La sexualidad femenina

Margarita Vega

El tema de la sexualidad femenina se encuentra presente en el psicoanálisis desde los inicios de esta disciplina y se trata de uno de los tópicos más controvertidos. La postura freudiana considera a la feminidad como un desarrollo secundario, consecuencia del desengaño que experimenta la mujer al descubrirse castrada. Por otro lado, destacadas psicoanalistas como Melanie Klein o Helene Deutsch sostienen que no es así, sino que el devenir sexual femenino posee fantasías y deseos propios.

Para Freud, los primeros años del desarrollo sexual en la mujer tienen un “carácter masculino”; es decir, la niña, al igual que el varón, ve a su madre como su primer objeto de amor y rivaliza con el padre. Poco después, comparte la idea de que hay un solo órgano sexual: el pene o falo y cree que su clítoris es un pene pequeño que algún día crecerá. Cuando cae en cuenta de que esto no ocurrirá, se asume castrada; entonces, la niña vive una profunda herida narcisista, un sentimiento de inferioridad por no tener el pene deseado. Además, la causa de su defecto la atribuye a su madre, a quien le reclama haberla creado castrada. Este es uno de los principales motivos por los que abandona a la madre como objeto de amor y busca al padre, de quien eventualmente deseará tener un hijo que sustituya al pene que no tuvo. El autor señala:

[La niña] resigna el deseo del pene para reemplazarlo por el deseo de un hijo, y con este propósito toma al padre como objeto de amor (1925, p. 274).

En este sentido, Freud acuñó los términos “envidia del pene” y “complejo de masculinidad” para describir las primeras reacciones de la niña ante la realidad de su castración. El autor piensa que cuando la niña percibe la diferencia anatómica con respecto del varón, cuenta con tres opciones: retirarse por completo de la sexualidad, retener la masculinidad amenazada (a través de la homosexualidad, por ejemplo) o impulsar su feminidad. Esta última tarea, la más recomendable para la mujer, implica que ahora sea en el padre –ya no en la madre– en quien deposite su amor. En este momento la niña también adquiere conciencia de su vagina, hasta ahora inexistente en su psiquismo, como el órgano sexual a través del cual podrá vivir su feminidad.

El conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos esfuerza a la niña pequeña a apartarse de la masculinidad y del onanismo masculino, y a encaminarse por nuevas vías que llevan al despliegue de la feminidad (ibidem).

Estas propuestas generaron reacciones encontradas entre los psicoanalistas posteriores a Freud, sobre todo en sus colegas femeninas. Como lo recuerda en su tesis doctoral Gabriel Espíndola (2013), docente de Eleia, estas investigadoras se opusieron a la idea de que la feminidad consista en un estado secundario de la mujer, resultado de la frustración que experimenta al no poder ser un varón.

Melanie Klein, quien fundó la escuela de las relaciones de objeto, considera que la niña posee conciencia de sus genitales desde un inicio. Lo mismo ocurre con la maternidad, pues no la concibe como una compensación de la falta de pene; más bien, la entiende como una fantasía con contenidos y significados propios. Para Klein, en lugar de envidia del pene, en la niña –no más que en el varón– prevalece una envidia hacia la madre por su capacidad creativa representada en la maternidad.

Espíndola (2013) afirma que Karen Horney fue más allá de estas ideas. La autora señaló que la concepción de que la mujer se encuentra en desventaja respecto al varón no hace sino reflejar una visión masculina del otro género. Diversas analistas se sumaron a esta postura y, hasta la fecha, las propuestas de Freud son objeto de controversia en las diversas escuelas psicoanalíticas. Sin embargo, desde la perspectiva de la complejidad, dichas aportaciones mantienen su vigencia.

Independientemente de estas disputas, lo cierto es que el desarrollo psíquico de la mujer presenta diferencias con respecto al del varón, lo cual se refleja en la forma como se relaciona con los otros, el valor que se confiere a la maternidad y a la visión del cuerpo. Entender las implicaciones de las diferentes teorías sobre la mujer será uno de los ejes del Diplomado “Psicoanálisis del embarazo y la maternidad”, en Centro Eleia, Plantel Sur, a partir del 11 de mayo de 2018.

Referencias

Espíndola, G. (2013). Escenarios psíquicos de la mujer durante el embarazo. [Tesis para obtener el grado de Doctor en Clínica Psicoanalítica]. México: Centro Eleia.

Freud, S. (1925). “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos”. En Obras completas, tomo 19, (pp. 259-276). Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1931). “Sobre la sexualidad femenina”. En Obras completas, tomo 21, (pp. 223-244). Buenos Aires: Amorrortu.

 

Compartir: