La ansiedad durante el embarazo

Por Patricia Bolaños

Cuando una mujer anuncia estar embarazada suele recibir comentarios en relación a que es el momento más feliz de la vida, que su vida nunca será la misma, que es la realización de toda mujer y, a pesar de todo esto que se escucha, no se puede evitar sentir temor, incertidumbre, desesperación, junto con emociones amorosas.

El embarazo es una experiencia en la vida de las mujeres que no sólo implica cambios a nivel físico, sino que conlleva un arduo trabajo emocional. El final del embarazo no resulta sólo en el nacimiento de un bebé, también de una madre, a quien los meses de gestación le han servido como preparación para ese momento.

Hay ciertos temores que la madre embarazada puede llegar a registrar: ¿mi bebé nacerá sano?, ¿mi cuerpo aguantará todo lo que el embarazo demanda?, ¿voy a poder soportar el parto?, ¿ seré una buena madre? ¿El convertirme en madre implica que renuncie a otros aspectos de mi vida?

El psicoanálisis nos proporciona elementos para entender por qué estas inquietudes en algunas mujeres suelen presentarse de forma abrumadora y resultar en estados de ansiedad intensos. La experiencia del embarazo estará fuertemente matizada por el tipo de bebé que la madre construye en su mente y esto estará determinado por emociones intensas y primitivas que se reactivan durante los meses de gestación.

Por ejemplo, pensar que el bebé quita toda la energía, que consume el cuerpo de la madre, podrá estar relacionado con la propia voracidad de ella proyectada en ese bebé que aún no nace. Lo mismo podemos entender cuando se piensa que una vez que nazca absorberá todo el tiempo, atención y dinero: “No puedo dejar de comer, este bebé consume toda la energía que tengo y por eso necesito más y más comida”.

También hay madres que puedes sentir al bebé como un invasor que se ha apropiado de su cuerpo, esto se puede vincular con aspectos intrusivos de la madre puestos en el bebé: “Este bebé crece tanto que siento que mi cuerpo ya le pertenece a él y no queda espacio para nada más”.

Otro aspecto que determinará la experiencia del embarazo es la cualidad del objeto materno interno, es decir, no precisamente la madre real que tuvimos, sino la madre que tenemos representada en nuestra mente.

Cuando la identificación es con una madre insuficiente, desconectada emocionalmente, los temores acerca de no poder ser una buena madre predominan: “No importa lo que uno haga como madre, nunca será suficiente, siempre va a haber algo que el hijo te reclamará”.

También encontramos mujeres enfocadas a volverse la madre perfecta, es por esto que buscan instrucción acerca de todo, con la fantasía de encontrar la fórmula perfecta, y se obsesionan con tener el bebé perfecto. En estas mujeres lo que predomina es una rivalidad muy intensa con su madre, a la que buscan superar.

Durante el embarazo se presentan sentimientos ambivalentes, por una parte, ilusión y esperanza acerca de la llegada del bebé, pero también emociones hostiles hacia ese ser que habita sin ningún control dentro del cuerpo. Winnicott (1947) habla de cómo la madre debe tolerar y reconocer el odio que despierta el volverse madre, esto permitirá que los sentimientos amorosos adquieran más fuerza y predominen sobre los agresivos.

Si en la mente de la futura mamá predominan los aspectos más bondadosos de la madre interna, se puede sentir confianza de los propios recursos para atravesar un embarazo tranquilo y disfrutarlo al estar identificada con estas cualidades. La forma en la que se experimente el embarazo impactará en el vínculo que la madre haga con su recién nacido.

Referencias

Raphael-Leff, J. (1982). Psychotherapeutic Needs of Mothers-To-Be. J. Child Psychother., 8(1): 3-13.

Raphael-Leff, J. (1984). Myths and Modes of Motherhood. Brit. J. Psychother., 1(1): 6-30.

Winnicott, D. (1947). El odio en la contratransferencia. En Escritos de psiquiatría y psicoanálisis. Barcelona: Paidós, 1999.

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