductas que llegan a ser preocupantes para su entorno. A veces son impulsivos y hacen las cosas sin pensar, tienen cambios abruptos de humor, se sienten primero muy contentos o hasta eufóricos y rápidamente, de la nada, se aíslan y se ponen tristes.

De la misma forma, algunos adolescentes se vuelven desafiantes, cuestionando todo lo que proviene de sus figuras de autoridad. La comunicación con los padres disminuye, es difícil saber qué les ocurre y si las conductas que observamos ameritan alguna intervención o pueden ser tomadas como parte de este período de vida, de tantos cambios externos e internos.

Existen parámetros que nos ayudan a identificar si el adolescente está en riesgo. En su libro sobre El adolescente suicida, Moses Laufer (1995) menciona los siguientes:

  1. Cuando observamos comportamientos muy infantiles. Por ejemplo, si un adolescente se enferma mucho, por lo que debe pasar más tiempo en su casa que con sus amigos, esto nos puede estar hablando de una dificultad importante en el paso de la familia al grupo de amigos, un obstáculo en el proceso de independencia y crecimiento.
  1. Un adolescente que muestre un comportamiento rígido, en el que no se permita un momento de relajación ante demandas hacia sí mismo, nos haría pensar que estamos ante una sobre exigencia que le impide al joven vivir su adolescencia, es como si hubiera una urgencia de adelantarse para tener un funcionamiento más adulto.
  1. Para los adolescentes, la opinión, actitud y sentimientos de sus amigos debe ser más importante que la de sus padres. Es decir, el joven que no hace ciertas cosas, por miedo a herir los sentimientos de los padres de forma temporal, denota gran dependencia que obstaculiza el proceso adolescente.
  1. Cuando vemos en el adolescente una imposibilidad para expresar sentimientos como enojo o tristeza o si nos encontramos con chicos a los que nada les emociona, no se pueden apasionar, estamos ante una señal de alarma. A veces estos adolescentes “explotan” ante sucesos que no corresponden a la reacción emocional que presentan; por ejemplo, un ataque de furia porque un maestro les llamó la atención.
  1. Todos tenemos formas de ver el mundo externo; podemos ser desconfiados, tímidos o exageradamente audaces. Sin embargo, cuando estas formas se llevan al extremo, por ejemplo, con la imposibilidad de confiar en alguien o de salir con amigos por un grado excesivo de timidez, estamos ante un aspecto que amerita ser evaluado.
  1. Es importante conocer cuál es la actitud del adolescente hacia el futuro. ¿Es capaz de imaginarse como adulto? O, por el contrario, esto lo aterra y evita hablar y pensar en ello. Lo anterior podría indicar una depresión y una dificultad para reconocer sus capacidades, que se traduce en miedo a fracasar como adulto.
  1. Algunos adolescentes no se permiten fantasear, como imaginarse en una relación íntima con la chica que les gusta, puesto que sienten estas situaciones como prohibidas y peligrosas. Lo que se espera es que el adolescente pueda manejar estos pensamientos. Por lo tanto, es preocupante cuando los viven como amenazantes y buscan evitarlos a toda costa.

Identificar en la conducta adolescente aquellas señales que requieren atención es elemental tanto para las personas que trabajamos con jóvenes (maestros, terapeutas, líderes juveniles), como también para los padres de familia. Una intervención temprana resulta esencial para evitar conductas más riesgosas. En el Diplomado Sobre la adolescencia revisaremos todas las manifestaciones en la conducta que nos indican alguna dificultad en el proceso adolescente.

Referencias:

Laufer, M. (1995). El adolescente suicida. Madrid: Biblioteca Nueva.

Conoce más de este Diplomado «Sobre la adolescencia» en el siguiente enlace: https://www.centroeleia.edu.mx/diplomado-sobre-la-adolescencia

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