Aportaciones de nuestros alumnos de licenciatura

Betty Blue

Por Arely Ramos y Alejandra Peñalva

Esta película francesa (Dir. Jean-Jacques Beineix, Francia, 1986) tiene como protagonista a Zorg, un hombre que conoce a una joven mujer de apenas 18 años de edad, Betty, con la que vive una relación intensa desde el inicio del filme, con escenas de constante sensualidad y desnudez de los protagonistas. A pesar de que el titulo de la película se refiere a ella, el protagonista es Zorg, quien nos narra su experiencia al mantener una relación amorosa con una mujer que apenas conoce y que poco a poco va presentando rasgos de un comportamiento violento, inestable y hasta peligroso.

La película podía ser dividida en tres momentos preponderantes en la vida de los protagonistas, teniendo como primer momento cuando comienzan a vivir juntos en un balneario, el segundo cuando se van a París a vivir con una amiga de Betty y un tercero cuando se dedican a dirigir la tienda de pianos de un amigo de los dos. Durante estas etapas, se deja ver el avance progresivo de la patología de Betty y de Zorg. Las situaciones dan ejemplo de los trastornos borderline y depresivo.

PRIMERA ETAPA, EL BALNEARIO

Al inicio de la película nos podemos preguntar si los individuos mantienen una relación profunda o es exclusivamente sexual. Se pone en interrogante la historia familiar de los personajes. ¿Cómo es que una mujer tan joven se encuentra sola y en relaciones con un hombre que solo ha conocido por una semana? Betty es la mujer sensual, infantil e impulsiva que atrae a todos los hombres por su crudo erotismo y aparente inocencia; se presenta como la mujer que necesita ser cuidada.

Conquista a Zorg un hombre joven y solitario. Después de unas pocas semanas de conocerse, Betty se muda a la casa de él en un balneario que asemeja la vida psíquica de los protagonistas, con casas vacías, objetos ausentes y una fachada de colores vivos que se ve desgastada por el paso del tiempo. Desde el primer día, Betty manifiesta una inconformidad hacia los hombres, se queja de sentirse usada y muestra su desagrado ante las demandas sexuales que le hacían.

En un principio, se puede pensar en una relación relativamente sana y estable, con quejas y algunas molestias, pero Betty no tarda en hacer gala de su impulsividad y su ira al estar inconforme. Una de las primeras muestras de esto, se deja ver cuando, al enterarse de una exigencia tiránica del jefe de Zorg, le reclama a éste por no rebelarse en contra de su jefe e impulsivamente arroja un bote de pintura al carro de aquel; no piensa y solo reacciona al enojo que siente.

El trastorno border está lleno de experiencias donde, al no ser satisfechos los deseos, que en este caso son la proyección idealizada del padre diciendo “cómo podría quererlo si no puede admirarlo”, es decir, que Betty se ve decepcionada del poco poder fálico de Zorg y sus impulsos no llegan a tener control alguno. Esta es la primera muestra de necesidad de simbiosis que tiene Betty: necesita encontrar un vínculo de sostén.

Poco a poco sus reacciones van siendo cada vez más violentas hasta llegar a quemar la casa en la que vivía con él. Es ahí donde descubre la novela que escribe Zorg, la considera una obra maestra y comienza una obsesión por lograr su publicación. Betty finalmente encuentra la gran admiración que necesitaba para engancharse a su pareja y una vez satisfecha la demanda de idealización, Betty comienza la relación simbiótica con Zorg.

SEGUNDA ETAPA, PARÍS

La segunda parte de la vida de Betty se desarrolla en París, donde adopta como proyecto de vida la obra de Zorg. Se convierte en esclava y se pone como meta lograr la publicación de la novela. Deja de dormir, deja de hablar con los demás y su única actividad es transcribir el manuscrito para poder enviarlo a diferentes editoriales. La obsesión de Betty con la novela habla de la necesidad de satisfacer al otro. Al terminarlo, Betty no obtiene los resultados esperados, se molesta al no recibir la carta que diga que ha logrado la publicación, lo vive como un fracaso inmenso. Zorg se muestra pasivo, tratando de evitar un conflicto por el fracaso del manuscrito.

Afortunadamente llega un amigo a sus vidas que hasta cierto punto los distrae, trae diversión, viven de fiesta y comienzan a sentir emociones de descubrir un nuevo mundo. Él les ofrece a Betty y Zorg un trabajo como meseros en la pizzería que manejaba. Al comienzo, su trabajo se desarrolla bajo mucha demanda y estrés: Betty discute con una clienta, Zorg la auxilia, pero a pesar de sus intentos por alejarla de un altercado, finalmente Betty agrede físicamente a la comensal con un tenedor, llegando a herirla. El comportamiento de Betty, progresivamente más intenso y agresivo, demuestra su poca capacidad de insight y un control de impulsos muy bajo.

En este punto Betty no había recibido la respuesta satisfactoria que esperaba de los editores, y comienza a fantasear con un embarazo: se siente mareada e idealiza la maternidad teniendo otro ataque de ira al descubrir que su embarazo no es real. Parece mantener una depresión neurótica, sin embargo la desesperación de Betty aumenta y muestra otra reacción violenta. Se desvaloriza totalmente y se ve a sí misma como una persona incapaz de tener lo que desea, la frustración la lleva a un episodio de melancolía donde se corta el cabello a tijeretazos y llora desconsoladamente. Betty se va alejando cada vez más de la neurosis.

Tanto el fracaso de la novela y el embarazo fallido representan para Betty una pérdida en su capacidad creativa, la ruptura de un vínculo que había formado en su mente y que la mantenía “estable”, su deseo de poder crear se vio derrumbado. Se encuentra carente de sentido y llega a manifestar: “tengo la vida en mi contra, no tengo derecho absolutamente a nada”. Hace un reclamo a la vida, pues cree que no le concede lo que quiere. Podríamos decir que es un indicio de delirio paranoico cuando expresa que “alguien” le niega sus deseos, así como también la sensación de que la vida le debe algo.

Sus arranques psicóticos solo se manifiestan al romper el lazo idealizado que tiene con un objeto: el primero, cuando deja de “admirar” a Zorg y destruye la casa; el segundo, al fracaso de la publicación de la novela, y el tercero, el más fuerte, cuando se frustra en la necesidad de ser madre. En las primeras situaciones, Betty logra una recuperación y llega a reprimir totalmente los eventos, muestra de una disociación y desintegración muy fuertes, lo que nos muestra cómo se sumerge poco a poco en un estado cada vez más grave y primitivo.

TERCERA ETAPA, LA TIENDA DE PIANOS

La tercera parte de la vida de Betty se desarrolla al mudarse sola con Zorg a dirigir la tienda de pianos de un amigo en común. Ella se encuentra sumergida en una profunda disociación: camina desnuda y hace exigencias paranoicas al no querer dormir en la cama de una la mujer que acababa de fallecer.

Zorg se ve incapacitado para asistir permanentemente a Betty, ya que el adquiere nuevas responsabilidades; se establece y se adapta a una vida nueva. Hasta este momento se presenta como un hombre resignado y depresivo, enfocado en conservar la salud mental de Betty. Entonces le presenta una nueva visión a futuro: ellos juntos y alejados de la sociedad, dedicados al campo y a formar una familia. Pero fracasa esta posibilidad de una vida nueva, por lo que Betty poco a poco va mostrando una debilidad más grande, una disociación cada vez mayor, así como un distanciamiento de la vida cotidiana. Con las nuevas ocupaciones de Zorg, ella permanece sola más tiempo y se sumerge cada vez más en la psicosis. Llega a escuchar voces que la agreden y le ordenan hacer ciertas acciones; posiblemente éstas fueron las culpables de la automutilación que comete al sacarse el ojo. Esto la lleva a la obligatoria hospitalización y finalmente se nos muestra hundida en una probable esquizofrenia catatónica.

La película llega al trágico desenlace en el que un hombre termina con el sufrimiento de la mujer que ama, acabando con su vida. Zorg sigue adelante y comienza a escribir más, gracias a Betty, su inspiración, su musa.

DIAGNÓSTICO

La estructura de Betty oscila entre lo fronterizo y lo psicótico, cada que sufre una ruptura de la relación del objeto idealizado, Betty cae en una desorganización total, algo muy característico de los fronterizos, ya que debido a la escisión, idealizan o desvalorizan completamente. El poco control sexual y de impulsos es un rasgo común en ella, así como una incapacidad para formar relaciones profundas y la idealización psicótica con los objetos, lo que la lleva a caer en un brote psicótico violento, cada vez que se ve decepcionada.

Se puede pensar que Betty tenía una estructura psicótica inicial, con un funcionamiento fronterizo. El momento de quiebre ocurre ante un evento de tal índole, que la estructura mental aparentemente funcional del personaje la orilla a la completa psicosis.

REFERENCIAS

Asociación Estadounidense de Psiquiatría. (2000). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (4 ª ed. rev.). Barcelona: Masson S. A.

Betty Blue, 37°2 le matin. [Película]. Producida por Gaumont. Producción y dirección de Jean-Jacques Beineix, Francia, Sony Pictures, 1986, (120 min), son., col.

Kernberg, O. (1998) Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico. Buenos Aires: Paidós.

Pellegrin, C. (1988). “Ensayo sobre la organización borderline”, Revista de Psicoanálisis, 45(4):767-782.

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