Reseña de Diario Camaleón
“… entendí que pocas cosas pueden manchar la realidad y que si logran hacerlo vienen otros a mancharla más hasta que alguien limpia el suelo, lava el espejo y el mundo avanza”.
Diario Camaleón, Marco Julio Robles
Por Juan Pablo Valdez Aguilar
Parte de la magia de Diario Camaleón de Marco Julio Robles, es sentir que sus historias conducen a muchos lugares al mismo tiempo, aunque todo pase en un solo instante y sin necesidad de darnos demasiadas explicaciones. Por ello, se requiere poner atención a los detalles, empaparse de sus palabras y frases, analizar cada acción y secuencia, meterse en la trama y dejarse invadir por su atmósfera. El lector, entonces, podrá disfrutar de la riqueza con la que está escrito, al descubrir las múltiples aristas sobre las que se desarrolla cada uno de los cuentos. Esto se puede ver en “El rastro”, donde somos testigos de que algo muy sórdido está pasando alrededor de la vida de un perro callejero y hambriento; el elemento de las moscas es algo que se repetirá en varios de los siguientes cuentos, pero que aparece por primera vez aquí y con un sentido que al final se nos revela de modo ambigüo, dejándonos con más preguntas que respuestas.
En “Oficio de Quijotes” vemos a Moisés en el centro de una lucha estudiantil universitaria, junto con David, el Hurra y Luc. El sueño del cambio social aparece en el cielo como un breve fulgor que se apaga con la lluvia, los granaderos y los días que pasan sin respuesta por parte del rector; pero Moisés quiere pensar que sí existe la esperanza, ruega por que exista al ritmo de Frank Zappa.
Los cuentos de Diario Camaleón reflejan lo que le pasa a la gente mientras el mundo no se puede detener. Cada vida es importante, y cada vida se ve confrontada a ese muro que todos quisieran derrumbar, pero que nadie logra hacerlo. “Retrovisor” muestra las miles de cosas que suceden mientras uno está atrapado en el tráfico: los conductores y sus manías, la transformación de un hombre en alguien hostil hacia el prójimo, la miseria de la calle, las vendedoras que pasan con sus hijos, las torpezas que uno comete al volante, así como las cosas que de un momento a otro se vuelven sustanciales como una abeja posada sobre la espalda mientras uno maneja. En “Bajo llave” descubrimos cómo un niño observa, detrás de un cristal polarizado, a su madre en lo que pareciera un estado de trance, uno como lector se verá tratando de entender, como el niño, las reacciones de la madre, su locura o los motivos que la han llevado a ese estado tan anómalo.
Otra de las virtudes de Diario Camaleón, es su capacidad de transmitir, con claridad, y sin necesidad de adjetivar la experiencia, las intensas emociones que los personajes padecen, lo que provoca que el lector sienta la angustia, el miedo, la añoranza, y hasta la pena que experimentan los personajes. En “Nudo Ciego” se puede entrar al cuarto de Rosa, la sirvienta de Beto, y descubrir los listones, las velas, las imágenes que protegen de las malas energías, la tierra de panteón que forma una línea detrás de la puerta. Beto está por entrar a la universidad y conoce a Miguel, un chico apuesto del que jamás querrá volver a separarse, aunque tenga que recurrir a Rosa para lograrlo. En “Puertas”, el misterio de la ansiedad que producen los baños sin puerta ni separaciones, reposa en un período de la niñez donde la autoridad paterna contrasta y choca con la curiosidad de un niño travieso y juguetón; en este cuento las sensaciones corporales juegan un papel esencial para la epifanía del cuento.
Como se podrá ver, los cuentos de Marco Julio Robles, hacen que el lector sienta que está cerca de la vorágine de cosas que están pasando dentro de sus historias, aunque también es como si uno hubiera sido emboscado por esa energía con la que explotan las líneas narrativas en un determinado punto. La claridad con la que están escritos estos relatos ayuda al lector a sumergirse con agilidad en las distintas atmósferas, pero también es una trampa, porque cuando uno menos se lo espera, ya se ha identificado con alguno de los personajes o no deja de preguntarse qué pasará con este o aquel otro, antes o después de un momento crítico donde una acción cambia las cosas. Así, en el cuento “Carreteras”, se narra cómo un hijo regresa a la casa de sus padres para cuidar de su madre que tiene una pierna enferma, a punto de perderla, y en el tobillo parece concentrarse toda su vida, en una úlcera de sangre muerta. Entonces, el cuerpo enfermo de la madre aparece como un lugar donde se deposita el dolor, la añoranza y la soledad.
En “La luna es una piedra solitaria”, Lilia se ve confrontada por su deseo de ser madre, y en medio de circunstancias poco favorables para ella tendrá que tomar una decisión importante antes de que se le acabe el tiempo. Esta historia demuestra cómo los ‘arrebatos’ tienen un porqué y nunca son productos de la nada.
Finalmente, en “Diario Camaleón”, el último de los relatos y el que le da nombre a todo el libro, el lector acompaña a Romana en su transformación radical: se trata de un ser que se agota, muere, mientras otro cuerpo nace de él en medio de una realidad que se difumina y otra que emerge con tal fuerza que termina por desbaratar las coordenadas de la normalidad, todo en función del gran guía que es para Romana un escritor argentino que ha escrito una Biblia peculiar que la conducirá, a su vez, a la conversión absoluta. En esta última narración, Marco Julio Robles termina por mostrarnos otra de las virtudes de su prosa: su ojo literario para transportarnos a zonas oscuras donde se pierde la distinción entre realidad y fantasía, sin por ello debilitar los puntos de referencia que hacen localizable, para el lector, el punto de partida.
En resumen, Diario Camaleón nos lleva a conocer las vidas extraordinarias de personajes que podrían ser cualquier persona común (o perro), es decir, aquellos seres que uno puede encontrarse en la calle, en el metro o en un auto… Al comenzar esta reseña se puntualizó que estos cuentos hablan de muchos lugares puestos en un mismo lugar, de cómo los personajes habitan un mundo donde las cosas no se detienen, y también se mencionó la virtud del escritor para atraparnos en sus historias al vernos sumergidos en sus atmósferas, así como en las decisiones e imposibilidades de los personajes. Todo esto hace que Diario Camaleón sea una joya literaria que con el pasar de los años envejece como el buen vino, pues con el pasar del tiempo uno descubre más detalles, más ideas y se siente más conectado con los personajes, pues mientras uno como lector cambia, también parecen hacerlo los personajes de cada uno de los cuentos que componen el libro.