El inconsciente en el aula: notas del psicoanálisis para comprender las dificultades de aprendizaje y escolares

Por Hugo Adrián Bizuet Hernández

Aunque el psicoanálisis es una teoría y un método creado para el trabajo clínico con las problemáticas y conflictos emocionales que afectan la vida de los seres humanos, como teoría de la mente humana aporta elementos interesantes para la reflexión y comprensión de otros fenómenos de la vida cultural. Por ejemplo, puede contribuir a entender aspectos como la vida y el aprendizaje escolar.

En los últimos años, las reflexiones en torno a la escolaridad y el aprendizaje se han centrado en la comprensión cognitiva y neuropsicológica del aprendizaje, el desarrollo de tecnologías pedagógicas y el cambio en los planes de estudio y en las políticas educativas. A pesar de que estas perspectivas son valiosas, el psicoanálisis puede aportarnos una mirada sensible a los conflictos emocionales de los niños y jovenes en edad escolar que pueden obstaculizar su desarrollo y su aprendizaje.  

Uno de los pilares de la teoría freudiana fue la sexualidad infantil. Contrario a la creencia popular que ve al niño como un ser asexual, Freud (1905) propone que los niños tienen una vida sexual relacionada con el placer de las zonas erógenas, el complejo de Edipo y la curiosidad infantil. Sobre esta última, en su artículo “Sobre las teorías sexuales infantiles” (1908), expone que los niños sienten una intensa curiosidad sobre la diferencia sexual, la reproducción y la vida sexual de los adultos. El autor plantea que está curiosidad sexual será desplazada y sublimada hacia otros temas y aspectos de la vida cultural.

Por su parte, Klein (1932, 1946) expone que los niños tienen una curiosidad respecto al interior del cuerpo de la madre; está curiosidad será la base para el deseo de conocer el mundo y de aprender. Si el monto de agresión que el niño proyecta hacia el objeto es excesivo, puede verse inhibida la curiosidad y el deseo de explorar el mundo exterior. Estás dos teorías nos permiten comprender que un niño puede ver inhibida su curiosidad por aprender, ya sea por la angustia que provocan los conflictos de la sexualidad infantil, si lo vemos desde Freud, o por la angustia que provoca la agresión que el niño proyecta en su entorno escolar, si lo vemos desde el punto de vista de Klein.

Freud (1905) propone que el desarrollo de la psicosexualidad humana se divide en dos tiempos, divididos por un periodo de latencia. Aproximadamente entre los 4 o 5 años de edad, las sexualidad infantil ligada al complejo de Edipo y la masturbación tendrá un corte a partir del sepultamiento del complejo de Edipo y la instauración del superyó. Esto significa que la ley de los padres, antes externa, pasa ahora a ser parte de la vida interior del niño, lo que lleva a que sus deseos sexuales infantiles queden latentes. En este periodo de la vida, la sexualidad se descentra, con el objetivo de que el “Yo” del niño pueda ganar más control sobre sus impulsos, lo que deja al niño más libre para el desarrollo de la vida escolar.

Siguiendo las ideas anteriores, podríamos imaginar que, en un escenario ideal, el niño en la latencia podrá ingresar a la vida escolar, separándose de sus padres y ganando autonomía de ellos al incorporarse a la escuela. Si el niño no tiene demasiada angustia, podrá hacer uso de mecanismos de defensa que le permitirán desplazar, sublimar y simbolizar sus impulsos sexuales; aquí, las actividades escolares que impliquen el trabajo manual, la escritura, el dibujo o el moldeado con plastilina serán una opción sublimada que sustituya la masturbación. De la misma forma, las actividades deportivas, de juego y convivencia con sus compañeros serán claves para que el niño desplace y contenga sus conflictos de rivalidad, celos y agresión de una forma que, en lugar de despertarle angustia, puedan estar al servicio de la simbolización y del desarrollo del yo. En este escenario, la vida y el aprendizaje escolar pueden ser vividos con gozo y ser una fuente de experiencias importantes para el desarrollo del yo, lo cual le permitirá al sujeto vivir de forma más benigna la crisis que vendrá en la adolescencia.

En el escenario de la psicopatología, podemos imaginar un niño que, debido a la intensidad de sus impulsos sexuales o a las fallas sistemáticas de sus cuidadores, no logra ingresar a la latencia, lo que perturba su desarrollo psíquico y escolar. Algunos de los escenarios posibles de la anterior situación podrían ser que el niño desarrolle una neurosis infantil que lo lleve a desarrollar fobias; por ejemplo, rechazar salir de casa por miedo al exterior; o que presente una neurosis obsesiva que lo vuelva oposicionista, desafiante o propenso a ideas obsesivas, lo cual dificulte su aprovechamiento escolar; o bien, que desarrolle un carácter que inhiba el aprendizaje, la socialización o el control de sus impulsos.

Otro escenario posible es lo que Urribarri (2015) denomina pseudolatencia: los niños que presentan este cuadro clínico no pueden generar una separación gradual y sana de sus padres, ya que principalmente muestran un apego hacia su madre. Les cuesta trabajo socializar con otros niños, disfrutar el juego, avanzar en su desarrollo intelectual y creativo, y percibir y regular sus emociones. Son niños que se muestran faltos de interés, tienden a imitar, copiar o reproducir lo que otros hacen y no cuestionan. Sin embargo, estos chicos no hacen un verdadero trabajo de latencia que les ayude a simbolizar y a desarrollar su “yo”. Podría decirse que el niño está demasiado atascado defendiéndose de sus impulsos y necesitando de forma concreta a sus cuidadores, de tal forma que su desarrollo se estanca. Ya que tienden a ser muy obedientes, pueden pasar desapercibidos en el aula, y su conflictividad puede estallar al entrar a la pubertad. Estos escenarios, al final, apuntan a que el niño en edad primaria queda estancado en su proceso de desarrollo emocional y escolar.

A partir de lo anterior, se puede concluir que el psicoanálisis aporta una mirada especial a los conflictos y problemáticas emocionales que pueden impedir el desarrollo mental y escolar del niño. El psicoanálisis plantea que dichos conflictos son universales; están en todos nosotros. Según cómo se desarrolle nuestro crecimiento, pueden convertirse en el motor que nos permita desarrollarnos o, por el contrario, llevarnos a escenarios donde la psicopatología, el dolor y la inhibición impidan que los niños en edad escolar encuentren en la escuela un espacio donde florecer.

 

Referencias:

Freud, S. (1905). Tres Ensayos de Teoría Sexual. En Obras completas (Vol. VII). Amorrortu

Freud, S. (1908). Sobre las teorías sexuales infantiles. En Obras completas (Vol. IX). Amorrortu

Klein, M. (1932). La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo. En Obras completas, volumen 1: Amor, culpa y reparación y otros trabajos. Paidós.

Klein, M. (1936). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides. En Obras completas, Volumen 3: Envidia y Gratitud, y otros trabajos. Paidós.

Urribarri, R. (2015). La importancia de la latencia para la adolescencia. En Adolescencia y clínica psicoanalítica. FCE.

 

 

 

 

 

 

 

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